“…el que no está contra nosotros está a favor nuestro”
29 DE SEPTIEMBRE
DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO (B)
1ª Lectura: Números 11,25-29
¿Estás celoso de mí? ¡Ojalá todo el pueblo fuera profeta!
Salmo 18: “Los mandatos del Señor son rectos y alegran el
corazón”
2ª Lectura: Santiago 5,1-6
Vuestra riqueza está corrompida.
PALABRA DEL DÍA
Marcos 9,38-43.45.47-48
“En aquel tiempo, dijo Juan
a Jesús: -Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo
hemos querido impedir, porque no es de los nuestros. Jesús respondió: -No se lo
impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal
de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro. Y, además, el que
os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se
quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeños que creen,
más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen
al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la
vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga. Y, si tu
pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado
con los dos pies al infierno. Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale
entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno,
donde el gusano no muere y el fuego no se apaga”.
Versión para América Latina, extraída de la biblia del
Pueblo de Dios.
“Juan le dijo a Jesús:
"Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y
tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros".
Pero Jesús les dijo:
"No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y
luego hablar mal de mí.
Y el que no está contra
nosotros, está con nosotros.
Les aseguro que no quedará
sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que
ustedes pertenecen a Cristo.
Si alguien llegara a
escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él
que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar.
Si tu mano es para ti
ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir
con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible.
Y si tu pie es para ti
ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que
ser arrojado con tus dos pies a la Gehena.
Y si tu ojo es para ti
ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el
Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos a la Gehena,
donde el gusano no muere y
el fuego no se apaga.”
REFLEXIÓN
Jesús, en el evangelio de san
Marcos, aprovecha alguna de las cuestiones que se le plantean no sólo para
resolverlas puntualmente y salir del paso, sino también para aleccionar a sus
discípulos, y también a nosotros, sobre cómo tienen que ser sus comportamientos
y sus relaciones para con los demás.
Hoy la pregunta de Juan a
Jesús es sobre qué hay que hacer con aquellos que hacen obras buenas, obras con
la fuerza y el nombre de Jesús –como nosotros- pero que, de hecho, no son “de
los nuestros”. Estas situaciones son las que siempre han despertado en nosotros
recelos, envidias y celos. Y más aún en los grupos o colectivos, donde a menudo
se generan las rivalidades, el espíritu gregario o los sectarismos. Los celos y
las envidias están muy presentes en nuestras relaciones, tanto a nivel personal
como familiar, tanto a nivel de grupo como a nivel comunitario, tanto a nivel
social como político, tanto a nivel eclesial como interreligioso. Todos tenemos
la tendencia a encerrarnos y a ser bastante exclusivistas.
En nuestra sociedad actual se
ha ido imponiendo cada vez más el espíritu de la tolerancia como un valor ante
los demás, los diferentes, y sobre todo ante los que “no son de los nuestros”,
como dice hoy el evangelio. Es cierto que ya es una muy buena respuesta. Pero
la tolerancia, hace referencia más propiamente a lo que se tiene que soportar,
aguantar o consentir, que a lo que –como nos dice hoy Jesús- se tiene que
aceptar y asumir como una realidad que es positiva y enriquecedora en sí misma.
Como un hecho que, lejos de restar energías, viene a sumar esfuerzos. La frase
de Jesús, cuando dice que “el que no está contra nosotros está a favor nuestro”
es suficientemente definitoria.
Por tanto, la solución de Jesús va mucho más
allá de una pura tolerancia, entendida como una resignación ante aquellas
realidades que no se pueden controlar. Jesús nos anima a tomar postura y a
comprometernos. En estas cosas no valen las medias tintas de aquel que no se
posiciona nunca, sino que hay que tomar partido, tenemos que estar a favor o en
contra del bien. Una vez más debemos recordar que creer es comprometerse y, por
tanto, es tomar una determinación de cooperación a favor de todo aquello que
sea bueno, venga de donde venga. De hecho hoy, Jesús, propone dos cosas muy
distintas al lado de una pasiva tolerancia.
En primer lugar, Jesús propone
la aceptación de toda realidad que sea buena y de toda persona que haga el bien
bajo la fórmula de la acogida: “El que os dé a beber un vaso de agua, porque
seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa”
En segundo lugar, Jesús nos
propone que nos sintamos pequeños e indefensos. Es decir, que seamos humildes
ante los demás. Si nos sentimos pequeños seguro que defenderemos a los
indefensos. En cambio, si pensamos que nosotros somos los grandes, entonces creeremos
que sólo nosotros tenemos el monopolio de hacer el bien y, por tanto,
acabaremos regulando todo el mercado, pues ésta era la tentación del discípulo
Juan y muchas veces también es nuestra tentación.
Y Jesús no sólo nos propone
que seamos pequeños, sino que no escandalicemos a los pequeños: “El que
escandalice a uno de estos pequeños que creen, más le valdría que le encajasen
en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar”.
ENTRA
EN TU INTERIOR
La escena es sorprendente. Los
discípulos se acercan a Jesús con un problema. Esta vez, el portador del grupo
no es Pedro, sino Juan, uno de los dos hermanos que andan buscando los primeros
puestos. Ahora pretende que el grupo de discípulos tenga la exclusiva de Jesús
y el monopolio de su acción liberadora (Mc 9, 38-43. 45. 47-48).
Vienen preocupados. Un
exorcista, no integrado en el grupo, está echando demonios en nombre de Jesús.
Los discípulos no se alegran de que la gente quede curada y pueda iniciar una
vida más humana. Solo piensan en el prestigio de su propio grupo. Por eso, han
tratado de cortar de raíz su actuación. Esta es su única razón: «no es de los
nuestros».
Los discípulos dan por
supuesto que, para actuar en nombre de Jesús y con su fuerza curadora, es
necesario ser miembro de su grupo. Nadie puede apelar a Jesús y trabajar por un
mundo más humano, sin formar parte de la Iglesia. ¿Es realmente así? ¿Qué piensa
Jesús?
Sus primeras palabras son
rotundas: «No se lo impidáis». El Nombre de Jesús y su fuerza humanizadora son
más importantes que el pequeño grupo de sus discípulos. Es bueno que la
salvación que trae Jesús se extienda más allá de la Iglesia establecida y ayude
a las gentes a vivir de manera más humana. Nadie ha de verla como una
competencia desleal.
Jesús rompe toda tentación
sectaria en sus seguidores. No ha constituido su grupo para controlar su
salvación mesiánica. No es rabino de una escuela cerrada sino Profeta de una
salvación abierta a todos. Su Iglesia ha de apoyar su Nombre allí donde es invocado
para hacer el bien.
No quiere Jesús que entre sus
seguidores se hable de los que son nuestros y de los que no lo son, los de
dentro y los de fuera, los que pueden actuar en su nombre y los que no pueden
hacerlo. Su modo de ver las cosas es diferente: «El que no está contra nosotros
está a favor nuestro».
En la sociedad moderna hay
muchos hombres y mujeres que trabajan por un mundo más justo y humano sin
pertenecer a la Iglesia. Algunos ni son creyentes, pero están abriendo caminos
al reino de Dios y su justicia. Son de los nuestros. Hemos de alegrarnos en vez
de mirarlos con resentimiento. Los hemos de apoyar en vez de descalificar.
Es un error vivir en la
Iglesia viendo en todas partes hostilidad y maldad, creyendo ingenuamente que
solo nosotros somos portadores del Espíritu de Jesús. El no nos aprobaría. Nos
invitaría a colaborar con alegría con todos los que viven de manera evangélica
y se preocupan de los más pobres y necesitados.
José Antonio Pagola
ORA
EN TU INTERIOR
Las palabras más duras del
evangelio que hemos proclamado hoy se dirigen contra el enemigo que llevamos
dentro de nosotros mismos, y no contra el enemigo que buscamos para
salvaguardar nuestros intereses y dominio. Jesús nos invita a desprendernos de
todo aquello que está contra nosotros entre nuestras propias ideas y actitudes,
una vez que hemos asumido que vale más confiar en Dios y en su proyecto
universal que en las certezas e intereses propios.
El Reino de Dios, precedido
por sus signos frente al sufrimiento y al mal del mundo (echa demonios),
instaura una nueva forma de relacionarse, que ya no pasa por el ejercicio
soberbio de poder sino por la sencillez de la fe en las personas y en uno mismo:
la amistad, en definitiva. Los extraños y distintos pueden ser entonces amigos;
y uno mismo, muchas veces también desconocido para sí, ha de ser espacio de
reconciliación y fidelidad personal.
ORACIÓN
Señor, tu bendita obsesión es
la expansión del Reino de Dios para que los hombres se salven. Por eso,
cualquier ayuda que lo haga posible, es bienvenida. Por eso, el que favorezca a
los que evangelizan tendrá su premio. Por eso, el que escandaliza a un pequeño,
que tan bien acoge tu mensaje, lo tiene
difícil. Por eso, todo lo que me impida serte fiel, fuera de mí. Aunque me
cueste sangre. Lo primer es antes
"El que escandalice a uno
de estos pequeños que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una
piedra de molino y lo echasen al mar".
Expliquemos el Evangelio a los niños.
Imágenes de Patxi Velasco FANO
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