"Cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, os guiará hacia la verdad
plena."
16 DE JUNIO
SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
(DÍA PRO ORANTIBUS –CONTEMPLATIVOS)
1ª Lectura: Proverbios 8,22-31
Antes de que existiera la tierra,
La sabiduría ya había sido engendrada.
Salmo 8:
Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda
la tierra!
2ª Lectura: Romanos 5,1-5
Vayamos a Dios por Cristo mediante el amor
que nos ha infundido el Espíritu Santo.
PALABRA DEL DÍA
Juan 16,12-15
“Dijo Jesús a sus
discípulos: “Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con
ellas por ahora: cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, os guiará hacia la
verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os
comunicará lo que está por venir: Él me glorificará, porque recibirá de mí lo
que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho
que tomará de lo mío y os lo anunciará”.
Versión para américa Latina, extraída de la Biblia del
Pueblo de Dios
“En aquel tiempo, Jesús
dijo a sus discípulos:
"Todavía tengo muchas
cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora.
Cuando venga el Espíritu de
la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí
mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo.
El me glorificará, porque
recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes.
Todo lo que es del Padre es
mío. Por eso les digo: 'Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes'."
REFLEXIÓN
Profesamos nuestra fe en Dios
uno y trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo. La profesamos desde nuestro
bautismo, fuimos bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo, hasta que morimos abrazados a la cruz. La profesamos en nuestras
oraciones, signos y bendiciones, catequesis y enseñanzas, cantos y tradiciones.
Aunque no hemos sido muy
conscientes de la importancia espiritual de este misterio, hoy, por la gracia
de Dios, sabemos que es fuente, marca y meta de toda nuestra vida.
Fuente: Tres corrientes en
una, origen de toda vida y toda gracia.
Marca: Estamos hechos a su
imagen, con dinamismo de comunión.
Meta: “Nos has hecho, Señor,
para ti”, decía san Agustín. Caminamos hacia el abrazo trinitario.
El Padre, decía san Juan de la
Cruz, es mano blanda. Blanda por la ternura y la misericordia. Pero es también
mano fuerte, creadora y protectora. De sus dedos salieron las espirales de las
estrellas, la vida innumerable, las figuras del hombre y la mujer, bien
moldeados.
El Hijo es “toque delicado”,
carne de nuestra carne. Su toque era curativo y amistoso. Su toque era
transmisión de gracias. Su toque elevaba y dignificaba. Después se dejó tocar y
traspasar para redimirnos y salvarnos.
El Espíritu es “llama viva”,
que purifica y transforma, da calor y amistad, embellece y transfigura. De su
llama se desprenden inflamaciones de amor. Ya nunca tendremos miedo, porque en
Él estamos encendidos.
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
unidos en fuerte abrazo, viviendo la comunión perfecta, sosteniendo y recreando
la vida toda, desbordando en hijos y familias, tan distintos, tan iguales,
sostén y fundamento de iodo lo creado.
Dios Padre, que es creación,
amor. Dios es amor. Dios Hijo, que es el camino que tenemos que recorrer, la
verdad que tenemos que creer y la vida que tenemos que vivir. Dios Espíritu
Santo, que es donación, comunicación, comunión.
¿En qué Dios creemos?
¿En un Dios serio, justiciero.
En un Dios que premia a los buenos y castiga a los malos?
ENTRA
Y ORA EN TU INTERIOR
Yo creo:
En un Dios que es todo
corazón, compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.
En un Dios-Padre, fuente de
vida, generosidad desbordante.
En un Dios-Hijo, palabra
eterna del Padre por la que todo vino a la existencia, que paso por el mundo
haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal porque Dios estaba con
él.
En un Dios-Espíritu Santo,
llama viva, fuerza desbordante, comunión profunda, alma de la Iglesia.
Creo en un Dios siempre
alegre, uno y trino, comunidad, familia, las tres divinas personas en comunión
de vida y amor.
Creo también que este Dios
bueno no quiso quedarse tanta bondad para él solo y creó al hombre: A imagen de
Dios los creó, hombre y mujer los creó.
Tres veces repite el libro del
Génesis en el relato de la creación, en un solo versículo, que el hombre es una
imagen de Dios.
Por eso, también necesito
creer en el hombre:
En un hombre que sea donación,
como Dios. Aprendamos a dar y a darnos, a compartir bienes y talentos, a abrir
la mano y el corazón al otro.
En un hombre que sea
comunicación. Como Dios, el hombre tiene la palabra. Porque frente a la
incomunicación y a la confusión de Babel, está Pentecostés.
En un hombre que sea comunión.
Creer en la Trinidad es optar por la comunión entre los hombres. Por eso
debemos sentirnos felices cuando vivimos nuestra fe en comunidad de fe y amor
en la eucaristía.
ORA
EN TU INTERIOR
Solo Dios puede colmar la
insatisfacción del hombre, solo él puede colmar nuestra sed: “El que tenga sed,
que venga a mí y beba”, decía Jesús.
Tenemos sed de muchas cosas,
pero solo él puede calmar nuestra sed, es lo que san Agustín expresaba tan
certera y bellamente:
“Nos has hecho, Señor, para
ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en ti”.
Dios es pues nuestra meta.
Hacia Él caminamos todos, aunque no lo sepamos. En todas nuestras búsquedas
sinceras dios se hace el encontradizo.
Cuando deseamos un mundo mejor,
cuando nos comprometemos con la paz y la solidaridad, estamos deseando a Dios.
Cuando tenemos hambre y sed de justicia, estamos deseando a Dios. Cuando
buscamos la verdad, la felicidad de los hermanos, sobre todo de los que más lo
necesitan estamos deseando a Dios.
Y nos encaminamos hacia el
Dios uno y Trino, cuando nos queremos, cuando formamos una familia, una
comunidad unida en la fe, en la esperanza y en la caridad, cuando trabajamos
por la reconciliación entre los hombres. Cuando amamos de verdad, estamos dando
pasos hacia la Trinidad.
ORACIÓN
Dios Padre, que al enviar al
mundo la Palabra de la verdad y el Espíritu santificador, revelaste a todos los
hombres tu misterio admirable, concédenos que, profesando la fe verdadera,
reconozcamos la gloria de la eterna Trinidad y adoremos la Unidad de su
majestad omnipotente.
Expliquemos el Evangelio a los niños.
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