domingo, 28 de noviembre de 2021

5 DE DICIEMBRE: SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO C

 


“Una voz grita en el desierto: preparad el camino del Señor…”

5 DE DICIEMBRE

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO

1ª Lectura: Baruc 5,1-9

Dios mostrará tu grandeza

Salmo 125

“El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres”

2ª Lectura: Filipenses 1,4-11

Manténganse limpios e irreprochables para el día de Cristo.,

PALABRA DEL DÍA

Lucas 3,1-6

 “En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisardo virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la Palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: “Una voz grita en el desierto: preparad el camino del Señor, allanad sus senderos, elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios”.

Versión para Latinoamérica extraída de la biblia del Pueblo de Dios

“El año decimoquinto del reinado del emperador Tiberio, cuando Poncio Pilato gobernaba la Judea, siendo Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Felipe tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene,

bajo el pontificado de Anás y Caifás, Dios dirigió su palabra a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto.

Este comenzó entonces a recorrer toda la región del río Jordán, anunciando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados,

como está escrito en el libro del profeta Isaías: Una voz grita en desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos.

Los valles serán rellenados, las montañas y las colinas serán aplanadas. Serán enderezados los senderos sinuosos y nivelados los caminos desparejos.

Entonces, todos los hombres verán la Salvación de Dios.

REFLEXIÓN

No sabemos ni cuándo ni cómo fue. Un día, un sacerdote rural llamado Juan abandonó sus obligaciones del templo, se alejó de Jerusalén y se adentró en el desierto de las inmediaciones del Jordán, buscando silencio y soledad para escuchar a Dios.

No llegaban hasta allí las intrigas de Pilato ni las maquinaciones de Antipas. No se oía el ruido del templo ni los negocios de los terratenientes de Galilea. Según Isaías, el “desierto” es el mejor lugar para abrirse a Dios e iniciar la conversión. Según el profeta Oseas, es en el “desierto” donde Dios “habla al corazón”. ¿Es posible escuchar hoy a este Dios del “desierto”?.

En el “desierto” solo se vive de lo esencial. No hay lugar para lo superfluo; se escucha la verdad de Dios mejor que en los centros comerciales. Tampoco hay sitio para la complacencia y el autoengaño: casi siempre el “desierto” acerca a Dios más que el templo.

Cuando la voz de Dios viene del “desierto”, no nos llega distorsionada por intereses económicos, políticos o religiosos. Es una voz limpia y clara que nos habla de lo esencial, no de nuestras disputas, intrigas y estrategias.

Lo esencial siempre consiste en pocas cosas, solo las necesarias. Así es el mensaje de Juan: “Poneos ante Dios y reconoced cada uno vuestro pecado. Sospechad de vuestra inocencia. Id a la raíz”. Todos somos de alguna manera cómplices de las injusticias y egoísmos que hay entre nosotros. Todos y cada uno de los creyentes tenemos algo que ver con la infidelidad de la Iglesia al Evangelio.

En el “desierto”, lo decisivo es cuidar la vida. Así proclama el Bautista: “Convertíos a Dios. Lavaos de vuestra malicia y comenzad a reconstruir la vida de manera diferente, tal como la quiere él”. Es nuestra primera responsabilidad. Si yo no cambio, ¿qué estoy aportando a la transformación de la sociedad? Si yo no me convierto al Evangelio, ¿cómo estoy contribuyendo a la conversión de la Iglesia actual?.

 En medio de la agitación, el ruido, la información y difusión constante de mensajes, ¿quién escuchará la “voz del desierto”?, ¿quién nos hablará de lo esencial?, ¿quién abrirá caminos a Dios en este mundo?

Juan recibió la palabra de Dios y ya no pudo callar. La palabra se convirtió en él en grito poderoso: “Una voz grita”. No es que Juan grite, sino que es la voz que grita; ese grito es su identidad. “Tú quién eres”… Yo soy la voz que grita…” La razón de ser de Juan está en esa voz y en ese grito. Grita con la palabra, grita con los gestos, como el bautismo, grita con su comportamiento y su vida, gritará también con su sangre y su muerte.

La voz de Juan, la voz-Juan, se multiplica en el desierto y en el río exigiendo la conversión, el cambio radical de actitudes; hablará de justicia, de respeto, de caridad. Pero todo su grito podría concentrarse en una sola palabra: Cristo. Todo lo que dice y todo lo que hace es por Cristo y para Cristo. No es un profeta más. La novedad y la grandeza de Juan están en que grita a Cristo, en que anuncia su proximidad, en que levanta la esperanza del Mesías.



ENTRA Y ORA EN TU INTERIOR

EN EL MARCO DEL DESIERTO

Lucas tiene interés en precisar con detalle los nombres de los personajes que controlan en aquel momento las diferentes esferas del poder político y religioso. Ellos son quienes lo planifican y dirigen todo. Sin embargo, el acontecimiento decisivo de Jesucristo se prepara y acontece fuera de su ámbito de influencia y poder, sin que ellos se enteren ni decidan nada.

Así aparece siempre lo esencial en el mundo y en nuestras vidas. Así penetra en la historia humana la gracia y la salvación de Dios. Lo esencial no está en manos de los poderosos. Lucas dice escuetamente que “la palabra de Dios vino sobre Juan en el desierto”, no en la roma imperial ni en el recinto sagrado del Templo de Jerusalén.

En ninguna parte se puede escuchar mejor que en el desierto la llamada de Dios a cambiar el mundo. El desierto es el territorio de la verdad. El lugar donde se vive de lo esencial. No hay sitio para lo superfluo. No se puede vivir acumulando cosas sin necesidad. No es posible el lujo ni la ostentación. Lo decisivo es buscar el camino acertado para orientar la vida.

Por eso, algunos profetas añoraban tanto el desierto, símbolo de una vida más sencilla y mejor enraizada en lo esencial, una vida todavía sin distorsionar por tantas infidelidades a Dios y tantas injusticias con el pueblo. En este marco del desierto, el Bautista anuncia el símbolo grandioso del “Bautismo”, punto de partida de conversión, purificación, perdón e inicio de vida nueva.

¿Cómo responder hoy a esta llamada? El Bautista lo resume en una imagen tomada de Isaías: “Preparad el camino del Señor”. Nuestras vidas están sembradas de obstáculos y resistencias que impiden o dificultan la llegada de Dios a nuestros corazones y comunidades, a nuestra Iglesia y a nuestro mundo. Dios está siempre cerca. Somos nosotros los que hemos de abrir caminos para acogerlo encarnado en Jesús.

Las imágenes de Isaías invitan a compromisos muy básicos y fundamentales: cuidar mejor lo esencial sin distraernos en lo secundario; rectificar lo que hemos ido deformando entre todos; enderezar caminos torcidos; afrontar la verdad real de nuestras vidas para recuperar un talante de conversión. Hemos de cuidar bien los bautizos de nuestros niños, pero lo que necesitamos todos es un “bautismo de conversión”.

José Antonio Pagola

ORA EN TU INTERIOR

 “Lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale”: Nos torcemos cuando nos desviamos de la verdad, cuando vivimos en la mentira, cuando nos dejamos seducir por los halagos del placer o del consumismo. Nos torcemos por el vicio y el engaño. Hay que enderezar nuestros caminos, vivir en la verdad, ser sinceros, transparentes. Hay que evitar los engaños de la seducción, que nos desvían más. Sólo los limpios de corazón verán a Dios.

Que se eleven los baches del subdesarrollo y la pobreza.

Que desciendan los montes de la injusticia y el egoísmo.

Que se enderecen las curvas de la mentira, las marginaciones y los prejuicios.

Que se allanen los senderos de la relación entre los hombres.

Que se superen los peligros del odio y la violencia, y se limpien de rencores y desencuentros.

Que se igualen y suavicen todos los caminos de los hombres.

ORACIÓN

“Y todos verán la salvación de Dios”. Ver bíblicamente es lo mismo que acoger y participar. Si los caminos se allanan, tú salvación, Señor Dios, llegará hasta nosotros y nos regalará su gracia y su amor. Tú vienes siempre por los caminos rectos de la humildad, de la paz, de la pobreza y del amor.

Tu salvación Señor, es Cristo, tu Hijo. Si nos abrimos a él, nos inundará la salvación y la paz. Si le escuchamos, si le aceptamos, si le amamos, el Mesías nos amará y entrará en nuestra casa y cenará con nosotros, y ya se quedará con nosotros para siempre. AMEN.

Expliquemos el evangelio a los niños

Imagen de Patxi Velasco FANO



domingo, 21 de noviembre de 2021

28 DE NOVIEMBRE: PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO C

 


“…Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza;

se acerca vuestra liberación”.

28 DE NOVIEMBRE

DOMINGO PRIMERO DE ADVIENTO

1ª Lectura: Jeremías 33,14-16

Yo Haré nacer del tronco de David un vástago santo.

Salmo 24: “A ti, Señor, levanto mi alma”

2ª Lectura: 1ª Tesalonicenses 3,12-4,2

Que el Señor los fortalezca hasta que Jesús vuelva.

LECTURA DEL DÍA

Lucas 21,25-28

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo, ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros del cielo temblarán. Entonces verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y la preocupación del dinero, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir, y manteneos en pie ante el Hijo del Hombre”.

Versión para Latinoamérica extraída de la Biblia del Pueblo de Dios

“Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán. Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria. Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación. Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra. Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre” .                        

REFLEXIÓN

PESIMISMO Y ESPERANZA. Todos vivimos con la mirada puesta en el futuro. Desde nuestro presente, marcado por los problemas de la crisis, la desesperanza, el desengaño y el pesimismo, siempre pensamos en lo que nos espera. No solo eso. En el fondo, casi todos andamos buscando algo mejor, una seguridad, un bienestar mayor. Queremos que todo nos salga bien y, si es posible, que nos vaya mejor. Es  esa confianza básica la que nos sostiene en el trabajo y los esfuerzos de cada día.

Por eso, cuando la esperanza se apaga, se apaga también la vida. La persona ya no crece, no busca, no lucha. Al contrario, se empequeñece, se hunde, se deja llevar por los acontecimientos. Si se pierde la esperanza, se pierde todo. Por eso, lo primero que hay que cuidar es el corazón de la persona, en el seno de la sociedad o en la relación con Dios es la esperanza.

La esperanza es la única manera de enfocar el futuro de forma positiva, por eso, lo primero es mirar hacia adelante. No quedarnos en lo que ya pasó. No vivir de recuerdos o nostalgias. No quedarnos añorando un pasado tal vez más dichoso, más seguro o menos problemático. Es ahora cuando hemos de vivir afrontando el futuro de manera positiva.

La esperanza no es una actitud pasiva, es un estímulo que impulsa a la acción. Quien vive animado por la esperanza no cae en la inercia. Al contrario, se esfuerza por cambiar la realidad y hacerla mejor. Quien vive con esperanza es realista, asume los problemas y las dificultades, pero lo hace de manera creativa, dando pasos, buscando soluciones y contagiando confianza.

NO MATEMOS LA ESPERANZA. Jesús fue un creador incansable de esperanza. Toda su existencia consistió en contagiar a los demás la esperanza que él mismo vivía desde lo más hondo de su ser. Hoy escuchamos su grito de alerta: “Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. Pero tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y la preocupación por el dinero”.

Que tentador resulta siempre adaptarnos a la situación, instalarnos confortablemente en nuestro pequeño mundo y vivir tranquilos, sin mayores aspiraciones. Casi inconscientemente anida en nosotros la ilusión de poder conseguir la propia felicidad sin cambiar para nada el mundo. Pero no lo olvidemos: “Solamente aquellos que cierran sus ojos y sus oídos, solamente aquellos que se han insensibilizado, pueden sentirse a gusto en un mundo como este”

Quien ama de verdad la vida y se siente solidario de todos los seres humanos sufre al ver que todavía una inmensa mayoría no puede vivir y somos conscientes de que algo va mal, muy mal. Hemos de seguir buscando el reino de Dios y su justicia.



ENTRA EN TU INTERIOR

INDIGNACIÓN Y ESPERANZA

Una convicción indestructible sostiene desde sus inicios la fe de los seguidores de Jesús: alentada por Dios, la historia humana se encamina hacia su liberación definitiva. Las contradicciones insoportables del ser humano y los horrores que se cometen en todas las épocas no han de destruir nuestra esperanza.

Este mundo que nos sostiene no es definitivo. Un día la creación entera dará "signos" de que ha llegado a su final para dar paso a una vida nueva y liberada que ninguno de nosotros puede imaginar ni comprender.

Los evangelios recogen el recuerdo de una reflexión de Jesús sobre este final de los tiempos. Paradójicamente, su atención no se concentra en los "acontecimientos cósmicos" que se puedan producir en aquel momento. Su principal objetivo es proponer a sus seguidores un estilo de vivir con lucidez ante ese horizonte.

El final de la historia no es el caos, la destrucción de la vida, la muerte total. Lentamente, en medio de luces y tinieblas, escuchando las llamadas de nuestro corazón o desoyendo lo mejor que hay en nosotros, vamos caminando hacia el misterio último de la realidad que los creyentes llamamos "Dios".

No hemos de vivir atrapados por el miedo o la ansiedad. El "último día" no es un día de ira y de venganza, sino de liberación. Lucas resume el pensamiento de Jesús con estas palabras admirables: "Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación”. Solo entonces conoceremos de verdad cómo ama Dios al mundo.

Hemos de reavivar nuestra confianza, levantar el ánimo y despertar la esperanza. Un día los poderes financieros se hundirán. La insensatez de los poderosos se acabará. Las víctimas de tantas guerras, crímenes y genocidios conocerán la vida. Nuestros esfuerzos por un mundo más humano no se perderán para siempre.

Jesús se esfuerza por sacudir las conciencias de sus seguidores. "Tened cuidado: que no se os embote la mente" . No viváis como imbéciles. No os dejéis arrastrar por la frivolidad y los excesos. Mantened viva la indignación. "Estad siempre despiertos" . No os relajéis. Vivid con lucidez y responsabilidad. No os canséis. Mantened siempre la tensión.

¿Cómo estamos viviendo estos tiempos difíciles para casi todos, angustiosos para muchos, y crueles para quienes se hunden en la impotencia? ¿Estamos despiertos? ¿Vivimos dormidos? Desde las comunidades cristianas hemos de alentar la indignación y la esperanza. Y solo hay un camino: estar junto a los que se están quedando sin nada, hundidos en la desesperanza, la rabia y la humillación.

José Antonio Pagola

ORA EN TU INTERIOR

Señor Jesús, ven a nuestro mundo dividido e insolidario y alienta en todos el espíritu de justicia y de amor.

Señor Jesús, ven a nuestra Iglesia que te necesita y te quiere, y haz de ella un signo de esperanza y de misericordia.

Señor Jesús, ven a nuestras comunidades y nuestras familias y alienta en ellas tu espíritu de vida y amor.

Señor Jesús, ven y visita a cuantos sufren, a cuantos están desanimados y desesperanzados, a cuantos están desesperados y alienta en ellos la fuerza de tu Espíritu.

Señor Jesús, ven a todos nosotros, para que sepamos prepararnos a tu venida y demos testimonio de ti.

ORACIÓN

Mantengámonos de pie y alertas porque en este mundo concreto y real que nos toca vivir, en este aquí y ahora de nuestra historia, se estás produciendo un gran acontecimiento: llega el Hijo del Hombre para que toda la tierra rebose de justicia.

Caminemos con esperanza porque este es nuestro tiempo…

Expliquemos el Evangelio a los niños.

Imágenes de Patxi Velasco FANO




domingo, 14 de noviembre de 2021

21 DE NOVIEMBRE: XXXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO.

 


“Todo el que es de la verdad escucha mi voz”

21 DE NOVIEMBRE

XXXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (B)

SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO

ÚLTIMO DOMINGO DEL AÑO LITÚRGICO

1ª Lectura: Daniel 7,13-14

Su dominio es eterno y no pasa.

Salmo 92: “El Señor reina, vestido de majestad”

2ª Lectura: Apocalipsis 1,5-8

El príncipe de los reyes de la tierra nos ha convertido en un reino

y hechos sacerdotes de Dios.

EVANGELIO DEL DÍA

Juan 18,33-37

“En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús: -¿Eres tú el rey de los judíos? Jesús le contestó: -¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí? Pilato le contestó: -¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho? Jesús le contestó: -Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí. Pilato le dijo: -Con que, ¿tú eres rey? Jesús le contestó: -Tú lo dices: soy rey. Yo para eso he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz”.

Versión para América Latina extraída de la biblia del Pueblo de Dios

“Pilato volvió a entrar en el pretorio, llamó a Jesús y le preguntó: "¿Eres tú el rey de los judíos?".

Jesús le respondió: "¿Dices esto por ti mismo u otros te lo han dicho de mí?".

Pilato replicó: "¿Acaso yo soy judío? Tus compatriotas y los sumos sacerdotes te han puesto en mis manos. ¿Qué es lo que has hecho?".

Jesús respondió: "Mi realeza no es de este mundo. Si mi realeza fuera de este mundo, los que están a mi servicio habrían combatido para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi realeza no es de aquí".

Pilato le dijo: "¿Entonces tú eres rey?". Jesús respondió: "Tú lo dices: yo soy rey. Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. El que es de la verdad, escucha mi voz".

REFLEXIÓN

Hoy es el último domingo del año litúrgico. El próximo domingo empezaremos un nuevo año con el tiempo de Adviento. Y para terminar el presente año, hoy, hacemos una conmemoración especial con la “Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo”.

De hecho, la fiesta de hoy es como una especie de resumen: con una afirmación y un deseo. La afirmación consiste en decirnos que nos hemos reunido en comunidad cada domingo a lo largo del año, y que Jesús ha sido el centro de todas nuestras celebraciones, y es el centro de la vida de nuestra comunidad. Y el deseo es para decirnos hoy que debemos darle a Jesús más terreno en nuestra vida y en nuestro corazón, para que cada día pueda iluminar más y mejor todos los rincones de nuestra persona y de nuestra comunidad. Decirle a Jesús que le debemos dar más terreno en nuestra vida quiere decir sencillamente que queremos que él mande, que él gobierne más nuestra vida. Y decirle que tiene que gobernar, utilizando una metáfora de nuestro mundo, quiere decir que debería ser nuestro único rey.

Lo que nos pasa, a veces, es que tenemos la tentación de creer que Jesús nos gobernaría mejor si, en vez de tenerlo en nosotros, nos mandase desde fuera. Es como pensar que, si la sociedad en la que vivimos fuese mucho más cristiana, lo tendríamos más fácil. ¿Cuántas veces hemos pensado que nuestra fe depende de nuestro contexto social o político? Esta tentación nuestra, también la tuvo Jesús. Recordad que esta tentación de poder y dominio del mundo, externamente, es la que mejor resume las tres tentaciones que tuvo Jesús en el desierto, al inicio de su vida pública, antes del bautismo de Juan en el Jordán. Y, de hecho, es una tentación que acompaña a Jesús durante toda su vida pública, cada vez que la multitud le sigue sólo por lo que consigue de él, desde la multiplicación de los panes hasta los innumerables milagros, y siempre es para hacerle rey o para creer en él como rey.

 Ni al final de su vida, se escapa Jesús de esta pretensión. De hecho, el pueblo de Israel, en tiempo de Jesús, vivía bajo la ocupación romana y esperaba que alguien, en nombre de Dios, como Mesías, le salvase de esta dominación y lo librase, lo condujese hacia una etapa de soberanía y así volviesen a la época de máximo esplendor de Israel, la del gobierno del rey David. La esperanza mesiánica del pueblo de Israel pasaba, pues, por la restauración de la monarquía, y no sólo esperaban al Mesías, sino que esperaban también al Rey de Israel. Por eso la pregunta de Pilato a Jesús no es, ni mucho menos, inocente, sino que tiene una gran carga política. ¡Pilato es la última tentación de Cristo! Pero esta tentación aún persiste entre nosotros.

Confundir a Jesús con los poderes y los reinos de este mundo ha sido algo habitual en nuestra historia, tanto la eclesial como la historia de la humanidad. Y aun lo es, por culpa de nuestra eterna tentación de poder. Por eso Jesús nos ha dicho hoy en el evangelio que su reinado “no es de este mundo”. Por lo tanto, dicho esto, no podemos organizar la comunidad de Jesús como si se tratase de un reino terrenal. Así como tampoco podemos usar el mensaje de Jesús como si se tratara de un programa más al organizar los reinos de este mundo. Se nos reclama equilibrio. Mucho equilibrio. El mismo que tuvo Jesús. No podemos hacer de Jesús un rey como los reyes terrenales. Ni tampoco podemos hacerle rey sin relación con el mundo. Jesús no debe reinar en la tierra, como hacen nuestros reyes y gobernantes, sino que debe reinar claramente en nosotros, que es donde se cuecen las verdades.

Jesús no quiere gobernar por la fuerza, por eso no tiene ejército alguno, quiere gobernar desde el servicio y desde el trono de la cruz, por eso se presenta “como el testigo de la verdad”, para que le obedezcamos, no por la fuerza, sino por el convencimiento, por la “verdad” o porque “escuchamos su voz”. Es así como Jesús quiere entrar en nuestras vidas.



ENTRA EN TU INTERIOR

EXAMEN ANTE EL TESTIGO DE LA VERDAD

Dentro del proceso en el que se va a decidir la ejecución de Jesús, el evangelio de Juan ofrece un sorprendente diálogo privado entre Pilato, representante del imperio más poderoso de la tierra y Jesús, un reo maniatado que se presenta como testigo de la verdad.

Precisamente, Pilato quiere, al parecer, saber la verdad que se encierra en aquel extraño personaje que tiene ante su trono: “¿Eres tú el rey de los judíos?” Jesús va a responder exponiendo su verdad en dos afirmaciones fundamentales, muy queridas al evangelista Juan. “Mi reino no es de este mundo”. Jesús no es rey al estilo que Pilato puede imaginar. No pretende ocupar el trono de Israel ni disputar a Tiberio su poder imperial. Jesús no pertenece a ese sistema en el que se mueve el prefecto de Roma, sostenido por la injusticia y la mentira. No se apoya en la fuerza de las armas. Tiene un fundamento completamente diferente. Su realeza proviene del amor de Dios al mundo. Pero añade a continuación algo muy importante: “Soy rey… y he venido al mundo para ser testigo de la verdad”.

Es en este mundo donde quiere ejercer su realeza, pero de una forma sorprendente. No viene a gobernar como tiberio sino a ser “testigo de la verdad” introduciendo el amor y la justicia de Dios en la historia humana.

Esta verdad que Jesús trae consigo no es una doctrina teórica. Es una llamada que puede transformar la vida de las personas. Lo había dicho Jesús: “Si os mantenéis fieles a mi Palabra… conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. Ser fieles al Evangelio de Jesús es una experiencia única pues lleva a conocer una verdad liberadora, capaz de hacer nuestra vida más humana.

Jesucristo es la única verdad de la que nos está permitido vivir a los cristianos. ¿No necesitamos en la Iglesia de Jesús hacer un examen de conciencia colectivo ante el “testigo de la Verdad”? ¿Atrevernos a discernir con humildad qué hay de verdad y qué hay de mentira en nuestro seguimiento a Jesús? ¿Dónde hay verdad liberadora y dónde mentira que nos esclaviza? ¿No necesitamos dar pasos hacia mayores niveles de verdad humana y evangélica en nuestras vidas, nuestras comunidades y nuestras instituciones?

José Antonio Pagola

ORA EN TU INTERIOR

¡Qué diferente ha de verse la realidad desde un trono y desde una cruz! El trono de Jesús fue la cruz. Vivió tan adentro de la historia, tan en el fondo de ella, que terminó donde terminaban los esclavos y los malditos. En una cruz. Y, desde entonces, será desde ese trono-cruz desde donde gobernará e impartirá justicia. Será su gobierno el de la paz, y su justicia será la del amor sin medida. ¿cabe un reino más universal?

Es, desde entonces, cuando todos los “crucificados” de la historia podrán mirarlo y reconocerse en Él y, en su mirada, encontrar el aliento y la esperanza. Podrán saber que la desgracia no durará mil años, que el llanto y la tristeza serán un día recuerdos del pasado y que en su lugar habrá cantos y alegría. El rey que murió en la cruz cambió el curso de la historia para siempre. La maldición dejó su sitio a la bendición porque Él es “el alfa y la omega”, “el que es y era y ha de venir” (Ap 1,8).

ORACIÓN

Dios todopoderoso y eterno, que quisiste fundar todas las cosas en tu Hijo muy amado, Rey del Universo, haz que toda la creación, liberada de la esclavitud del pecado, sirva a tu majestad y te glorifique sin fin. Amén.

Expliquemos el Evangelio a los niños

Imágenes de Patxi Velasco FANO



Imagen para colorear.



 


domingo, 7 de noviembre de 2021

14 DE NOVIEMBRE: XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO B



"...cuándo veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta”

14 DE NOVIEMBRE

DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO (B)

1ª Lectura: Daniel 12,1-3

Por aquel tiempo se salvará tu pueblo.

Salmo 15: “Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti”.

2ª Lectura: Hebreos 10,11-14.18

Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.

PALABRA DEL DÍA

Marcos 13,24-32

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte. Aprended de esta parábola de la higuera: cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la `puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre”.

Versión para Latino América extraída de la Biblia del Pueblo de Dios

“En ese tiempo, después de esta tribulación, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo y los austros se conmoverán. Y se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes, lleno de poder y de gloria. Y él enviará a los ángeles para que congreguen a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro extremo del horizonte. Aprendan esta comparación, tomada de la higuera: cuando sus ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el fin está cerca, a la puerta. Les aseguro que no pasará esta generación, sin que suceda todo esto. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto a ese día y a la hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, nadie sino el Padre”.

REFLEXIÓN

Se acerca el Adviento, un buen tiempo para la reflexión. ¿Estamos preparados para la última venida del Señor? ¿Son éstos los signos que la preceden? Sé que muchos dirán que ya esto se ha vivido y se vive de una u otra forma: hambre, guerras, condiciones climáticas extremas que dejan miles de familias sin nada, terremotos y esta crisis tremenda que sufrimos con la secuela de paro, los desahucios, la desesperanza e impotencia en muchos hermanos y hermanas nuestros, en muchas familias y en muchos jóvenes…, solo Dios sabe si vendrá en la siguiente pascua y entonces ya, nada de esto nos preocupará, pero ¿cómo vivimos nuestra vida de fe? ¿Deseamos que el sol se haga tinieblas definitivamente, que la luna deje de resplandecer, y venga el Hijo del hombre y de fin a esta angustia? Tengamos en cuenta que en ese momento le precederán los ángeles reuniendo a “los elegidos”, entonces ¿qué es lo importante? ¿qué venga de nuevo el Señor o que estemos entre sus elegidos?, lo primero no sabemos cuándo, lo segundo sí  ¿cuándo? Todos los días, estar entre sus elegidos, y ahí nuestra tranquilidad, fuera estrés, sentirse diariamente entre los elegidos, es la salvación, es la salud, es el ánimo, disfrutar el momento.

“Gran angustia”, estos días escuchamos muchas voces que pretenden convencernos de que saldremos de la crisis o de que no saldremos nunca, pero ante tanto vocerío, solo nos falta dos cosas, cambiar la palabra “desgracia” por “angustia” y la expresión “tus fuerzas” por “Dios”. “Salir de la angustia, del sufrimiento, con la ayuda de Dios”, no es lo mismo que “considerar este u otro acontecimiento contrario como una desgracia de la que tenemos que salir por nuestras propias fuerzas”. Miremos los “brotes verdes”, ¿brotes verdes? Ya me dirán por dónde. ¿Cuál es la higuera… Qué venga de nuevo los tiempos felices de la bonanza económica que fueron los que nos han traído al momento en el que estamos? por ahora el único brote verde es la esperanza de que esto pasará, seguro que pasará, de eso no hay duda. O para no volver nunca más, última generación, última crisis o para iniciar otro periodo más de vida en la tierra, otra oportunidad de trabajar por estar entre los elegidos, y ¿por qué no? Desarrollando todos los talentos que Dios nos concede, en los que serán nuevos tiempos, con la experiencia de haber sufrido profundamente, en beneficio de nuestra madurez intelectual, espiritual, humana, afectiva, habiendo desarrollado una serie de habilidades que teníamos dormidas.

Sólo el Padre sabe el día y la hora, no escuchemos a los falsos profetas dirá la escritura, solo la Palabra de Dios proclamada en la Iglesia  tiene el poder de quitarle el sello y derramarla entre quienes la escuchen.

Que el Evangelio de este Domingo, sea una luz optimista, y nos conceda el espíritu que nos haga ver a Jesús, precedido de todos sus ángeles, a la puerta de un nuevo día.



ENTRA EN TU INTERIOR

CONVICCIONES CRISTIANAS

Poco a poco iban muriendo los discípulos que habían conocido a Jesús. Los que quedaban, creían en él sin haberlo visto. Celebraban su presencia invisible en las eucaristías, pero ¿cuándo verían su rostro lleno de vida? ¿Cuándo se cumpliría su deseo de encontrarse con él para siempre?

Seguían recordando con amor y con fe las palabras de Jesús. Eran su alimento en aquellos tiempos difíciles de persecución. Pero, ¿cuándo podrían comprobar la verdad que encerraban? ¿No se irían olvidando poco a poco? Pasaban los años y no llegaba el Día Final tan esperado, ¿qué podían pensar?

El discurso apocalíptico que encontramos en Marcos quiere ofrecer algunas convicciones que han de alimentar su esperanza. No lo hemos de entender en sentido literal, sino tratando de descubrir la fe contenida en esas imágenes y símbolos que hoy nos resultan tan extraños.

Primera convicción.   La historia apasionante de la Humanidad llegará un día a su fin. El «sol» que señala la sucesión de los años se apagará. La «luna» que marca el ritmo de los meses ya no brillará. No habrá días y noches, no habrá tiempo. Además, «las estrellas caerán del cielo», la distancia entre el cielo y la tierra se borrará, ya no habrá espacio. Esta vida no es para siempre. Un día llegará la Vida definitiva, sin espacio ni tiempo. Viviremos en el Misterio de Dios.

Segunda convicción. Jesús volverá y sus seguidores podrán ver por fin su rostro deseado: «verán venir al Hijo del Hombre». El sol, la luna y los astros se apagarán, pero el mundo no se quedará sin luz. Será Jesús quien lo iluminará para siempre poniendo verdad, justicia y paz en la historia humana tan esclava hoy de abusos, injusticias y mentiras.

Tercera convicción. Jesús traerá consigo la salvación de Dios. Llega con el poder grande y salvador del Padre. No se presenta con aspecto amenazador. El evangelista evita hablar aquí de juicios y condenas. Jesús viene a «reunir a sus elegidos», los que esperan con fe su salvación.

Cuarta convicción.   Las palabras de Jesús «no pasarán». No perderán su fuerza salvadora. Han de de seguir alimentando la esperanza de sus seguidores y el aliento de los pobres. No caminamos hacia la nada y el vacío. Nos espera el abrazo con  Dios.

José Antonio Pagola

ORA EN TU INTERIOR

Por tu amor y tu bautismo,

soy hijo tuyo, Señor,

y puedo llamarte “Padre”.

Por tu amor y mi bautismo,

soy miembro vivo, Señor,

de la Iglesia de tu Hijo,

y puedo llamarle hermano.

Por tu amor y tu bautismo,

comparto Espíritu y dones,

con todos los bautizados.

Para adelantar tu reino

y anunciar el evangelio

a todos los hombres, a todos los pueblos.

Por tu amor y mi bautismo,

¡gracias te canto, Señor!

Expliquemos el Evangelio a los niños.

Imágenes de Patxi Velasco FANO



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lunes, 1 de noviembre de 2021

7 DE NOVIEMBRE: XXXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO B

 


“Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie…”

7 DE NOVIEMBRE

DOMINGO XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO (B)

1ª Lectura: Libro de los Reyes 17,10-16

La viuda hizo un panecillo y lo llevó a Elías.

Salmo 145: Alaba, alma mía, al Señor.

2ª Lectura: Hebreos 9,24-28

Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos.

PALABRA DEL DÍA

Marcos 12,38-44

“En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: -¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencia en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Estos recibirán una sentencia más rigurosa. Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos, les dijo: -Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobraba, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir”.

Versión para América Latina extraída de la Biblia del Pueblo de Dios

“Y él les enseñaba: "Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes; que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Estos serán juzgados con más severidad". Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia.

Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de cobre.

Entonces él llamó a sus discípulos y les dijo: "Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir".

REFLEXIÓN

Un maestro de la Ley, era alguien que buscaba, pero como sabemos también muy bien nosotros, no siempre lo que se busca es la búsqueda de la verdad, sino que -a veces- se puede caer en la búsqueda cerrada de uno mismo, o del beneficio propio, o del aplauso de los demás. Y Jesús aún es más duro y dice que incluso se corre el peligro de abusar de los demás. Con personas de esta especie, dice, hay que ser muy exigente y muy riguroso en el juicio.

Todos estos, que tan bien retrata Jesús, son los que hacen exteriormente muy buenas acciones, pero esconden muy mala intención en su interior. Porque si, por un lado, aparentan una cosa, también es cierto que, por otro lado, en el fondo, buscan otra muy diferente. Aunque, aparentemente, ellos se presentan –dignamente- como representantes de Dios, de hecho, se consideran más importantes que el Dios al que representan, y sus propios criterios son antepuestos a Dios.

La ostentación de los maestros de la Ley, a la que se refiere Jesús, contrasta mucho hoy con la austeridad y la generosidad de la viuda que, ciertamente, en una sociedad en la que las mujeres eran valoradas en función de la categoría de sus maridos, como viuda era, por lo tanto, absolutamente pobre. Jesús nos hace notar hoy, con toda claridad, que lo más importante no es el valor cuantitativo de su ofrenda o de nuestros esfuerzos y trabajos, sino que el gran valor es su intención, y, por tanto, nuestros propósitos. De hecho, la viuda, que, aparentemente da tan poca cosa, pone a Dios antes que sus propias necesidades más básicas y que su comida, necesarias para vivir.

Son las intenciones que hacen diferentes a los maestros de la Ley y a la viuda. Y también son las intenciones las que pueden convertir nuestras acciones en las cosas más banales o en las más determinantes y fundamentales. Nuestras acciones, externamente, son muy difíciles de ser valoradas o juzgadas, pero internamente sí que son importantes para dejar claro si las hacemos como una cosa por Dios o en beneficio propio.



ENTRA EN TU INTERIOR

NEUROSIS DE POSESIÓN

Una de las aportaciones más valiosas de la fe cristiana al hombre contemporáneo es, quizás, la de ayudarle a vivir con un sentido más humano en medio de una sociedad enferma de “neurosis de posesión”. 

El modelo de sociedad y de convivencia que configura nuestro vivir diario está basado no en lo que cada hombre es, sino en lo que cada hombre tiene. Lo importante es «tener» dinero, prestigio, poder, autoridad... El que posee esto, sale adelante y triunfa en la vida. El que no logra algo de esto, queda descalificado.

Desde los primeros años, al niño se le «educa» más para tener que para ser. Lo que interesa es que se capacite para que el día de mañana «tenga» una posición, unos ingresos, un nombre, una seguridad.     

Así, casi inconscientemente, preparamos a las nuevas generaciones para la competencia y la rivalidad.

Vivimos en un modelo de sociedad que fácilmente empobrece a las personas. La demanda de afecto, ternura y amistad que late en todo hombre es atendida con objetos. La comunicación humana queda sustituida por la posesión de cosas.

Los hombres se acostumbran a valorarse a sí mismos por lo que poseen o lo que son capaces de llegar a poseer. Y, de esta manera, corren el riesgo de irse incapacitando para el amor, la ternura, el servicio generoso, la ayuda amistosa, el sentido gratuito de la vida. Esta sociedad no ayuda a crecer en amistad, solidaridad y preocupación por los derechos del otro.

Por eso, cobra especial relieve en nuestros días la invitación del evangelio a valorar al hombre desde su capacidad de servicio y solidaridad.

La grandeza de una vida se mide en último término no por los conocimientos que uno posee, ni por los bienes que ha conseguido acumular, ni por el éxito social que ha podido alcanzar, sino por la capacidad de servir y ayudar a los otros a ser más humanos.

El hombre más poderoso, más sabio y más rico, queda descalificado como hombre si no es capaz de hacer algo gratis por los demás.

Cuántas gentes humildes, como la viuda del evangelio, aportan más a la humanización de nuestra sociedad con su vida sencilla de solidaridad y ayuda generosa a los necesitados, que tantos protagonistas de nuestra vida social, económica y política, hábiles defensores de sus intereses, su protagonismo y su posición.

José Antonio Pagola

ORA EN TU INTERIOR

Si seguimos la lección de Jesús en el evangelio de hoy, tendríamos que procurar que el hecho de dar, como hizo la viuda del templo, se nos convierta ya en un gesto tan necesario para poder vivir, como lo es también el alimento que tomamos cada día. En nuestra vida no se trata de que vayamos dando pequeñas limosnas de vez en cuando, o que nos desprendamos dignamente de aquello que nos sobre, sino que, sin reservas, Jesús nos invita a dar todo lo que tenemos. Es dar la vida y es darse uno mismo.

La pregunta interior, que muy a menudo nos hacemos, es: Pero si yo lo doy todo, ¿qué me quedará? Está claro, es aquí donde se juega nuestra confianza en Dios. De hecho, nosotros podríamos dar todo lo que ganamos, podríamos dar todo el pan que ganamos con nuestro propio esfuerzo, si creemos, como después diremos en el Padrenuestro, que Dios, como contrapartida a nuestra confianza, nos dará el pan de cada día.

Como esta viuda del evangelio, Señor, nosotros estamos llamados a dar testimonio discretamente de nuestra fe más profunda. Que tengamos que hacerlo no quiere decir que tenga que ser de un modo ostentoso, como los maestros de la Ley. Como tampoco, el hecho de que lo tengamos que hacer discretamente, quiere decir que no lo tengamos que hacer. La eucaristía que celebramos simplemente nos recuerda que nuestra fe se juega en nuestro interior.

ORACIÓN

Señor, sé que hay cosas pequeñas, pero tan grandes como los dos reales, que la pobre viuda del Evangelio,  echó en el cepillo del templo: Ofrecer una sonrisa, acompañar a un enfermo o a un anciano solo, jugar con un niño, dar una palmada en el hombro y ofrecer una palabra de consuelo, escuchar, escuchar mucho.

Sé que a veces no valoro, lo suficiente, estos pequeños gestos, pero hoy me enseñas que son los importantes.

Hazme sencillo, con la sencillez de la viuda, humilde como ella, dándolo todo, como ella, no de lo que me sobra, sino aún de lo que me hace falta. Sólo así, tendré una medida, generosa, remecida, rebosante.

Expliquemos el Evangelio a los niños.

Imágenes de Patxi Velasco FANO



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