”Recibid el Espíritu Santo: a quienes les perdonéis los
pecados, les quedan perdonados; a quiénes se los retengáis, les quedan
retenidos”.
19 DE MAYO
PASCUA DE PENTECOSTÉS
TERMINA EL TIEMPO PASCUAL
MISA DEL DÍA
1ª Lectura: Hechos 2,1-11
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo.
Salmo: 103
Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra. Aleluya.
2ª Lectura: 1 Corintios 12,3-1
Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un
solo cuerpo.
EVANGELIO DEL DÍA
Juan 20,19-23
“Al anochecer de aquel día,
el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las
puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en
medio y les dijo: “Paz a vosotros”. Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el
costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús
repitió: “Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así os envío yo”. Y,
dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: ”Recibid el Espíritu
Santo: a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quiénes se
los retengáis, les quedan retenidos”.
Versión para América Latina, extraída de la Biblia del
Pueblo de Dios.
“Al anochecer del día de la
resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los
discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les
dijo: “La paz esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado.
Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les
dijo Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también
los envío yo”. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid el
Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados, y
a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”.
REFLEXIÓN
El Espíritu Santo es como el
Soplo de Dios. En hebreo Ruah significa a la vez espíritu y soplo o viento;
también en griego: Pneuma. Parece que el soplo, el aliento, el viento es algo
más espiritual, porque no se ve, pero se siente su vitalidad y su fuerza. Hay
realidades que están más allá o más adentro de nuestra perspectiva. El mismo
Jesús compara el Espíritu a lo que sucede con el viento: “El viento sopla donde
quiere y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo
el que nace del Espíritu, le dice Jesús a Nicodemo. No vemos el Espíritu, pero
oímos su voz. No sabemos definir bien el Espíritu, pero experimentamos su
dinamismo creador, vivificante. Nos resulta imposible explicar, siquiera
analógicamente, el origen y la misma identidad del Espíritu, pero sentimos su
presencia y palpamos la multiplicidad de sus actuaciones y sus efectos. Por eso
las mejores definiciones del Espíritu son descriptivas o simbólicas.
Pero este Aliento actúa desde
dentro, oxigenando nuestras neuronas, vitalizando nuestras células, como la
savia de todo el organismo. No es una fuerza externa que nos obligue y nos
conduzca. Es un dinamismo íntimo que nos hace ser y crecer.
El aliento que Jesús transmite
a los suyos es el mismo Espíritu en persona: Recibid el Espíritu Santo. No
reciben solamente una iluminación, una consolación, una fuerza, un don, reciben
todo el Espíritu Santo, la fuente de todas las gracias y el tesoro que encierra
todos los dones. No reciben una parte del Espíritu, sino todo el Espíritu.
La misión del Espíritu es
llenarnos de la Vida de Jesús, asemejarnos a Cristo en todo. Él nos habla de
Cristo. Él va pintando en nosotros la imagen de Cristo. Él nos recrea con la
misma “genética” de Cristo.
Donde hay Espíritu no hay
miedo. Cuando llega el Espíritu se abren las puertas cerradas, se habla claro y
bonito, se dicen las verdades delante de todos los públicos. Eso sí, con
respeto y con misericordia, sin amenazas ni insultos.
Donde hay Espíritu hay libertad. El Espíritu está reñido con la esclavitud, sea interior –todo lo que te ata-, sea exterior, por condicionamientos de cualquier tipo. El que tiene el Espíritu respeta, pero no se doblega ante nada ni ante nadie; no adora a los poderosos o a los líderes o a los sabios o al dinero o al ambiente cultural y social… Sólo adora a Dios.
Donde hay Espíritu hay
fortaleza y paciencia. Se asume la persecución, la cárcel, los azotes. El
Espíritu conforta y consuela en la lucha, en la enfermedad, en la humillación.
El Espíritu es el que unge a los mártires y a cuantos sufren por la fe y por el
amor.
Donde hay Espíritu hay
generosidad. El Espíritu es Don y capacidad de donar. El Espíritu no es
posesivo, sino comunicativo. Nada retiene, libre como el aire. Comparte cuanto
es y cuanto tiene. Y siempre desde la gratuidad, no es interesado, es gracia.
Donde hay Espíritu hay amor.
Claro, el Espíritu se define como el Amor de Dios personalizado. Amor de Dios
derramado en nuestros corazones. En el fondo, cuando hablamos de energía, de
fortaleza, de libertad, de generosidad, estamos hablando de resplandores de una
misma realidad, que es el amor. Desde el amor nos hacemos libres, valientes,
pacientes, generosos, entregados. Desde el Espíritu podemos amar como nos amó
Jesucristo.
ENTRA
EN TU INTERIOR
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU
Ven
Espíritu Santo.
Despierta nuestra fe débil,
pequeña y vacilante. Enséñanos a vivir confiando en el amor insondable de Dios
nuestro Padre a todos sus hijos e hijas, estén dentro o fuera de tu Iglesia. Si
se apaga esta fe en nuestros corazones, pronto morirá también en nuestras
comunidades e iglesias.
Ven
Espíritu Santo.
Haz que Jesús ocupe el centro
de tu Iglesia. Que nada ni nadie lo suplante ni oscurezca. No vivas entre
nosotros sin atraernos hacia su Evangelio y sin convertirnos a su seguimiento.
Que no huyamos de su Palabra, ni nos desviemos de su mandato del amor. Que no
se pierda en el mundo su memoria.
Ven
Espíritu Santo.
Abre nuestros oídos para
escuchar tus llamadas, las que nos llegan hoy, desde los interrogantes,
sufrimientos, conflictos y contradicciones de los hombres y mujeres de nuestros
días. Haznos vivir abiertos a tu poder para engendrar la fe nueva que necesita
esta sociedad nueva. Que, en tu Iglesia, vivamos más atentos a lo que nace que
a lo que muere, con el corazón sostenido por la esperanza y no minado por la
nostalgia.
Ven
Espíritu Santo.
Purifica el corazón de tu
Iglesia. Pon verdad entre nosotros. Enséñanos a reconocer nuestros pecados y
limitaciones. Recuérdanos que somos como todos: frágiles, mediocres y
pecadores. Libéranos de nuestra arrogancia y falsa seguridad. Haz que
aprendamos a caminar entre los hombres con más verdad y humildad.
Ven
Espíritu Santo.
Enséñanos a mirar de manera
nueva la vida, el mundo y, sobre todo, a las personas. Que aprendamos a mirar
como Jesús miraba a los que sufren, los que lloran, los que caen, los que viven
solos y olvidados. Si cambia nuestra mirada, cambiará también el corazón y el
rostro de tu Iglesia. Los discípulos de Jesús irradiaremos mejor su cercanía,
su comprensión y solidaridad hacia los más necesitados. Nos pareceremos más a
nuestro Maestro y Señor.
Ven
Espíritu Santo.
Haz de nosotros una Iglesia de
puertas abiertas, corazón compasivo y esperanza contagiosa. Que nada ni nadie
nos distraiga o desvíe del proyecto de Jesús: hacer un mundo más justo y digno,
más amable y dichoso, abriendo caminos al reino de Dios.
José Antonio Pagola
ORA
EN TU INTERIOR CON LOS SIETE DONES DEL ESPÍRITU.
Sabemos muy bien que todo lo
que somos ha sido un don de Dios y, por eso, nos queremos dirigir a él con las
manos totalmente vacías para acoger sus dones, los dones del Espíritu.
DON
DE LA SABIDURÍA: Sabemos que Dios nos ha dado una nueva identidad, nos
ha marcado con su Espíritu; por eso pedimos la fuerza necesaria para ser
capaces de vivir sin temor la libertad que supone el hecho de ser bautizados.
También queremos ofrecer
nuestra capacidad de ir a fondo para descubrir la profundidad de este misterio,
para conocer, madurar y saborear, cada vez más, nuestra fe.
DON
DE ENTENDIMIENTO: Entendemos que Dios nos acoge siempre, para lo que
pase; y por eso pedimos que en la comunidad nos acojamos también con la misma
incondicionalidad.
Queremos ofrecer nuestra
espontaneidad y apertura para afrontar cualquier situación.
DON
DE CONSEJO: No tenemos demasiadas cosas, pero sí un camino que recorrer,
por eso pedimos no ir solos en este camino.
frecemos la voluntad de aprovechar cada etapa
de nuestro crecimiento y maduración en la fe, conscientes de que, en cada
momento, Dios nos sale al encuentro.
DON
DE FORTALEZA: También queremos llegar muy arriba; y por eso pedimos el
apoyo y la ayuda de Dios y de los hermanos, fuertemente unidos y parando los
golpes que nos pueda traer la vida.
DON
DE PIEDAD: También queremos pedir que la comunidad nos ayude a vivir una
espiritualidad firme y sólida, a fin de escuchar la voz de Dios y poder
responder a ella.
Ofrecemos nuestra necesidad de
interiorización, oración y recogimiento, para experimentar silencios llenos en
lugar de palabras vacías.
DON
DE CIENCIA: Queremos pedir también un esfuerzo conjunto para intentar
adaptarnos a los signos de los tiempos, para dar respuesta a las necesidades de
hoy, fundamentalmente en las verdades de siempre.
DON
DE FIDELIDAD A DIOS: La mano de Dios la encontramos en los testimonios
de la comunidad por esto pedimos que los cristianos seamos siempre un ejemplo a
seguir para todos. Ofrecemos nuestro compromiso y nuestra fidelidad a Dios
intentando siempre, dar una respuesta de fe.
Expliquemos el Evangelio a los niños.
Imágenes de Patxi Velasco FANO
Imagen para colorear.
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