“Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y
les dijo: “recibid el Espíritu Santo…”
9 DE
JUNIO
DOMINGO
DE PENTECOSTÉS
(DÍA DE
LA ACCIÓN CATÓLICA Y DEL APOSTOLADO SEGLAR)
VIGILIA:
1ª
Lectura: Génesis 11,1-9
Salmo
103: Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
2ª
Lectura: Romanos 8,22-27
Juan
7,37-39
MISA DEL
DÍA
1ª Lectura:
Hechos 2,1-11
Todos
quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar.
Salmo
103:
Envía tu
Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
2ª
Lectura: Romanos: 8,817
Los que
se dejan guiar por el Espíritu de Dios,
Esos son
hijos de Dios.
PALABRA
DEL DÍA
Juan:
20,19-23
“Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban
los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y
en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: “Paz a vosotros” Y, diciendo
esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de
alegría al ver al Señor. Jesús repitió: “Paz a vosotros. Como el Padre me ha
enviado, así también os envío yo”. Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos
y les dijo: “recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados,
les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”.
REFLEXIÓN
El Espíritu Santo es
como el Soplo de Dios. En hebreo Ruah significa a la vez espíritu y soplo o
viento; también en griego: Pneuma.
Parece que el soplo, el
aliento, el viento es algo más espiritual, porque no se ve, pero se siente su
vitalidad y su fuerza. Hay realidades que están más allá o más adentro de
nuestra perspectiva. El mismo Jesús compara el Espíritu a lo que sucede con el
viento: “El viento sopla donde quiere y oyes su voz, pero no sabes de dónde
viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu, le dice Jesús a
Nicodemo. No vemos el Espíritu, pero oímos su voz. No sabemos definir bien el
Espíritu, pero experimentamos su dinamismo creador, vivificante. Nos resulta
imposible explicar, siquiera analógicamente, el origen y la misma identidad del
Espíritu, pero sentimos su presencia y palpamos la multiplicidad de sus
actuaciones y sus efectos. Por eso las mejores definiciones del Espíritu son
descriptivas o simbólicas.
Pero este Aliento actúa
desde dentro, oxigenando nuestras neuronas, vitalizando nuestras células, como
la savia de todo el organismo. No es una fuerza externa que nos obligue y nos
conduzca. Es un dinamismo íntimo que nos hace ser y crecer.
El aliento que Jesús
transmite a los suyos, es el mismo Espíritu en persona: Recibid el Espíritu Santo.
No reciben solamente una iluminación, una consolación, una fuerza, un don,
reciben todo el Espíritu Santo, la fuente de todas las gracias y el tesoro que
encierra todos los dones. No reciben una parte del Espíritu, sino todo el
Espíritu.
La misión del Espíritu
es llenarnos de la Vida de Jesús, asemejarnos a Cristo en todo. Él nos habla de
Cristo. Él va pintando en nosotros la imagen de Cristo. Él nos recrea con la
misma “genética” de Cristo.
Donde hay Espíritu no
hay miedo. Cuando llega el Espíritu se abren las puertas cerradas, se habla
claro y bonito, se dicen las verdades delante de todos los públicos. Eso sí,
con respeto y con misericordia, sin amenazas ni insultos.
Donde hay Espíritu hay
libertad. El Espíritu está reñido con la esclavitud, sea interior –todo lo que
te ata-, sea exterior, por condicionamientos de cualquier tipo. El que tiene el
Espíritu respeta, pero no se doblega ante nada ni ante nadie; no adora a los
poderosos o a los líderes o a los sabios o al dinero o al ambiente cultural y social…
Sólo adora a Dios.
Donde hay Espíritu hay
fortaleza y paciencia. Se asume la persecución, la cárcel, los azotes. El
Espíritu conforta y consuela en la lucha, en la enfermedad, en la humillación.
El Espíritu es el que unge a los mártires y a cuantos sufren por la fe y por el
amor.
Donde hay Espíritu hay
generosidad. El Espíritu es Don y capacidad de donar. El Espíritu no es
posesivo, sino comunicativo. Nada retiene, libre como el aire. Comparte cuanto
es y cuanto tiene. Y siempre desde la gratuidad, no es interesado, es gracia.
Donde hay Espíritu hay
amor. Claro, el Espíritu se define como el Amor de Dios personalizado. Amor de
Dios derramado en nuestros corazones. En el fondo, cuando hablamos de energía,
de fortaleza, de libertad, de generosidad, estamos hablando de resplandores de
una misma realidad, que es el amor. Desde el amor nos hacemos libres,
valientes, pacientes, generosos, entregados. Desde el Espíritu podemos amar
como nos amó Jesucristo.
ENTRA EN
TU INTERIOR
Recibid
el Espíritu
Poco a poco, vamos
aprendiendo a vivir sin interioridad. Ya no necesitamos estar en contacto con
lo mejor que hay dentro de nosotros. Nos basta con vivir entretenidos. Nos
contentamos con funcionar sin alma y alimentarnos solo de pan. No queremos exponernos
a buscar la verdad. Ven Espíritu Santo y libéranos del vacío interior. Ya
sabemos vivir sin raíces y sin metas. Nos basta con dejarnos programar desde
fuera. Nos movemos y agitamos sin cesar, pero no sabemos qué queremos ni hacia
dónde vamos. Estamos cada vez mejor informados, pero nos sentimos más perdidos
que nunca. Ven Espíritu Santo y libéranos de la desorientación.
Apenas nos interesan ya
las grandes cuestiones de la existencia. No nos preocupa quedarnos sin luz para
enfrentarnos a la vida. Nos hemos hecho más escépticos pero también más
frágiles e inseguros. Queremos ser inteligentes y lúcidos. ¿Por qué no
encontramos sosiego y paz? ¿Por qué nos visita tanto la tristeza? Ven Espíritu
Santo y libéranos de la oscuridad interior.
Queremos vivir más,
vivir mejor, vivir más tiempo, pero ¿vivir qué? Queremos sentirnos bien,
sentirnos mejor, pero ¿sentir qué? Buscamos disfrutar intensamente de la vida,
sacarle el máximo jugo, pero no nos contentamos solo con pasarlo bien. Hacemos
lo que nos apetece. Apenas hay prohibiciones ni terrenos vedados. ¿Por qué
queremos algo diferente? Ven Espíritu Santo y enséñanos a vivir.
Queremos ser libres e
independientes, y nos encontramos cada vez más solos. Necesitamos vivir y nos
encerramos en nuestro pequeño mundo, a veces tan aburrido. Necesitamos
sentirnos queridos y no sabemos crear contactos vivos y amistosos. Al sexo le
llamamos “amor” y al placer “felicidad”, pero ¿quién saciará nuestra sed? Ven
Espíritu Santo y enséñanos a amar.
En nuestra vida ya no
hay sitio para Dios. Su presencia ha quedado reprimida o atrofiada dentro de
nosotros. Llenos de ruidos por dentro, ya no podemos escuchar su voz. Volcados
en mil deseos y sensaciones, no acertamos a percibir su cercanía. Sabemos
hablar con todos menos con él. Hemos aprendido a vivir de espaldas al Misterio.
Ven Espíritu Santo y enséñanos a creer.
Creyentes y no
creyentes, poco creyentes y malos creyentes, así peregrinamos todos muchas
veces por la vida. En la fiesta cristiana del Espíritu Santo a todos nos dice Jesús
lo que un día dijo a sus discípulos exhalando sobre ellos su aliento: “Recibid
el Espíritu Santo”. Ese Espíritu que sostiene nuestras pobres vidas y alienta
nuestra débil fe puede penetrar en nosotros por caminos que solo él conoce.
José Antonio Pagola
ORA EN TU
INTERIOR
Sabemos muy bien que
todo lo que somos ha sido un don de Dios y, por eso, nos queremos dirigir a él
con las manos totalmente vacías para acoger sus dones, los dones del Espíritu.
DON DE LA
SABIDURÍA: Sabemos que Dios nos ha dado una nueva
identidad, nos ha marcado con su Espíritu; por eso pedimos la fuerza necesaria
para ser capaces de vivir sin temor la libertad que supone el hecho de ser
bautizados.
También queremos ofrecer nuestra capacidad de
ir a fondo para descubrir la profundidad de este misterio, para conocer,
madurar y saborear, cada vez más, nuestra fe.
DON DE
ENTENDIMIENTO: Entendemos que Dios nos acoge
siempre, para lo que pase; y por eso pedimos que en la comunidad nos acojamos
también con la misma incondicionalidad.
Queremos ofrecer nuestra espontaneidad y
apertura para afrontar cualquier situación.
DON DE
CONSEJO: No tenemos demasiadas cosas, pero sí
un camino que recorrer, por eso pedimos no ir solos en este camino.
Ofrecemos la voluntad de aprovechar cada etapa
de nuestro crecimiento y maduración en la fe, conscientes de que, en cada
momento, Dios nos sale al encuentro.
DON DE
FORTALEZA: También queremos llegar muy arriba; y
por eso pedimos el apoyo y la ayuda de Dios y de los hermanos, fuertemente
unidos y parando los golpes que nos pueda traer la vida.
DON DE
PIEDAD: También queremos pedir que la
comunidad nos ayude a vivir una espiritualidad firme y sólida, a fin de
escuchar la voz de Dios y poder responder a ella.
Ofrecemos nuestra
necesidad de interiorización, oración y recogimiento, para experimentar
silencios llenos en lugar de palabras vacías.
DON DE
CIENCIA: Queremos pedir también un esfuerzo
conjunto para intentar adaptarnos a los signos de los tiempos, para dar
respuesta a las necesidades de hoy, fundamentalmente en las verdades de
siempre.
DON DE
FIDELIDAD A DIOS: La mano de Dios la encontramos en los
testimonios de la comunidad por esto pedimos que los cristianos seamos siempre
un ejemplo a seguir para todos. Ofrecemos nuestro compromiso y nuestra
fidelidad a Dios intentando siempre, dar una respuesta de fe.
ORACIÓN
“Revestíos de la fuerza
que brota del Espíritu y convertíos en constructores de un mundo nuevo, un
mundo diferente, fundado en la verdad, la justicia, la solidaridad y el amor”.
(Papa
san Juan Pablo II a los jóvenes, 1991).
Expliquemos el
Evangelio a los niños.
Imágenes de Paxi
Velasco FANO
Imagen para colorear.
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