domingo, 4 de diciembre de 2022

11 DE DICIEMBRE: TERCER DOMINGO DE ADVIENTO.

 


"Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el bautista, aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él”.

11 DE DICIEMBRE

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO

DOMINGO “GAUDETE”

DOMINGO DEL GOZO

1ª Lectura: Isaías 35,1-6ª.10:

“Dios viene en persona y os salvará”.

Salmo 145: Ven, Señor, a salvarnos.

2ª Lectura: Santiago 5,7-10:

“Manteneos firmes, porque la venida  del Señor está cerca”.

PALABRA DEL DÍA

Mateo 11,2-11

“Juan, que había oído en la cárcel las obras de Cristo, le mandó a preguntar por medio de dos de sus discípulos: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?”. Jesús les respondió: “Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia la buena Noticia. ¡Y dichoso el que no se sienta defraudado por mí!”. Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: “¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver?, ¿un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta: él es de quien está escrito: “Yo envío mi mensajero delante de ti para que prepare el camino ante ti”. Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el bautista, aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él”.

Versión para América Latina, extraída de la Biblia del Pueblo de Dios

“Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle: 

"¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?".

Jesús les respondió: "Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven:

los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres.

¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!".

Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo: "¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento?

¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que se visten de esa manera viven en los palacios de los reyes.

¿Qué fueron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta.

El es aquel de quien está escrito: Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino.

Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él

REFLEXIÓN

Nos gustaría un mundo nuevo y lleno de vida y lo vamos destruyendo inexorablemente, reduciendo los bosques tropicales a madera y cultivos, contaminando el aire que respiramos y envenenando el don precioso del agua, cada vez más escasa. Querríamos una familia unida y solidaria y unas relaciones humanas respetuosas y afables, y nos encontramos con las rupturas, la envidia, la ambición destructiva, el rechazo y el desprecio. Queremos ser felices y seguir a Jesús y su Evangelio y nos desanimamos fácilmente y olvidamos los criterios que él nos ha transmitido en las bienaventuranzas.

No podemos caer en el desánimo y la decepción. Tenemos que pedir que el Espíritu de Dios mueva nuestro corazón a sentir la alegría y el gozo de ser amados. Somos hijos de Dios. A pesar de todas las dificultades, nuestra vida es un don de Dios. Tiene sentido y vale la pena vivirla.

Nuestra vida puede ser una fiesta. Es una fiesta. La tierra yerma y el desierto están de fiesta porque el Señor nos salva, nos libera. Está claro que nuestro mundo tiene las heridas del pecado, pero también tiene la luz resplandeciente del resucitado que todo lo renueva y lo empapa de esperanza y de consuelo.

 No tengamos miedo de nosotros mismos. No nos acobardemos ante el reconocimiento de nuestras debilidades, porque podemos reencontrar otra vez la energía de la fe en el seguimiento de Jesús. No tengamos miedo a enfrentarnos a la realidad de egoísmo y de injusticia de nuestro mundo. El Señor, como le gritamos en el salmo, vendrá a salvarnos, porque él hace justicia al oprimido. Y la hace a través de las personas, y a través de tantas instituciones y asociaciones de toda clase que luchan incansablemente por un mundo más justo y fraternal. El anuncio del profeta ya lo hace realidad el anuncio de Jesús, su vida, su testimonio: los ciegos ven…, los inválidos andan…, los sordos oyen…

Queremos formar comunidades vivas que alimenten la fe e impulsen la acción misionera, queremos mantener con renovado esfuerzo nuestra opción preferencial y evangélica por los pobres. Avanzar en el diálogo ecuménico… cuidad la creación, la casa de todos… Trabajar con todas las personas de buena voluntad en la construcción del reino.

No podemos vivir en la decepción sino anclados en la esperanza. Jesús elogia al profeta. Elogia a Juan. Aquel que es consciente de su papel  de preparar caminos. Aquel que no se decepciona de Jesús y su testimonio. Aquel que sabe descubrir signos de cambio. Y signos de un futuro presente ya en gérmenes de nuevas comunidades, de nuevas iniciativas solidarias, de gestos de reconciliación, de conciencia de que los bienes del planeta deben repartirse con equidad y respeto. que el don de la fe es un don para el servicio generoso, gratuito y pacificador. Y que se cumplirá el deseo de dDos: “En cabeza, alegría perpetua; siguiéndolos, gozo y alegría. Pena y aflicción se alejarán”.

En la eucaristía celebramos ya el gozo de su presente, el don de su amor entregado en la vida y en la cruz. Retornamos al centro de nuestra vida que es Jesús. No tengamos miedo. La estepas florece y nosotros nos podemos sentir agraciados por este amor de Dios que todo lo renueva.



ENTRA EN TU INTERIOR

MÁS CERCA DE LOS QUE SUFREN

Encerrado en la fortaleza de Maqueronte, el Bautista vive anhelando la llegada del juicio terrible de Dios que extirpará de raíz el pecado del pueblo. Por eso, las noticias que le llegan hasta su prisión acerca de Jesús lo dejan desconcertado: ¿cuándo va a pasar a la acción? ¿cuándo va a mostrar su fuerza justiciera?

Antes de ser ejecutado, Juan logra enviar hasta Jesús algunos discípulos para que le responda a la pregunta que lo atormenta por dentro: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro» ¿Es Jesús el verdadero Mesías o hay que esperar a alguien más poderoso y violento?

Jesús no responde directamente. No se atribuye ningún título mesiánico. El camino para reconocer su verdadera identidad es más vivo y concreto. Decidle a Juan «lo que estáis viendo y oyendo». Para conocer cómo quiere Dios que sea su Enviado, hemos de observar bien cómo actúa Jesús y estar muy atentos a su mensaje. Ninguna confesión abstracta puede sustituir a este conocimiento concreto.

Toda la actuación de Jesús está orientada a curar y liberar, no a juzgar ni condenar. Primero, le han de comunicar a Juan lo que ven: Jesús vive volcado hacia los que sufren, dedicado a liberarlos de lo que les impide vivir de manera sana, digna y dichosa. Este Mesías anuncia la salvación curando.

Luego, le han de decir lo que oyen a Jesús: un mensaje de esperanza dirigido precisamente a aquellos campesinos empobrecidos, víctimas de toda clase de abusos e injusticias. Este Mesías anuncia la Buena Noticia de Dios a los pobres.

Si alguien nos pregunta si somos seguidores del Mesías Jesús o han de esperar a otros, ¿qué obras les podemos mostrar? ¿qué mensaje nos pueden escuchar? No tenemos que pensar mucho para saber cuáles son los dos rasgos que no han de faltar en una comunidad de Jesús.

Primero, ir caminando hacia una comunidad curadora: un poco más cercana a los que sufren, más atenta a los enfermos más solos y desasistidos, más acogedora de los que necesitan ser escuchados y consolados, más presente en las desgracias de la gente.

Segundo, no construir la comunidad de espaldas a los pobres: al contrario, conocer más de cerca sus problemas, atender sus necesidades, defender sus derechos, no dejarlos desamparados. Son ellos los primeros que han de escuchar y sentir la Buena Noticia de Dios.

Una comunidad de Jesús no es sólo un lugar de iniciación a la fe ni un espacio de celebración. Ha de ser, de muchas maneras, fuente de vida más sana, lugar de acogida y casa para quien necesita hogar.

José Antonio Pagola

ORA EN TU INTERIOR

 A medida que avanza el adviento, la Palabra de Dios se vuelve más exigente, pero al mismo tiempo más clara y precisa.

Ya sabemos que adviento es la espera del Reino de Dios. Hoy se nos aclara que este reino es la implantación en el mundo de la liberación total del hombre.

Muchas preguntas nos podemos hacer: ¿Qué significa liberación? ¿Cuál es el alcance de la liberación de Cristo? ¿Qué nos exige esta tarea liberadora?. Preguntas que no tendrán respuesta, fuera de la oración.

Esta celebración litúrgica es una magnífica oportunidad para que busquemos entre todos las respuestas o, al menos, para que intentemos dar alguna respuesta, pero también una magnífica ocasión para hacer oración la vida.

Hace miles de años que la humanidad busca la tan deseada respuesta… ¿Per maceremos nosotros indiferentes?

Ciertamente que no; por eso vamos a la eucaristía y por eso hemos dispuesto nuestro corazón a la palabra de Cristo, que ha resonado con toda claridad.

ORACIÓN

Señor, Jesús, que respondiste a la pregunta de Juan mostrando los hechos concretos en pro de los oprimidos como signo de que contigo había llegado el reino de dios, que también nosotros sepamos decir con hechos y acontecimientos lo que hemos dicho con palabras.

Expliquemos el Evangelio a los niños.

Imagen de Patxi Velasco FANO

 




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