“En aquel tiempo, llamó Jesús a los doce y los fue
enviando de dos en dos,
dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos.”
14 DE JULIO
XV DOMINGO ORDINARIO (CICLO B)
1ª Lectura: Amós 7,12-15
Ve y profetiza a mi pueblo.
Salmo 84: “Muéstranos, Señor tu misericordia y danos tu
salvación”.
2ª Lectura: Efesios 1,3-14
Nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el
mundo.
PALABRA DEL DÍA
Marcos 6,7-13
“En aquel tiempo, llamó
Jesús a los doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los
espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada
más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias,
pero no una túnica de repuesto. Y añadió: -Quedaos en la casa donde entréis,
hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha,
al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa. Ellos
salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a
muchos enfermos y los curaban”.
Versión para América Latina, extraída de la Biblia del
Pueblo de Dios.
“Entonces llamó a los Doce y
los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros.
Y les ordenó que no llevaran
para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero;
que fueran calzados con
sandalias, y que no tuvieran dos túnicas.
Les dijo: "Permanezcan en
la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir.
Si no los reciben en un lugar
y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus
pies, en testimonio contra ellos".
Entonces fueron a predicar,
exhortando a la conversión;
expulsaron a muchos demonios y
curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.”
REFLEXIÓN
El evangelio de hoy tiene relación con Marcos
3,14. Jesús instituye en primer lugar el grupo de los Doce con un determinado
fin (estar con Él, enviarlos a predicar y expulsar demonios) y en un segundo
momento se produce el envío propiamente dicho. Su misión va a tener éxito,
puesto que el final del texto refiere que, en efecto, los discípulos enseñan,
sanan y liberan. Ahora bien, ¿por qué este éxito? Vamos a dirigir nuestra
mirada hacia las instrucciones. Jesús les dice que tomen únicamente un bastón y
sandalias, e insiste en lo que no van a necesitar. Esto no puede sino
sorprender, ya que, cuando se prepara un viaje, lo primero en lo que se piensa
es en lo que hay que coger. Es una manera de decir que lo verdaderamente
necesario ya lo tienen: haber sido elegidos y enviados por Jesús, y haber
recibido (y gratis) su misma autoridad y poder sobre el mal y el sufrimiento.
El resto de las cosas son secundarias.
Mirad, la tentación de
cualquier creyente no es tanto el ateísmo o la indiferencia ante lo religioso,
como la de hacerse un dios a su medida, a la medida de sus gustos y
comodidades. La tentación de cualquier religión no es desaparecer sino caer
atrapada en las redes del poder, en los criterios de normalidad cultural, del
pensamiento imperante, el ser manejada.
Dios despierta, por medio de
su Espíritu, vocaciones, carismas y servicios. Eso que, habitualmente, llamamos
pasión por algo. La vocación de profeta, como todas, podía ser una salida
profesional retribuida, o podía ser una vida dura que, por la oposición de
algunos, exigía vivir con esfuerzo.
Si el profeta era fiel a Dios,
una parte reaccionaba con ira. Si decía lo que halagaba los oídos, se notaba
demasiado su cobardía, era despreciado. ¿Quién querrá asumir una tarea así?
Amós, en medio de la sencillez
de su vida: “…soy pastor y cultivador de higos”, siente y escucha la llamada de
Dios. Como Jeremías, como otros, no se había planteado esa posibilidad, pero
recibe la invitación y responde que sí. Desde entonces su vida es otra.
Apasionante y comprometida. Intensa: “El Señor me sacó de junto al rebaño y me
dijo: Ve y profetiza a mi pueblo Israel”.
Tener vocación es escuchar en
lo más profundo de tu interior, donde la propia personalidad se entiende como
distinta, la invitación pronunciada con un: ¡Ve! Una expresión entre seductora
y exigente. Algo que se intuye como prometedor y desafiante reto, atractivo e
inquietante, pero sin lo que ya no se entiende la propia vida. Los que hemos
experimentado esta llamada, y con tremendo miedo, hemos dicho como Samuel:
“Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”. Lo sabemos, como muchos de
vosotros.
Porque, es sentir que algo
merece la pena, no porque hay una recompensa económica detrás, no porque sea
fácil su ejecución, sino porque la propuesta es interesante, engancha, es una
propuesta que ya ejerce la misma presión que un caramelo en un niño. Hermana,
hermano, nuestra comunidad, en cada Eucaristía que celebramos nos transmite esa
misma invitación: ¡Id!
Pero, mira, no vas de
vacaciones, no prepares nada, sólo déjate preparar por Dios, ve libre, sin
ataduras, confiando en la hospitalidad y en el corazón grande y solidario de
las gentes que te encuentres en tu camino. Deja todos los “por si acaso”. Eres
peregrino, y el peregrino mete en su mochila lo imprescindible, lo demás va a
dificultar su camino.
Son muchas las cosas que pueden atarnos, muchos los señuelos que nos pondrán en el camino, pero la llamada que Jesús nos dirige tiene las mismas connotaciones que las dirigidas a Amós, Pablo, Pedro y tantos, a lo largo de la historia. Nos quiere libres, así Pablo se lo manifiesta a los cristianos de Galacia: “Para que seáis libres, os liberó Cristo, vosotros estáis llamados a la libertad…
ENTRA
Y ORA EN TU INTERIOR
PARA
UN EXAMEN COLECTIVO
Jesús no envía a sus
discípulos de cualquier manera. Para colaborar en su proyecto del reino de Dios
y prolongar su misión es necesario cuidar un estilo de vida. Si no es así,
podrán hacer muchas cosas, pero no introducirán en el mundo su espíritu. Marcos
nos recuerda algunas recomendaciones de Jesús. Destacamos algunas.
En primer lugar, ¿quiénes son
ellos para actuar en nombre de Jesús? ¿cuál es su autoridad? Según Marcos, al
enviarlos, Jesús «les da autoridad sobre los espíritus inmundos». No les da
poder sobre las personas que irán encontrando en su camino. Tampoco él ha
utilizado su poder para gobernar sino para curar.
Como siempre, Jesús está
pensando en un mundo más sano, liberado de las fuerzas malignas que esclavizan
y deshumanizan al ser humano. Sus discípulos introducirán entre las gentes su
fuerza sanadora. Se abrirán paso en la sociedad, no utilizando un poder sobre
las personas, sino humanizando la vida, aliviando el sufrimiento de las gentes,
haciendo crecer la libertad y la fraternidad.
Llevarán sólo «bastón» y
«sandalias». Jesús los imagina como caminantes. Nunca instalados. Siempre de
camino. No atados a nada ni a nadie. Sólo con lo imprescindible. Con esa
agilidad que tenía Jesús para hacerse presente allí donde alguien lo necesitaba.
El báculo de Jesús no es para mandar, sino para caminar.
No llevarán «ni pan, ni
alforja, ni dinero». No han de vivir obsesionados por su propia seguridad.
Llevan consigo algo más importante: el Espíritu de Jesús, su Palabra y su
Autoridad para humanizar la vida de las gentes. Curiosamente, Jesús no está
pensando en lo que han de llevar para ser eficaces, sino en lo que no han de
llevar. No sea que un día se olviden de los pobres y vivan encerrados en su
propio bienestar.
Tampoco llevarán «túnica de
repuesto». Vestirán con la sencillez de los pobres. No llevarán vestiduras
sagradas como los sacerdotes del Templo. Tampoco vestirán como el Bautista en
la soledad del desierto. Serán profetas en medio de la gente. Su vida será
signo de la cercanía de Dios a todos, sobre todo, a los más necesitados.
¿Nos atreveremos algún día a
hacer en el seno de la Iglesia un examen colectivo para dejarnos iluminar por
Jesús y ver cómo nos hemos ido alejando sin darnos casi cuenta de su espíritu?
José Antonio Pagola
ORA
EN TU INTERIOR
La tentación, de utilizar a
Dios como escudo para nuestros inconvenientes, es grande. Eso nos lleva a
deformar su imagen de Padre y hacerla parecer a lo que deseamos. Pero en el
Dios cristiano hay una palabra clave, confianza, confiar en un Dios que es Padre,
que es Hijo, que es Espíritu, que es Comunidad y Familia que son dos de los
grandes dones que nos regala.
Hermana, hermano, es muy fácil
ser religioso al estilo de lo que cada uno quiere. Es muy fácil construirse
ídolos, falsos dioses que nos encantan porque responden a nuestros gustos,
cómodo y facilón. La fe religiosa siempre necesita preguntarse sobre sí misma,
ser sincera, crítica, honesta, adulta y madura. Eso requiere un proceso y la
ayuda de la comunidad en la que siempre hay profetas.
ORACIÓN
FINAL
¡Qué mejor oración, que este
himno cristológico de Pablo a la comunidad de Éfeso!.
Bendito sea Dios, Padre de
nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda
clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de
Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante
Él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura
iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan
generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los
pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para
con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Expliquemos el Evangelio a los niños.
Imagen de Patxi Velasco FANO
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