“Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima
de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con
calma”.
DOMINGO 21 DE JULIO
DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)
1ª Lectura: Jeremías 23,1-6
Reuniré el resto de mis ovejas y les pondré pastores.
Salmo 22: “el Señor es mi pastor, nada me falta”.
2ª Lectura: Efesios 2,13-18
Él es nuestra paz, él ha hecho de los dos pueblos una
sola cosa.
PALABRA DEL DÍA
Marcos 6,30-34
“En aquel tiempo, los
apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho
y enseñado. Él les dijo: -venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar
un poco. Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni
para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los
vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron
corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, vio
Jesús un gran gentío, sintió compasión de ellos, pues eran como ovejas sin
pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas”.
Versión para América Latina, extraída de la Biblia del
Pueblo de Dios
“Los Apóstoles se reunieron
con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
El les dijo: "Vengan
ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco". Porque era
tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer.
Entonces se fueron solos en
la barca a un lugar desierto.
Al verlos partir, muchos
los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y
llegaron antes que ellos.
Al desembarcar, Jesús vio
una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin
pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.”
REFLEXIÓN
El Evangelio nos presenta a
los Doce que comparten con Jesús la misma misión: anunciar y curar. Cumplida su
misión, se reagrupan en torno a él para hacer un balance de lo realizado. Jesús
les invita a descansar: “No tenían tiempo ni para comer”. Lo importante y
prioritario en la tarea pastoral es cuidar al pastor.
Jesús ante el acoso del
pueblo, les propone descansar en un lugar solitario, solos. Pero, al llegar al
lugar que creían solitario, se encuentran con una gran muchedumbre. Jesús se da
cuenta de la situación del pueblo y esto le provoca el mismo sentimiento que
tuvo al encontrarse con el leproso; es la reacción propia del amor tierno ante
la miseria y la degradación de la gente. Sentimiento que en el antiguo
testamento se atribuye a Dios. Lo que conmueve a Jesús es que la multitud
estaba como ovejas sin pastor, desorientada por el abandono de los dirigentes,
Jesús asume el papel del buen Pastor. “Como Ovejas sin pastor”.
Es una imagen clásica en el
Antiguo Testamento. En una cultura en que la ganadería era el principal medio
de sustento, todos sabían perfectamente lo que se estaba insinuando con la
imagen del pastor.
Siguiendo la primera lectura,
Jesús hace una crítica a los dirigentes que, en vez de cuidar de las ovejas,
las utilizan en beneficio propio. Siempre ha pasado lo mismo. Nunca han faltado
pastores, pero han sido tantas las ofertas y hechas con tanta persuasión, que
el pueblo se ha sentido indefenso ante las ofertas más disparatadas.
“Le dio lástima de ellos”. Una
manera entrañable de decir lo que a Jesús le importaba la gente. La ‘compasión’
sería una manera más adecuada de expresar el amor, superando los malentendidos
que la palabra ‘lástima’ puede comportar. Podemos sentir lástima de una
persona, pero no mover un dedo para sacarle de la lastimosa situación.
En todos los tiempos podemos
constatar que ni los políticos ni los eclesiásticos tienen en cuenta al pueblo
a la hora de tomar sus decisiones. Lo que mueve siempre a los dirigentes, es el
interés personal, disfrazado de una preocupación por la institución
correspondiente.
“Y se puso a enseñarles con
calma”. Una manera muy sutil de decir que por encima de los planes de Jesús,
está la necesidad de la gente.
Hoy quizás nos encontremos
igual, abandonados por nuestros dirigentes, tanto políticos, que su misión es
representarnos y defendernos, como religiosos, que su misión es no perder nunca
la capacidad de la denuncia profética a tiempo y a destiempo.
Encontrar ratos de descanso,
saber descansar, se nos presenta como una necesidad vital. Hay que saber
descansar, ya que el cansancio que más nos está afectando es un tipo de
cansancio mucho más hondo que el físico; es un cansancio existencial, que
consiste en realizar actividades sin saber “por qué”, ni “para qué”, ni sus
consecuencias; es un vivir vacío, sin sentido. Descansar es saber para vivir,
reír, ser, compartir, querer… Pero no es nada fácil descansar. Los problemas
nos absorben y perdemos horizontes y visión. Estamos rodeados de mucho ruido
fuera y dentro de nosotros, que nos incapacita para reflexionar y contemplar.
Por eso, es preciso que tomemos distancia para conseguir tener calma, para que
miremos con objetividad todo lo que sucede a nuestro alrededor. Descansar es
disfrutar de manera sencilla, cordial, entrañable, del regalo de la existencia;
es hacer las paces en nuestro interior, reencontrarnos con lo mejor de nosotros
mismos y posibilitar que reaparezca la capacidad de saber mirar y observar, es
lo que se llama “contemplación", a fin de descubrir toda esa vida rica que
no se ve, pero que está ahí.
ENTRA
EN TU INTERIOR
COMO
OVEJAS SIN PASTOR
Los discípulos, enviados por
Jesús para anunciar su Evangelio, vuelven entusiasmados. Les falta tiempo para
contar a su Maestro todo lo que han hecho y enseñado. Al parecer, Jesús quiere
escucharlos con calma y los invita a retirarse «ellos solos a un sitio
tranquilo a descansar un poco».
La gente les estropea todo su
plan. De todas las aldeas corren a buscarlos. Ya no es posible aquella reunión
tranquila que había proyectado Jesús a solas con sus discípulos más cercanos.
Para cuando llegan al lugar, la muchedumbre lo ha invadido todo. ¿Cómo
reaccionará Jesús?
El evangelista describe con
detalle su actitud. A Jesús nunca le estorba la gente. Fija su mirada en la
multitud. Sabe mirar, no sólo a las personas concretas y cercanas, sino también
a esa masa de gente formada por hombres y mujeres sin voz, sin rostro y sin
importancia especial. Enseguida se despierta en él la compasión. No lo puede
evitar. «Le dio lástima de ellos». Los lleva a todos muy dentro de su corazón.
Nunca los abandonará. Los «ve
como ovejas sin pastor»: gentes sin guías para descubrir el camino, sin
profetas para escuchar la voz de Dios. Por eso, «se puso a enseñarles con
calma», dedicándoles tiempo y atención para alimentarlos con su Palabra
curadora.
Un día tendremos que revisar
ante Jesús, nuestro único Señor, cómo miramos y tratamos a esas muchedumbres
que se nos están marchando poco a poco de la Iglesia, tal vez porque no
escuchan entre nosotros su Evangelio y porque ya no les dicen nada nuestros discursos,
comunicados y declaraciones.
Personas sencillas y buenas a
las que estamos decepcionando porque no ven en nosotros la compasión de Jesús.
Creyentes que no saben a quién acudir ni qué caminos seguir para encontrarse
con un Dios más humano que el que perciben entre nosotros. Cristianos que se
callan porque saben que su palabra no será tenida en cuenta por nadie
importante en la Iglesia.
Un día el rostro de esta
Iglesia cambiará. Aprenderá a actuar con más compasión; se olvidará de sus
propios discursos y se pondrá a escuchar el sufrimiento de la gente. Jesús
tiene fuerza para transformar nuestros corazones y renovar nuestras comunidades.
José Antonio Pagola
ORA
EN TU INTERIOR
Jesucristo es el único y
verdadero pastor. A los demás se les llama pastores del pueblo en cuanto que le
representan o mejor transparentan sus rasgos. Un rasgo a representar es la
“compasión”, ser capaz de compartir los sentimientos de los hermanos. Pues esto
significa el término “compasión”: abrazar con todas tus fuerzas y con toda tu
vida los sentimientos o la situación del otro, hasta el punto de hacerlos
tuyos; sintonizar con la pena, el dolor o miseria ajenas. Es lo que dice san
Pablo: “con los que ríen, estad alegres; con, los que lloran, llorad… No
tengáis grandes pretensiones, sino poneos al nivel de la gente sencilla”. Esta
cercanía vivencial y acogida cordial y compasiva es tan fundamental y tan
prioritaria que pide interrumpir el descanso y acercarse con calma a escuchar y
compartir la situación de necesidad del otro. Así es como actuó Jesús, el
verdadero pastor.
ORACIÓN
FINAL
Muéstrate propicio a tu
pueblo, Señor, y a quienes has iniciado en los misterios del reino concédeles
abandonar el pecado y pasar a una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Expliquemos el Evangelio a los niños.
Imagen de Patxi Velasco FANO
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