“Id al mundo entero y proclamad el evangelio a toda la
creación.”
12 DE MAYO
VII DOMINGO DE PASCUA
LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
Primera Lectura: Hechos 1,1-11
Se fue elevando a la vista de sus apóstoles.
Salmo 46
Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya
Segunda Lectura: Efesios 4,1-13
Hasta que alcancemos en todas sus dimensiones la plenitud
de Cristo.
EVANGELIO DEL DÍA
Marcos 16,15-20
“En aquel tiempo, se
apareció Jesús a los Once y les dijo: “Id al mundo entero y proclamad el
evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se
resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos:
echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en
sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a
los enfermos, y quedarán sanos”. Después de hablarles, el Señor Jesús subió al
cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio
por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales
que los acompañaban.”
Versión para América Latina, extraída de la Biblia del
Pueblo de Dios.
“Entonces les dijo:
"Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la
creación."
El que crea y se bautice,
se salvará. El que no crea, se condenará.
Y estos prodigios
acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán
nuevas lenguas;
podrán tomar a las
serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño;
impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán".
Después de decirles esto,
el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios.
Ellos fueron a predicar por
todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros
que la acompañaban.”
REFLEXIÓN
La Ascensión del Señor, quiere
significar: cercanía al Padre, igualdad de poder y de gloria.
Pero en vez de Ascensión
podríamos hablar de comunión. Que Jesucristo suba al Padre quiere decir que se
abraza en comunión perfecta con el Padre. El Padre y yo somos uno, decía Jesús.
Pero aquí se añade la dimensión humana del Hijo, que vive también en comunión
trinitaria.
En la Encarnación se destaca
la glorificación de la naturaleza humana, divinizada de Jesucristo. El Hijo de
Dios se despojó del manto divino para asumir la humanidad y vivir entre los
hombres.
Y ahora, en la Ascensión, el
Hijo del Hombre se adorna con el manto de Dios para vivir eternamente en Él. Lo
humano y lo divino se suman, no se contrarrestan. Dios se ha hecho hombre, el
hombre se ha hecho Dios.
La realización plena de este
dinamismo se encuentra en Jesucristo. Pero alcanza de una manera u otra a todos
los hombres. Dios se hizo hombre. Pero el misterio de la encarnación se
prolonga indefinidamente.
Dios se hizo hombre en el hijo
de María, pero se sigue haciendo hombre en los pobres, en los enfermos, en
todos los que sufren. Se hace hombre en los hermanos, en todos los que están
llamados a ser hermanos.
Dios se humaniza en el amor
humano. En los que se quieren, en los que viven en común, en los que rezan en
común, en los que tienen entrañas de misericordia.
Dios se humaniza en los que
creen en Jesús y guardan su palabra, en los que se dejan guiar por el Espíritu,
en los que transforman sus vidas viviendo en Jesucristo.
Y el hombre se hace Dios. Hay
una semilla divina en todo ser humano, porque estamos hechos a imagen y
semejanza de Dios. Esta semilla debe desarrollarse en plenitud.
Es camino de salir de sí, de
no vivir para sí, sino en relación solidaria, en comunión.
Jesús sube al cielo.
El cielo no es un lugar, sino
una manera de estar, otra manera de ser. El cielo está donde se vive y cuando
se vive en amor. El cielo es experimentar la presencia de Dios.
Hay fuerzas que nos ayudan a
llegar al cielo:
El deseo, hijo del amor y de
la esperanza.
La oración, que es diálogo y
encuentro, que es apertura a Dios.
El servicio desinteresado y
alegre, que es un camino directo hacia Dios.
La pobreza, para aligerar el
equipaje.
El esfuerzo, para poder llegar
a la cima.
La fortaleza, para superar los
caminos y los momentos oscuros.
La misericordia, para aprender
a sentir como Dios.
Todo se resume en el amor como
nos recuerda la oración litúrgica: “Tú que por el camino del amor descendiste
hasta nosotros, haz que nosotros por el mismo camino ascendamos hasta ti”.
Alguien dijo que uno no está
donde está sino donde ama, donde tiene su corazón. Así de sencillo, pero así de
verdad y así de gratificante.
Uno está más donde anhela,
donde piensa, donde sufre, donde suspira, donde quiere, donde ama.
Y esto que es verdad ahora, es
más verdad cuando se vive más en el Espíritu. Porque el Espíritu, que es amor,
está donde ama y donde le aman.
Salimos ganando con la
Ascensión del Señor:
Porque nos garantiza su
presencia: “ánimo, no temáis…”
Porque está más dentro de
nosotros, en mayor intimidad.
Porque puede estar con todos
nosotros, sin limitación de espacio.
Porque puede estar siempre con nosotros, sin
limitación de tiempo.
Porque está con nosotros en su
Espíritu, la presencia más lograda y más rica. Es una presencia divina que
acompaña y transforma. Es como si el mismo Cristo viviera en nosotros, hasta
convertirnos en otros Cristos. Presencia dinámica y transformadora.
Porque está con nosotros en su
Palabra, presencia que se convierte en luz para el camino.
Porque está con nosotros en el
pan partido y en los sacramentos, presencia real, que acompaña, consuela,
fortalece y alimenta.
Porque está con nosotros en
los hermanos, en los que le recuerdan y le aman, en los que comulgan, en los
que se unen, en los que se comprometen.
Porque está con nosotros en
los enfermos, en los pobres y en los que sufren, presencia ardiente, llagas
dolorosas del cuerpo del Señor Jesús.
Jesús está presente en el
hombre. ¿Qué tú no lo ves? Es porque te falta fe y te falta amor. Grita como el
ciego de nacimiento: “Señor, que pueda ver, Señor, que pueda verte”.
ENTRA
EN TU INTERIOR
Jesús encontró el modo de
mitigar el dolor de la separación. Cierto que la ausencia de amor solo se cura
con la presencia, pero es que Jesús, nuestro gran amigo, no es un ausente, él
se hace presente de muchas y variadas formas.
Los que se aman nunca se
separan, porque uno está donde ama. Es una presencia, no corporal, sino
espiritual, pero real. El amor devora los espacios y los tiempos.
Cuando Salimos de nosotros
mismos y nos ponemos en camino solidario, ahí encontramos a Jesús. Él ha
Sacramentalizado a los pobres, y a los pequeños y débiles, a todos los que
sufren.
Donde hay comunidad, donde hay
familia, donde hay amistad, allí está Cristo, que convierte los encuentros en
sacramento. Cuando nos reunimos en su nombre, cuando nos querremos, cuando nos
perdonamos, ahí se hace presente al Señor.
Cuando oramos, cuando nos
abrimos a la presencia de Dios, cuando escuchamos su palabra. Entonces el nos
habla al corazón. Su palabra es también como un sacramento, y nos enciende el
corazón.
ORA
EN TU INTERIOR
A ti, Cristo, que estás con el
Padre y que eres nuestro hermano, te pedimos: Señor Jesús, intercede por
nosotros.
Mira a tu Iglesia, que sea
sacramento de tu presencia. Suscita en ella testigos de tu amor.
Mira al mundo, que se abra a
los valores del Reino. Suscita trabajadores de la paz, la justicia y la
solidaridad.
Mira a los más pequeños y a
los que más sufren, que sean respetados y ayudados.
Mira a los niños y jóvenes que
reciben los sacramentos de iniciación. Que sean siempre tus amigos y tus
testigos.
Míranos, Jesús, que vivamos
cada vez más unidos a ti. Suscita en todos anhelos de tu presencia.
ORACIÓN
FINAL
Te pedimos, Señor, que los
dones que hemos recibido de tu altar enciendan en nuestros corazones el deseo
de la patria celestial, para que, siguiendo las huellas de nuestro Salvador,
ten damos siempre a la meta a donde nos ha precedido.
Expliquemos el Evangelio a los niños.
Imágenes de Patxi Velasco FANO
Imagen para colorear
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