domingo, 6 de febrero de 2022

13 DE FEBRERO: VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO C

 


“Dichosos ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios”

13 DE FEBRERO

VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (C)

Primera Lectura: Jeremías 17,5-8

Maldito el que confía en el hombre. Bendito el que confía en el Señor.

Salmo 1

Dichoso el hombre que confía en el Señor.

Segunda Lectura: 1 Corintios 15,12.16-20

Si Cristo no resucitó, es vana la fe de ustedes.

EVANGELIO DEL DÍA

Lucas 6,17.20-26

“Bajó con ellos y se detuvo en un llano, con gran número de discípulos suyos.

Jesús, dirigiendo la mirada a sus discípulos, dijo:

- Dichosos vosotros los pobres, porque sobre vosotros reina Dios. Dichosos los que ahora pasáis hambre, porque os van a saciar. Dichosos los que ahora lloráis, porque vais a reír. Dichosos vosotros cuando os odien los hombres y os excluyan y os insulten y proscriban vuestro nombre como malo por causa del Hijo del hombre.

Alegraos ese día y saltad de gozo, que grande es la recompensa que Dios os da; pues lo mismo hacían sus padres con los profetas. Pero, ¡ay de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo!  ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis repletos, porque vais a pasar hambre! ¡Ay de los que ahora reís, porque vais a lamentaros y a llorar!  ¡Ay si los hombres hablan bien de vosotros, pues lo mismo hacían sus padres con los falsos profetas!”

Versión para América Latina, extraída de la Biblia del Pueblo de Dios

“Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón,

Entonces Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo: "¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!

¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados! ¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán!

¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y los proscriban, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre!

¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas!

Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo!

¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas!

¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!”

REFLEXIÓN

Jesús se dispone a elegir a los Doce Apóstoles. Como ocurre frecuentemente en Lucas, sobre todo ante las grandes decisiones, para hacer esa elección, Jesús se sumerge en oración, y esta vez ora toda la noche.

El número doce es teológico y simbólico, no histórico: doce eran las tribus de Israel, el Pueblo de Dios; y con ese número, los primeros cristianos quisieron expresar que Jesús crea el Nuevo Pueblo de Dios, la Iglesia.

Junto con los Doce, aparece una gran multitud de seguidores, judíos y paganos. Con ello queda subrayado el universalismo de la Iglesia.

Las enseñanzas que siguen a continuación están dadas para estos seguidores y todos los que vengan detrás de ellos, como se ve en el uso de la segunda persona: Dichosos vosotros, los pobres. En ese conjunto estamos nosotros.

Aunque el evangelio de Lucas se escribió después del de Mateo, sin embargo, la fuente de las bienaventuranzas de Lucas es más antigua que la de Mateo. ¿Quiso corregir Mateo a la fuente de Lucas? No sabemos. Pero al menos quiso decir que no basta ser pobre material para ser bienaventurado, si no se es al mismo tiempo pobre de espíritu.

Algunas personas sacan de Mateo la consecuencia de que si uno es pobre en el espíritu, es decir, desprendido, ya puede tener todas las riquezas que quiera. Esta interpretación es contraria al evangelio. El sentido más verdadero de Mateo es: Dichosos los que son pobres de hecho y de espíritu.

Cuidado con canonizar la pobreza. Dios no quiere pobres. Dios quiere que luchemos contra la pobreza. Dios quiere un mejor reparto de bienes.

La pobreza que Jesús canoniza es la pobreza solidaria. O sea, ser más pobres de lo que somos, para que haya para todos. Ello nos exige desprendimiento y lucha social no-violenta.

Podríamos evitar muchos gastos y tendríamos más para dar a organizaciones solventes. Jesús nos invita a una vida austera y sencilla. Y a luchar por la justicia. Es la lucha del Amor.



ENTRA EN TU INTERIOR

TOMAR EN SERIO A LOS POBRES

Acostumbrados a escuchar las "bienaventuranzas" tal como aparecen en el evangelio de Mateo, se nos hace duro a los cristianos de los países ricos leer el texto que nos ofrece Lucas. Al parecer, este evangelista y no pocos de sus lectores pertenecían a una clase acomodada. Sin embargo, lejos de suavizar el mensaje de Jesús, Lucas lo presentó de manera más provocativa.

Junto a las "bienaventuranzas" a los pobres, el evangelista recuerda las "malaventuranzas" a los ricos: «Dichosos los pobres...los que ahora tenéis hambre...los que ahora lloráis». Pero «Ay de vosotros, los ricos...los que ahora estáis saciados...los que ahora reís». El Evangelio no puede ser escuchado de igual manera por todos. Mientras para los pobres es una Buena Noticia que los invita a la esperanza, para los ricos es una amenaza que los llama a la conversión. ¿Cómo escuchar este mensaje en nuestras comunidades cristianas?

Antes que nada, Jesús nos pone a todos ante la realidad más sangrante que hay en el mundo, la que más le hacía sufrir a él, la que más llega al corazón de Dios, la que está más presente ante sus ojos. Una realidad que, desde los países ricos, tratamos de ignorar y silenciar una y otra vez, encubriendo de mil maneras la injusticia más cruel e inhumana de la que, en buena parte, somos culpables nosotros.

¿Queremos continuar alimentando el autoengaño o abrir los ojos a la realidad de los pobres? ¿Tenemos voluntad de verdad? ¿Tomaremos alguna vez en serio a esa inmensa mayoría de los que viven desnutridos y sin dignidad, los que no tienen voz ni poder, los que no cuentan para nuestra marcha hacia el bienestar?

Los cristianos no hemos descubierto todavía toda la importancia que pueden tener los pobres en la historia del cristianismo. Ellos nos dan más luz que nadie para vernos en nuestra propia verdad, sacuden nuestra conciencia y nos invitan permanentemente a la conversión. Ellos nos pueden ayudar a configurar la Iglesia del futuro de manera más evangélica. Nos pueden hacer más humanos y más capaces de austeridad, solidaridad y generosidad.

El abismo que separa a ricos y pobres sigue creciendo de manera imparable. En el futuro, cada vez será más imposible presentarse ante el mundo como Iglesia de Jesús ignorando a los más débiles e indefensos de la Tierra. O tomamos en serio a los pobres u olvidamos el Evangelio. En los países ricos nos resultará cada vez más difícil escuchar la advertencia de Jesús: «No podéis servir a Dios y al Dinero».  Se nos hará insoportable.

José Antonio Pagola

ORA EN TU INTERIOR

Con palabras del Apóstol, lo que debemos hacer, los que hemos sido plantados junto al río, o sea, en Cristo, es vivir en él, con la esperanza en Cristo”, con la esperanza que nos da su resurrección, con la esperanza que nos da saber que nuestra fe en él es lo que nos hará participar un día de la verdadera felicidad, la de los resucitados que vivirán con él por siempre.

Si nuestra vida echa así raíces junto al agua de la gracia de Dios, el fruto de la bienaventuranza ya nos será dado cuando sea el tiempo. Eso es cosa de Dios y no nuestra.

ORACIÓN

Señor Dios, que prometiste poner tu morada en los corazones rectos y sinceros, concédenos, por tu gracia, vivir de tal manera que te dignes habitar en nosotros. AMÉN.

Expliquemos el Evangelio a los niños.

Imágenes de Patxi Velasco FANO


Imagen para colorear.




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