domingo, 29 de diciembre de 2019

1 DE ENERO:: SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS.



“En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.

1 DE ENERO

FIESTA DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS

JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LA PAZ

1ª Lectura: Números 6,22-27

Invocarán mi nombre y yo los bendeciré.

Salmo 66: “El Señor tenga piedad y nos bendiga”

2ª Lectura: Gálatas 4,4-7

Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer.

PALABRA DEL DÍA

Lucas 2,16-21

“En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas esas cosas, meditándolas en su corazón.
Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.
Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como le había llamado el ángel antes de su concepción”.

Versión para América Latina extraída de la Biblia del Pueblo de Dios

“Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre.
Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño,
y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores.
Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón.
Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido.
Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su concepción”.

REFLEXIÓN

Jesús fue el nombre escogido por el cielo para designar al Mesías. Sabemos toda la fuerza que tiene este nombre bendito. Decir Jesús puede ser para nosotros la mejor bendición. Con el nombre de Jesús nos protegemos. Con el nombre de Jesús confesamos nuestra fe, porque estamos confesando  que en Jesús, Yahvé nos salva. Con el nombre de Jesús rezamos, pero siempre que se haga desde el espíritu: “Porque nadie puede decir: ¡Jesús es Señor! Sino por influjo del Espíritu Santo” (1 Cor 12,3). Con el nombre de Jesús evangelizamos, porque “no hay otro nombre por el cual el hombre pueda ser salvado” (Hch 4,12).

Sólo una mirada agradecida y suplicante a María. Toda la gracia y la bendición de Dios pasó por ella. Ella colaboró activamente con su docilidad y su entrega, con su acogida y disponibilidad, con la fuerza de su fe y de su amor. Fue siempre: “La mujer dócil a la voz del Espíritu… la que supo acoger como Abrahán la voluntad de Dios” “Esperando contra toda esperanza”.  La bendecida por el Señor.



“El Señor te bendiga y te proteja,
Ilumine su rostro sobre ti
Y te conceda su favor;
El Señor se fije en ti
Y te conceda la paz” (Núm 6,22ss)

Cada año, cada día, cada instante necesitamos la bendición de Dios: que ilumine su rostro sobre nosotros, que nos proteja y nos conceda su favor, que no parte sus ojos de nosotros, esos ojos grandes que envuelven en amor y que penetran hondo, pacificando.

Dios bendice desde el principio: “Y los bendijo Dios”. Bendice Dios para que vivamos y para que seamos felices en nuestra tarea. Bendición es el deseo de Dios expresado en palabras buenas. Pero la palabra que dios dice, se cumple. Cada palabra suya es como un beso de amor creativo. Dice, por ejemplo: ¡vive!, y el hombre empezó a ser. Dice: ¡no temas!, y se acabaron los miedos. Dice: ¡paz!, y la alegría nadie nos la puede quitar. Dice: ¡Espíritu!, y empezamos a renacer. ¡Bendícenos hoy, Señor!

ENTRA Y ORA EN TU INTERIOR

Lucas concluye su relato del nacimiento de Jesús indicando a los lectores que «María guardaba todas estas cosas meditándolas en su corazón». No conserva lo sucedido como un recuerdo del pasado, sino como una experiencia que actualizará y revivirá a lo largo de su vida.

No es una observación gratuita. María es modelo de fe. Según este evangelista, creer en Jesús Salvador no es recordar acontecimientos de otros tiempos, sino experimentar hoy su fuerza salvadora, capaz de hacer más humana nuestra vida.

Por eso, Lucas utiliza un recurso literario muy original. Jesús no pertenece al pasado. Intencionadamente va repitiendo que la salvación de Jesús resucitado se nos está ofreciendo “HOY”, ahora mismo, siempre que nos encontramos con él. Veamos algunos ejemplos.

Así se nos anuncia el nacimiento de Jesús: “Os ha nacido hoy en la ciudad de David un Salvador”. Hoy puede nacer Jesús para nosotros. Hoy puede entrar en nuestra vida y cambiarla para siempre. Con él podemos nacer a una existencia nueva.

En una aldea de Galilea traen ante Jesús a un paralítico. Jesús se conmueve al verlo bloqueado por su pecado y lo sana ofreciéndole el perdón: “Tus pecados quedan perdonados”. La gente reacciona alabando a Dios: “Hoy hemos visto cosas admirables”. También nosotros podemos experimentar hoy el perdón, la paz de Dios y la alegría interior si nos dejamos sanar por Jesús.

En la ciudad de Jericó, Jesús se aloja en casa de Zaqueo, rico y poderoso recaudador de impuestos. El encuentro con Jesús lo transforma: devolverá lo robado a tanta gente y compartirá sus bienes con los pobres. Jesús le dice: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa”. Si dejamos entrar a Jesús en nuestra vida, hoy mismo podemos empezar una vida más digna, fraterna y solidaria.

Jesús está agonizando en la cruz en medio de dos malhechores. Uno de ellos se confía a Jesús: “Jesús, acuérdate de mí cuando estés en tu reino”. Jesús reacciona inmediatamente: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. También el día de nuestra muerte será un día de salvación. Por fin escucharemos de Jesús esas palabras tan esperadas: descansa, confía en mí, hoy estarás conmigo para siempre.

Hoy comenzamos un año nuevo. Pero, ¿qué puede ser para nosotros algo realmente nuevo y bueno? ¿Quién hará nacer en nosotros una alegría nueva? ¿Qué psicólogo nos enseñará a ser más humanos? De poco sirven los buenos deseos. Lo decisivo es estar más atentos a lo mejor que se despierta en nosotros. La salvación se nos ofrece cada día. No hay que esperar a nada. Hoy mismo puede ser para mí un día de salvación.

José Antonio Pagola (En Eclesalia)

ORA EN TU INTERIOR CON EL PADRE NUESTRO DE LA PAZ

Y ahora, una vez que tú estás bendecido, dedícate a bendecir. Si Dios ha puesto su luz en ti, irradia. Si Dios te ha pacificado, siembra la paz. Así como Dios nos ama para que nos amemos, Dios nos bendice para que bendigamos, para que lleguemos a ser una bendición. Que cuando te acerques a otro, sienta que sale de ti una irradiación benéfica y pacificadora. Y cuando alguien se acerque a ti, que tú le acojas entrañablemente y le digas bien, le digas cosas buenas, bonitas, y pueda volver gozoso. Y si tú no te atreves a bendecir, dile eso: que Dios te bendiga, pero de verdad.

PADRE que miras por igual a todos tus hijos a quienes ves enfrentados.

NUESTRO: de todos, sea cual sea nuestra edad, color o lugar de nacimiento.      
     
QUE ESTÁS EN LOS CIELOS, y en la tierra, en cada hombre, en los humildes y en los que sufren.

SANTIFICADO SEA TU NOMBRE pero no con el estruendo de las armas, sino con el susurro del corazón.

VENGA A NOSOTROS TU REINO, el de la paz, el del amor. Y aleja de nosotros los reinos de la tiranía y de la explotación.

HÁGASE TU VOLUNTAD siempre y en todas partes. En el cielo y en la tierra. Que tus deseos no sean obstaculizados por los hijos del poder.

DANOS EL PAN DE CADA DÍA que está amasado con paz, con justicia, con amor. Aleja de nosotros el pan de cizaña que siembra envidia y división.

DÁNOSLE HOY porque mañana puede ser tarde, la guerra amenaza y algún loco puede incendiarla.

PERDÓNANOS no como nosotros perdonamos, sino como Tú perdonas.

NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN de almacenar lo que no nos diste, de acumular lo que otros necesitan, de mirar con recelo al otro.

Expliquemos el Evangelio a los niños

Imágen de Paxi Velasco FANO




miércoles, 25 de diciembre de 2019

29 DE DICIEMBRE: FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA DE JESÚS, MARÍA Y JOSÉ.


“Levantarte, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”

DOMINGO 29 DE DICIEMBRE

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA: JESÚS, MARÍA Y JOSÉ.

1ª Lectura: Eclesiástico 3,2-6.12-14.

El que teme al Señor honra a sus padres.

Salmo 127:

Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.

2ª Lectura: Colosenses 3,12-21.

Coge al niño y a su madre y huye a Egipto.

PALABRA DEL DÍA

Mateo 2,13-15.19-23

“Cuando se marcharon los magos los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levantarte, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”. José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: “Llamé a mi hijo para que saliera de Egipto”. Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre y vuélvete a Israel; ya han muerto los que atentaban contra la vida del niño”. Se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes tuvo miedo de ir allá. Y avisado en sueños se retiró a Galilea y se estableció en un pueblo llamado Nazaret. Así se cumplió lo que dijeron los profetas, que se llamaría nazareno.”

Versión para América Latina, extraída de la Biblia del Pueblo de Dios

“Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo".
José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.
Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: Desde Egipto llamé a mi hijo.Cuando murió Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José, que estaba en Egipto,
y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño".
José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel.
Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea,
donde se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que había sido anunciado por los profetas: Será llamado Nazareno.”

REFLEXIÓN

La familia es algo muy humano, es lo más humano, es fuente de Humanidad. El que quiera aprender humanismo, que vaya a la escuela de la familia. El que no haya vivido en una familia sana, tendrá crisis de humanidad.

La familia es algo muy humano porque en el fondo del hombre hay un dinamismo de comunión. La verdad más profunda del hombre es su capacidad de amar. La Ley suprema de la vida humana es el amor. La vocación esencial de todo hombre es amar. Los hombres estamos hechos para relacionarnos, para querernos, para unirnos y, así para proyectarnos hacia el futuro. El hombre se realiza en la medida en que se relaciona, en la medida en que se entrega. La tendencia última del hombre no es la soledad, sino la solidaridad. Por eso, el que no es amado, enloquece, el que no ama se asfixia, se seca y muere; no llevará fruto, sólo sirve para el fuego.

La familia es el campo adecuado para vivir estos valores que constituyen al hombre y cultivarlos. Es lugar privilegiado de encuentro. Familia es eso, comunidad de amor, con proyección de eternidad. La vida de la familia está hecha de relación respetuosa y cariñosa, de comunicación íntima, de entrega servicial y sacrificada, de común unión de alegrías, penas y esperanzas. Y está hecha de trabajo compartido, de frutos recogidos, de cultivo de la vida. En la familia el hombre se transciende, rompiendo la tentación de la soledad y el riego de la esterilidad. Sin duda, no hay nada más humano. En la familia encontraremos las mejores gratificaciones, los más razonables frutos. No es extraño que sintamos constantemente la querencia familiar, que siempre queramos volver a casa.

En la familia se aprenden los valores que constituyen la sociedad, “es la primera e insustituible escuela creadora de Humanidad, ejemplo y estímulo para las relaciones comunitarias más amplias, mediante la transmisión de virtudes y valores”.

Podríamos apuntar algunos de estos valores, tan necesarios:

Dignidad de la persona, a la que se estima y se quiere como es. Hoy tenemos crisis de autoestima, porque nos ofrecen modelos inalcanzables, a los que se quiere imitar. Por otra parte, nuestra sociedad está muy masificada y despersonalizada.

Tolerancia y respeto. La familia es maestra de estas virtudes que hoy tanto se predican. Hubo un año dedicado a la tolerancia, para concienciar sobre el valor de esta hermosa virtud. La vivencia familiar es esencialmente tolerante, no un año, siempre.

Servicialidad y solidaridad. En la familia todo es común, el uno es para el otro, se comparten los sentimientos, los ideales, la vida. Si la sociedad no  aprende a ser solidaria, se destruye. El futuro de la Humanidad es la solidaridad.

Responsabilidad. En la familia se da respuesta a las necesidades de los demás, especialmente de los más pequeños e indefensos. Esta responsabilidad es el fundamento de toda existencia.

Defensa y culto del amor y de la vida. Son los valores que más definen a la familia. Fuera de la familia el amor es más difícil y la vida sufre terribles ataques. ¡Cuántas “enfermedades de corazón y cuántas semillas de muerte! Ojalá la familia sea fermento de vida y amor en el mundo.

ENTRA EN TU INTERIOR

Señor, sé, que la gracia le viene a la familia de su relación contigo y de su apertura a la redención de Cristo, tu Hijo. En esta fiesta de la familia, que se celebra dentro del misterio que es la encarnación de tu Hijo Jesucristo, si hace unos días miraba a Belén como capital de la paz y fuente de salvación, hoy tengo que mirar a Nazaret como la patria de la familia. Nazaret es punto de referencia obligado para cuantos, como yo, quieren vivir en comunidad de vida y amor.

Hoy, Señor, recuerdo a la Sagrada Familia, pero tengo que decir que toda familia es sagrada. Hay en todas las familias algo de ti, algo de tu misterio. Toda familia humana hunde sus raíces en ti. De ti recibe la gracia. Tú, Señor, bendices constantemente a la familia, la fortaleces en las dificultades, la ayudas a estar más unida, le das crecimiento y fecundidad.

ORA EN TU INTERIOR

Quiero orar por la Iglesia, esposa de Cristo, santa e inmaculada, para que sea la gran familia de los hijos de Dios.

Quiero orar por todos los pueblos de la tierra para que, superando diferencias y rivalidades, se unan más con lazos de solidaridad y fraternidad.

Quiero orar por todas las familias, para que, creciendo en el amor, estén abiertas a la vida.

Quiero orar, Señor, especialmente, por las familias que sufren a causa de la pobreza, el paro, la enfermedad de algunos de sus miembros, para que encuentren la ayuda solidaria que necesitan.
Quiero orar por las familias que viven en crisis por falta de entendimiento, de diálogo y de amor, para que, guardándose fidelidad, prevalezca en ellos lo que les une.

Finalmente, Señor, quiero orar por todos los hombres y mujeres del mundo y por todas nuestras familias para que seamos testigos de tu amor.

Expliquemos el Evangelio a los niños.

Imágenes de Paxi Velasco FANO


Imagen para colorear.



martes, 24 de diciembre de 2019

24 y 25 DE DICIEMBRE: NATIVIDAD DEL SEÑOR. MISA DE LA NOCHE Y MISA DEL DÍA.



TIEMPO DE NAVIDAD

“Hoy nos ha nacido un Salvador.”

24 DE DICIEMBRE

MISA DE LA NOCHE

1ª Lectura: Isaías 9,1-3.5-6

Un hijo se nos ha dado.

Salmo 95

Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.

2ª Lectura: Tito 2,11-14

Ha aparecido la gracia de Dios a todos los hombres.

PALABRA DE LA VIGILIA

Lucas 2,1-14

“En aquel tiempo, salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero.
Éste fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad.
También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaba allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada.
En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turnos su rebaño.
Y un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor.
El ángel les dijo:
-“No temáis, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.”
De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: -“Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.”

Versión para América Latina extraída de la Biblia del Pueblo de Dios

“En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo.
Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria.
Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen.
José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David,
para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada.
Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre;
y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue.
En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche.
De pronto, se les apareció el Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor,
pero el Ángel les dijo: "No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo:
Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor.
Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre".
Y junto con el Ángel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
"¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él!".

REFLEXIÓN

El ciclo de Navidad-Epifanía, está escrito a imagen y semejanza del ciclo de Pascua y, por tanto, depende de él. Los dos empiezan de noche. Porque dos veces a lo largo del año –sólo dos veces- la Iglesia nos convoca de noche al templo para velar; son dos noches que tienen una luz especial, un resplandor que viene de Dios. La Nochebuena, la Vigilia Pascual. Y no podemos entender la una sin la otra: son dos noches que nos hablan de un único misterio.

Hoy tenemos el inicio de la salvación; en la Pascua, tenemos el cumplimiento, la plenitud. En la Navidad es Dios quien se hace hijo de los hombres; en la Pascua es el hombre quien se convierte en hijo de Dios. El protagonista es siempre el mismo: Jesús, en la Navidad con su nacimiento; en la Pascua con su muerte y resurrección; y desde su vida nos muestra que la vida humana se puede vivir de un modo nuevo y diferente, que tiene un nombre concreto: el Reino de Dios, que es el Reino del hombre.

Hoy ha descendido la paz y la alegría sobre nosotros: “No temáis, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo…Os ha nacido un Salvador”

ENTRA EN TU INTERIOR

EN UN PESEBRE

Según el relato de Lucas, es el mensaje del Ángel a los pastores el que nos ofrece las claves para leer desde la fe el misterio que se encierra en un niño nacido en extrañas circunstancias en las afueras de Belén.

Es de noche. Una claridad desconocida ilumina las tinieblas que cubren Belén. La luz no desciende sobre el lugar donde se encuentra el niño, sino que envuelve a los pastores que escuchan el mensaje. El niño queda oculto en la oscuridad, en un lugar desconocido. Es necesario hacer un esfuerzo para descubrirlo.

Estas son las primeras palabras que hemos de escuchar: «No tengáis miedo. Os traigo la Buena Noticia: la alegría grande para todo el pueblo». Es algo muy grande lo que ha sucedido. Todos tenemos motivo para alegrarnos. Ese niño no es de María y José. Nos ha nacido a todos. No es solo de unos privilegiados. Es para toda la gente.

Los cristianos no hemos de acaparar estas fiestas. Jesús es de quienes lo siguen con fe y de quienes lo han olvidado, de quienes confían en Dios y de los que dudan de todo. Nadie está solo frente a sus miedos. Nadie está solo en su soledad. Hay Alguien que piensa en nosotros.

Así lo proclama el mensajero: «Hoy os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor». No es el hijo del emperador Augusto, dominador del mundo, celebrado como salvador y portador de la paz gracias al poder de sus legiones. El nacimiento de un poderoso no es buena noticia en un mundo donde los débiles son víctima de toda clase de abusos.

Este niño nace en un pueblo sometido al Imperio. No tiene ciudadanía romana. Nadie espera en Roma su nacimiento. Pero es el Salvador que necesitamos. No estará al servicio de ningún César. No trabajará para ningún imperio. Solo buscará el reino de Dios y su justicia. Vivirá para hacer la vida más humana. En él encontrará este mundo injusto la salvación de Dios.

¿Dónde está este niño? ¿Cómo lo podemos reconocer? Así dice el mensajero: «Aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». El niño ha nacido como un excluido. Sus padres no le han podido encontrar un lugar acogedor. Su madre lo ha dado a luz sin ayuda de nadie. Ella misma se ha valido, como ha podido, para envolverlo en pañales y acostarlo en un pesebre.

En este pesebre comienza Dios su aventura entre los hombres. No lo encontraremos en los poderosos sino en los débiles. No está en lo grande y espectacular sino en lo pobre y pequeño. Hemos de escuchar el mensaje: vayamos a Belén; volvamos a las raíces de nuestra fe. Busquemos a Dios donde se ha encarnado.

 José Antonio Pagola

ORA EN TU INTERIOR

Hemos contemplado la Buena Noticia, la mejor noticia que anunciaron los ángeles a los pastores y que la Iglesia sigue anunciando a todos los hombres del mundo. Es una noticia buena para todos, pero especialmente para aquellos que buscan intensamente a Dios y para los que angustiosamente lo necesitan; es decir, para los que creen, para los que sufren, para los pobres y excluidos de la sociedad.

Celebramos el nacimiento de Dios, y el nacimiento de Dios envuelto en la mayor humildad y pobreza. Lo primero es que vino Dios a nosotros, lo segundo, los parámetros y las circunstancias de esta venida.

ORACIÓN

Hoy, en esta eucaristía de media noche, vienes a mí, señor, y mañana, en la misa del día, contemplaré tu gloria. Vienes a mí para que, libre de temor, arrancado de la mano de mis enemigos, te sirva con santidad y justicia todos los días de mi vida. ¡Qué maravillosa visión de la vida cristiana, que cada día me recuerda la antífona “benedictus” ¡. Te pido que en esta Navidad ninguna ocupación o preocupación aparte de mi mente, mi corazón y mi vida de lo único importante que eres tú, que vienes y me pides alojarte en mi corazón.

sin saber a dónde le llevaría la voluntad de Dios. Moisés penetró en el Mar Rojo y caminó incansable por el desierto, con la esperanza de que su pueblo llegaría a la Tierra Prometida. Por la fe, los profetas se atrevieron a decir lo que tenían que decir, en nombre de Dios, sabiendo que no serían escuchados ni bien recibidos. Por la fe, Juan bautiza y espera encontrar un día al Señor, el Mesías. Por la fe María dice sí, confiando en la fuerza de Dios. Por la fe, José toma a María por esposa y acoge al niño que va a nacer, sin hacer caso a las habladurías y le pone el nombre. Y confía en que el Dios de Israel le confortará en las decisiones graves que habrá que tomar… Creer más allá de lo que somos capaces de ver en la inmediatez de la vida.

sin saber a dónde le llevaría la voluntad de Dios. Moisés penetró en el Mar Rojo y caminó incansable por el desierto, con la esperanza de que su pueblo llegaría a la Tierra Prometida. Por la fe, los profetas se atrevieron a decir lo que tenían que decir, en nombre de Dios, sabiendo que no serían escuchados ni bien recibidos. Por la fe, Juan bautiza y espera encontrar un día al Señor, el Mesías. Por la fe María dice sí, confiando en la fuerza de Dios. Por la fe, José toma a María por esposa y acoge al niño que va a nacer, sin hacer caso a las habladurías y le pone el nombre. Y confía en que el Dios de Israel le confortará en las decisiones graves que habrá que tomar… Creer más allá de lo que somos capaces de ver en la inmediatez de la vida.



“La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre.
Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella,
y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.”

25 DE DICIEMBRE

NATIVIDAD DEL SEÑOR

MISA DEL DÍA

Primera Lectura: Isaías 52,7-10

La tierra entera verá la salvación

que viene de nuestro Dios.

Salmo 97

Toda la tierra ha visto al Salvador.

Segunda Lectura: Hebreos 1,1-6

Dios nos ha hablado por medio de su Hijo.

PALABRA DEL DÍA

Juan 1,1-18

 “En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios.
Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.
En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo: -“Este es de quien dije: “El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo.”-
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracias tras gracia.
Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto Jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer”
Versión para América Latina extraída de la Biblia del Pueblo de Dios
“Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
El no era la luz, sino el testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo".
De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia:
porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.”

Versión para América Latina, extraída de la Biblia del Pueblo de Dios.

“Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
El no era la luz, sino el testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo".
De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia:
porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.”

REFLEXIÓN

La Palabra de Dios, la que existía desde el principio, la que estaba en Dios y era Dios, se ha hecho carne de nuestra carne en Jesús. Dios se ha encarnado. Nuestro Dios se ha hecho muy cercano. Se ha vestido con nuestra naturaleza, ¡Qué maravilla! El Niño del pesebre es Dios, Dios con nosotros, Dios entre nosotros. El Verbo se ha hecho hombre y ha entrado en nuestra historia. ¿Y cómo ha venido a nosotros? Ha venido como un marginado. Sus padres no han encontrado un lugar digno y han ido a parar a un establo, al corral de los animales. Jesús ha encontrado como cuna un pesebre.

¿Por qué tenía que nacer en este lugar? Éste es el misterio de Dios. Él se ha encarnado en nuestro mundo, en el que están muy presentes la miseria, la marginación y la injusticia. Los hombres y las mujeres más pobres, los pequeños, las personas maltratadas y abandonadas pueden darse cuenta de que este Dios es su Dios, un Dios cercano, muy cercano. Él ha venido vestido de pobreza para que en él los más pobres encuentren la luz. Éste es su Dios, éste es nuestro Dios. Este nacimiento es un escándalo, como son escándalo la miseria y las diferencias de nuestro mundo: “Vino a los suyos, y los suyos no lo recibieron…”

Los hombres prefirieron las tinieblas a la luz.

“Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre…”


ENTRA EN TU INTERIOR

RECUPERAR A JESÚS

Los creyentes tenemos múltiples y muy diversas imágenes de Dios. Desde niños nos vamos haciendo nuestra propia idea de él, condicionados, sobre todo, por lo que vamos escuchando a catequistas y predicadores, lo que se nos transmite en casa y en el colegio o lo que vivimos en las celebraciones y actos religiosos.

Todas estas imágenes que nos hacemos de Dios son imperfectas y deficientes, y hemos de purificarlas una y otra vez a lo largo de la vida. No lo hemos de olvidar nunca. El evangelio de Juan nos recuerda de manera rotunda una convicción que atraviesa toda la tradición bíblica: «A Dios no le ha visto nadie jamás».

Los teólogos hablamos mucho de Dios, casi siempre demasiado; parece que lo sabemos todo de él: en realidad, ningún teólogo ha visto a Dios. Lo mismo sucede con los predicadores y dirigentes religiosos; hablan con seguridad casi absoluta; parece que en su interior no hay dudas de ningún género: en realidad, ninguno de ellos ha visto a Dios.

Entonces, ¿cómo purificar nuestras imágenes para no desfigurar de manera grave su misterio santo? El mismo evangelio de Juan nos recuerda la convicción que sustenta toda la fe cristiana en Dios. Solo Jesús, el Hijo único de Dios, es «quien lo ha dado a conocer». En ninguna parte nos descubre Dios su corazón y nos muestra su rostro como en Jesús.Dios nos ha dicho cómo es encarnándose en Jesús. No se ha revelado en doctrinas y fórmulas teológicas sublimes sino en la vida entrañable de Jesús, en su comportamiento y su mensaje, en su entrega hasta la muerte y en su resurrección. Para aproximarnos a Dios hemos de acercarnos al hombre en el que él sale a nuestro encuentro.

Siempre que el cristianismo ignora a Jesús o lo olvida, corre el riesgo de alejarse del Dios verdadero y de sustituirlo por imágenes distorsionadas que desfiguran su rostro y nos impiden colaborar en su proyecto de construir un mundo nuevo más liberado, justo y fraterno. Por eso es tan urgente recuperar la humanidad de Jesús.

No basta con confesar a Jesucristo de manera teórica o doctrinal. Todos necesitamos conocer a Jesús desde un acercamiento más concreto y vital a los evangelios, sintonizar con su proyecto, dejarnos animar por su espíritu, entrar en su relación con el Padre, seguirlo de cerca día a día. Ésta es la tarea apasionante de una comunidad que vive hoy purificando su fe. Quien conoce y sigue a Jesús va disfrutando cada vez más de la bondad insondable de Dios.

 José Antonio Pagola

ORA EN TU INTERIOR

Seguro que tengo que cambiar mis esquemas. Jesús me dice con su presencia, sencillez, pobreza y amor cuáles son las semillas que debo plantar en mi corazón. He de fijarme en las personas a las que se ha manifestado. Qué cualidades tenían. Los pastores eran gentes muy sencillas. Ellos tenían el corazón preparado para recibir al Niño, para creer en el Niño. Y yo, ¿tengo mi corazón preparado? Aún estoy a tiempo para unirme a los pastores. Aún ahora puedo transformarme y sentir el calor del aliento del Niño Jesús. Quiero que sea la luz verdadera que me alumbre, esa luz que vino al mundo y la desaprovecharon, quiero aprovecharla, dejarme iluminar por ella para poder iluminar a los otros.

Señor, tu nacimiento está marcado por la marginación y la pobreza. La gloria del cielo se oscurece en la tierra. El que es Señor del mundo no encuentra sitio en el mundo para nacer. El que es dueño de todas las cosas necesita de los regalos de pobres pastores, que al raso cuidaban sus rebaños. Pero tú vienes con muchos regalos del cielo, y el primero de todos es la paz. Paz para todos los hombres sin excepción, para los buenos y para los malos, para los libres y los esclavos, paz envuelta en pañales de amor.

¡Oh, Señor! Contigo nació la gracia de Dios. En ti Dios se manifestó a los humildes y misericordiosos. Por ti fui rescatado de mi mediocridad. Y tú me enseñaste a vivir santamente y a esperar con las lámparas encendidas tu vuelta gloriosa.

ORACIÓN

Que sea y viva, Señor, como verdadero hijo tuyo.

Que sea y viva como hermano de todos los hombres.

Que sea comprensivo y compasivo, acogedor y solidario, capaz de superar mi individualismo y mi clasismo.

Que sea pobre, que solo busque tu reino y su justicia.

Que sea manso, que me convenza de que sólo tú yugo es llevadero y tú carga ligera.

Que sea capaz de mirar siempre con ojos de misericordia.

Que sepa hacer mío los dolores y sufrimientos de mis hermanos.

Que sepa amar, Señor, que sepa amar. Amén

Expliquemos el Evangelio a los niños.

Imágenes de Paxi Velasco FANO


Imagen para colorear.