“Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño
de la casa.”
3 DE
DICIEMBRE
PRIMER
DOMINGO DE ADVIENTO
PRIMERA
LECTURA: Isaías 63,16-17; 64,1-8
El contexto de esta oración
intensa y confiada es de un gran sufrimiento. A la esclavitud del destierro se
añade la vergüenza y la impureza del pecado: “Todos éramos impuros…” Pero la
oración es sincera: “Tú, Señor, eres nuestro Padre”.
Hoy, en este primer domingo de
Adviento hacemos nuestra esta petición: “¡Ojalá rasgases el cielo y bajases!”.
SALMO: 79
“¡Oh Dios, que brille tu rostro y nos salve!”.
En el salmo 79 se eleva el clamor de Israel;
el pueblo se arrepiente de su mala conducta. ¡Que vuelva Dios y le sostenga en
adelante! Esta es la oración que hoy eleva el cristiano cuando requiere la
presencia de Cristo en su vida.
“Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste. No nos alejaremos de ti: danos vida, para que
invoquemos tu nombre”
SEGUNDA
LECTURA: 1 Corintios 1,3-9
Aquí hay todo un contraste con el
texto anterior, un ambiente de bendición y acción de gracias, porque ya el
cielo se rasgó y “Dios, nuestro Padre” nos dio a Jesucristo. Ya no se habla de
ira, castigos, impurezas y extravíos. “Ya habéis sido enriquecidos en todo”, en
Jesucristo; “no carecéis de ningún don”, por Jesucristo; llegáis a “participar
en la vida de su Hijo”, en Jesucristo, y seguís esperando nuevas gracias y
nuevas manifestaciones, en Jesucristo.
EVANGELIO
Marcos 13,33-37
“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Mirad,
vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue
de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando
al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de
la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer;
no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a
vosotros lo digo a todos: ¡Velad!”.
Versión
para América Latina, extraída de la Biblia del Pueblo de Dios
“Tengan cuidado y estén prevenidos, porque no saben cuándo
llegará el momento.
Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa al
cuidado de sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero
que permanezca en vela.
Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el
dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la
mañana.
No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos.
Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén
prevenidos!".
REFLEXIÓN
Velad. Así estaréis siempre preparados. El que duerme pierde muchas
oportunidades. El que vive adormilado de nada se entera.
Velad. Las cosas más importantes suceden sin previo aviso. Los encuentros
más provechos a veces son imprevistos y las visitas más gratificantes suelen
ser inesperadas. Es la magia de la sorpresa, de la intuición, de la gratuidad.
Y Cristo siempre es gracia y sorpresa. Nos visita en cualquier momento. Nos
visita a la hora prima o undécima, en la primera vigilia o en la tercera o al canto del gallo. Nos quiere visitar
siempre.
De ahí la vigilancia. Pero no una vigilancia cualquiera, se nos ha
entregado una tarea, se nos ha dado unos talentos, unos carismas, unos dones.
Podemos hacer dos cosas, pensar que el dueño de la casa no vendrá nunca y que
por tanto no tengo que rendir cuentas, o pensar que puede llegar en cualquier
momento.
Nos solemos preparar para todo. No hay un acontecimiento que no
preparemos, y no es que eso esté mal, al contrario, pero me pregunto, si son
los más importantes, si son los más prioritarios.
Cuando alguien al que quiero me avisa de que viene a
casa, ya sea un hijo que estudia fuera, el esposo o la esposa que tuvieron que
salir de viaje y no vemos la hora de que lleguen, ese amigo de mi infancia, que
después de tanto tiempo he vuelto a saber de él. Estamos ansiosos, estamos
oteando siempre ese horizonte urbano para ver si están cerca. Pues mira, sí, alguien viene,
pero desafortunadamente, no sabemos ni el día ni la hora, pero sí sabemos lo
que siente por nosotros, un amor de predilección, un amor hasta el punto de la
entrega total y generosa. ¿Estás vigilante, esperando esta visita, esta venida?
ENTRA EN
TU INTERIOR
UNA
IGLESIA DESPIERTA
Las primeras generaciones cristianas vivieron obsesionadas por la pronta venida
de Jesús. El resucitado no podía tardar. Vivían tan atraídos por él que querían
encontrarse de nuevo cuanto antes. Los problemas empezaron cuando vieron que el
tiempo pasaba y la venida del Señor se demoraba.
Pronto se dieron cuenta de que esta tardanza encerraba un peligro mortal.
Se podía apagar el primer ardor. Con el tiempo, aquellas pequeñas comunidades
podían caer poco a poco en la indiferencia y el olvido. Les preocupaba una
cosa: «Que, al llegar, Cristo no nos encuentre dormidos».
La vigilancia se convirtió en la palabra clave. Los evangelios la repiten
constantemente: «vigilad», «estad alerta», «vivid despiertos». Según Marcos, la
orden de Jesús no es sólo para los discípulos que le están escuchando. «Lo que
os digo a vosotros lo digo a todos: Velad». No es una llamada más. La orden es
para todos sus seguidores de todos los tiempos.
Han pasado veinte siglos de cristianismo. ¿Qué ha sido de esta orden de
Jesús? ¿Cómo vivimos los cristianos de hoy? ¿Seguimos despiertos? ¿Se mantiene
viva nuestra fe o se ha ido apagando en la indiferencia y la mediocridad.
¿No vemos que la Iglesia necesita un corazón nuevo? ¿No sentimos la
necesidad de sacudirnos la apatía y el autoengaño? ¿No vamos a despertar lo
mejor que hay en la Iglesia? ¿No vamos a reavivar esa fe humilde y limpia de
tantos creyentes sencillos?
¿No hemos de recuperar el rostro vivo de Jesús, que atrae, llama,
interpela y despierta? ¿Cómo podemos seguir hablando, escribiendo y discutiendo
tanto de Cristo, sin que su persona nos enamore y trasforme un poco más? ¿No
nos damos cuenta de que una Iglesia «dormida» a la que Jesucristo no seduce ni
toca el corazón, es una Iglesia sin futuro, que se irá apagando y envejeciendo
por falta de vida?
¿No sentimos la necesidad de despertar e intensificar nuestra relación
con él? ¿Quién como él puede despertar nuestro cristianismo de la inmovilidad,
de la inercia, del peso del pasado, de la falta de creatividad? ¿Quién podrá
contagiarnos su alegría? ¿Quién nos dará su fuerza creadora y su vitalidad?
José Antonio Pagola
ORA EN TU
INTERIOR
Señor, si supiera rezar, sabría que soy hijo tuyo. Si supiera rezar,
entendería que mi oración es más tuya que mía. Si supiera rezar, sabría que tú
eres el que me levantas si caigo, el que me curas si enfermo, me enriqueces si
empobrezco, me acompañas en los caminos de la vida. “Pastor de Israel escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece. Despierta tu poder y ven a
salvarnos”
ORACIÓN
FINAL
Dios Todopoderoso, aviva en mí al comenzar el Adviento, el deseo de salir
a tu encuentro, que vaya acompañado de obras buenas, para que colocado un día a
tu derecha, merezca, por tu gracia, poseer el reino eterno. AMEN.
Expliquemos
el Evangelio a los niños.
Imágenes
de Paxi Velasco (FANO)
Imagen
para colorear.
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