“Dichosos ustedes los
pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios”
13 DE FEBRERO
VI DOMINGO DEL TIEMPO
ORDINARIO (C)
Primera Lectura:
Jeremías 17,5-8
Maldito el que confía
en el hombre. Bendito el que confía en el Señor.
Salmo 1
Dichoso el hombre que confía
en el Señor.
Segunda Lectura: 1
Corintios 15,12.16-20
Si Cristo no resucitó,
es vana la fe de ustedes.
EVANGELIO DEL DÍA
Lucas 6,17.20-26
“Bajó con ellos y se detuvo en un llano, con gran
número de discípulos suyos.
Jesús, dirigiendo la mirada a sus discípulos, dijo:
- Dichosos vosotros los pobres, porque sobre vosotros
reina Dios. Dichosos los que ahora pasáis hambre, porque os van a saciar.
Dichosos los que ahora lloráis, porque vais a reír. Dichosos vosotros cuando os
odien los hombres y os excluyan y os insulten y proscriban vuestro nombre como
malo por causa del Hijo del hombre.
Alegraos ese día y saltad de gozo, que grande es la
recompensa que Dios os da; pues lo mismo hacían sus padres con los profetas.
Pero, ¡ay de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido vuestro
consuelo! ¡Ay de vosotros, los que ahora
estáis repletos, porque vais a pasar hambre! ¡Ay de los que ahora reís, porque
vais a lamentaros y a llorar! ¡Ay si los
hombres hablan bien de vosotros, pues lo mismo hacían sus padres con los falsos
profetas!”
Versión para América
Latina, extraída de la Biblia del Pueblo de Dios
“Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban
allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda
la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón,
Entonces Jesús, fijando la mirada en sus discípulos,
dijo: "¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les
pertenece!
¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque
serán saciados! ¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán!
¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los
excluyan, los insulten y los proscriban, considerándolos infames a causa del
Hijo del hombre!
¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la
recompensa de ustedes será grande en el cielo! ¡De la misma manera los padres
de ellos trataban a los profetas!
Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su
consuelo!
¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos,
porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la
aflicción y las lágrimas!
¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma
manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!”
REFLEXIÓN
Jesús se dispone a elegir a los Doce Apóstoles. Como ocurre frecuentemente
en Lucas, sobre todo ante las grandes decisiones, para hacer esa elección,
Jesús se sumerge en oración, y esta vez ora toda la noche.
El número doce es teológico y simbólico, no histórico: doce
eran las tribus de Israel, el Pueblo de Dios; y con ese número, los primeros
cristianos quisieron expresar que Jesús crea el Nuevo Pueblo de Dios, la
Iglesia.
Junto con los Doce, aparece una gran multitud de seguidores,
judíos y paganos. Con ello queda subrayado el universalismo de la Iglesia.
Las enseñanzas que siguen a continuación están dadas para
estos seguidores y todos los que vengan detrás de ellos, como se ve en el uso
de la segunda persona: Dichosos vosotros, los pobres. En ese conjunto estamos
nosotros.
Aunque el evangelio de Lucas se escribió después del de
Mateo, sin embargo, la fuente de las bienaventuranzas de Lucas es más antigua
que la de Mateo. ¿Quiso corregir Mateo a la fuente de Lucas? No sabemos. Pero
al menos quiso decir que no basta ser pobre material para ser bienaventurado,
si no se es al mismo tiempo pobre de espíritu.
Algunas personas sacan de Mateo la consecuencia de que si uno
es pobre en el espíritu, es decir, desprendido, ya puede tener todas las
riquezas que quiera. Esta interpretación es contraria al evangelio. El sentido
más verdadero de Mateo es: Dichosos los que son pobres de hecho y de espíritu.
Cuidado con canonizar la pobreza. Dios no quiere pobres. Dios
quiere que luchemos contra la pobreza. Dios quiere un mejor reparto de bienes.
La pobreza que Jesús canoniza es la pobreza solidaria. O sea,
ser más pobres de lo que somos, para que haya para todos. Ello nos exige
desprendimiento y lucha social no-violenta.
Podríamos evitar muchos gastos y tendríamos más para dar a
organizaciones solventes. Jesús nos invita a una vida austera y sencilla. Y a
luchar por la justicia. Es la lucha del Amor.
ENTRA EN TU INTERIOR
TOMAR EN SERIO A LOS POBRES
Acostumbrados a escuchar las "bienaventuranzas" tal
como aparecen en el evangelio de Mateo, se nos hace duro a los cristianos de los
países ricos leer el texto que nos ofrece Lucas. Al parecer, este evangelista y
no pocos de sus lectores pertenecían a una clase acomodada. Sin embargo, lejos
de suavizar el mensaje de Jesús, Lucas lo presentó de manera más provocativa.
Junto a las "bienaventuranzas" a los pobres, el
evangelista recuerda las "malaventuranzas" a los ricos: «Dichosos los
pobres...los que ahora tenéis hambre...los que ahora lloráis». Pero «Ay de
vosotros, los ricos...los que ahora estáis saciados...los que ahora reís». El Evangelio
no puede ser escuchado de igual manera por todos. Mientras para los pobres es
una Buena Noticia que los invita a la esperanza, para los ricos es una amenaza
que los llama a la conversión. ¿Cómo escuchar este mensaje en nuestras
comunidades cristianas?
Antes que nada, Jesús nos pone a todos ante la realidad más
sangrante que hay en el mundo, la que más le hacía sufrir a él, la que más
llega al corazón de Dios, la que está más presente ante sus ojos. Una realidad
que, desde los países ricos, tratamos de ignorar y silenciar una y otra vez,
encubriendo de mil maneras la injusticia más cruel e inhumana de la que, en
buena parte, somos culpables nosotros.
¿Queremos continuar alimentando el autoengaño o abrir los
ojos a la realidad de los pobres? ¿Tenemos voluntad de verdad? ¿Tomaremos
alguna vez en serio a esa inmensa mayoría de los que viven desnutridos y sin
dignidad, los que no tienen voz ni poder, los que no cuentan para nuestra
marcha hacia el bienestar?
Los cristianos no hemos descubierto todavía toda la
importancia que pueden tener los pobres en la historia del cristianismo. Ellos
nos dan más luz que nadie para vernos en nuestra propia verdad, sacuden nuestra
conciencia y nos invitan permanentemente a la conversión. Ellos nos pueden
ayudar a configurar la Iglesia del futuro de manera más evangélica. Nos pueden
hacer más humanos y más capaces de austeridad, solidaridad y generosidad.
El abismo que separa a ricos y pobres sigue creciendo de
manera imparable. En el futuro, cada vez será más imposible presentarse ante el
mundo como Iglesia de Jesús ignorando a los más débiles e indefensos de la
Tierra. O tomamos en serio a los pobres u olvidamos el Evangelio. En los países
ricos nos resultará cada vez más difícil escuchar la advertencia de Jesús: «No
podéis servir a Dios y al Dinero». Se
nos hará insoportable.
José Antonio Pagola
ORA EN TU INTERIOR
Con palabras del Apóstol, lo que debemos hacer, los que hemos
sido plantados junto al río, o sea, en Cristo, es vivir en él, con la esperanza
en Cristo”, con la esperanza que nos da su resurrección, con la esperanza que
nos da saber que nuestra fe en él es lo que nos hará participar un día de la
verdadera felicidad, la de los resucitados que vivirán con él por siempre.
Si nuestra vida echa así raíces junto al agua de la gracia de
Dios, el fruto de la bienaventuranza ya nos será dado cuando sea el tiempo. Eso
es cosa de Dios y no nuestra.
ORACIÓN
Señor Dios, que prometiste poner tu morada en los corazones
rectos y sinceros, concédenos, por tu gracia, vivir de tal manera que te dignes
habitar en nosotros. AMÉN.
Expliquemos el
Evangelio a los niños.
Imágenes de Patxi
Velasco FANO
Imagen para colorear.
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