"...cuándo veáis
vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta”
14 DE NOVIEMBRE
DOMINGO XXXIII DEL
TIEMPO ORDINARIO (B)
1ª Lectura: Daniel
12,1-3
Por aquel tiempo se
salvará tu pueblo.
Salmo 15: “Protégeme,
Dios mío, que me refugio en ti”.
2ª Lectura: Hebreos
10,11-14.18
Con una sola ofrenda ha
perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.
PALABRA DEL DÍA
Marcos 13,24-32
“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -En
aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna
no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se
tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran
poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro
vientos, de horizonte a horizonte. Aprended de esta parábola de la higuera:
cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano
está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a
la `puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla.
El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora
nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre”.
Versión para Latino
América extraída de la Biblia del Pueblo de Dios
“En ese tiempo, después de esta tribulación, el sol se
oscurecerá, la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo y los
austros se conmoverán. Y se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes,
lleno de poder y de gloria. Y él enviará a los ángeles para que congreguen a
sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro extremo
del horizonte. Aprendan esta comparación, tomada de la higuera: cuando sus
ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan cuenta de que se
acerca el verano. Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan
que el fin está cerca, a la puerta. Les aseguro que no pasará esta generación,
sin que suceda todo esto. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
En cuanto a ese día y a la hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni
el Hijo, nadie sino el Padre”.
REFLEXIÓN
Se acerca el Adviento, un buen tiempo para la reflexión.
¿Estamos preparados para la última venida del Señor? ¿Son éstos los signos que
la preceden? Sé que muchos dirán que ya esto se ha vivido y se vive de una u
otra forma: hambre, guerras, condiciones climáticas extremas que dejan miles de
familias sin nada, terremotos y esta crisis tremenda que sufrimos con la
secuela de paro, los desahucios, la desesperanza e impotencia en muchos
hermanos y hermanas nuestros, en muchas familias y en muchos jóvenes…, solo
Dios sabe si vendrá en la siguiente pascua y entonces ya, nada de esto nos
preocupará, pero ¿cómo vivimos nuestra vida de fe? ¿Deseamos que el sol se haga
tinieblas definitivamente, que la luna deje de resplandecer, y venga el Hijo
del hombre y de fin a esta angustia? Tengamos en cuenta que en ese momento le
precederán los ángeles reuniendo a “los elegidos”, entonces ¿qué es lo importante?
¿qué venga de nuevo el Señor o que estemos entre sus elegidos?, lo primero no
sabemos cuándo, lo segundo sí ¿cuándo?
Todos los días, estar entre sus elegidos, y ahí nuestra tranquilidad, fuera
estrés, sentirse diariamente entre los elegidos, es la salvación, es la salud,
es el ánimo, disfrutar el momento.
“Gran angustia”, estos días escuchamos muchas voces que
pretenden convencernos de que saldremos de la crisis o de que no saldremos
nunca, pero ante tanto vocerío, solo nos falta dos cosas, cambiar la palabra
“desgracia” por “angustia” y la expresión “tus fuerzas” por “Dios”. “Salir de
la angustia, del sufrimiento, con la ayuda de Dios”, no es lo mismo que
“considerar este u otro acontecimiento contrario como una desgracia de la que
tenemos que salir por nuestras propias fuerzas”. Miremos los “brotes verdes”,
¿brotes verdes? Ya me dirán por dónde. ¿Cuál es la higuera… Qué venga de nuevo
los tiempos felices de la bonanza económica que fueron los que nos han traído
al momento en el que estamos? por ahora el único brote verde es la esperanza de
que esto pasará, seguro que pasará, de eso no hay duda. O para no volver nunca
más, última generación, última crisis o para iniciar otro periodo más de vida
en la tierra, otra oportunidad de trabajar por estar entre los elegidos, y ¿por
qué no? Desarrollando todos los talentos que Dios nos concede, en los que serán
nuevos tiempos, con la experiencia de haber sufrido profundamente, en beneficio
de nuestra madurez intelectual, espiritual, humana, afectiva, habiendo
desarrollado una serie de habilidades que teníamos dormidas.
Sólo el Padre sabe el día y la hora, no escuchemos a los
falsos profetas dirá la escritura, solo la Palabra de Dios proclamada en la
Iglesia tiene el poder de quitarle el
sello y derramarla entre quienes la escuchen.
Que el Evangelio de este Domingo, sea una luz optimista, y
nos conceda el espíritu que nos haga ver a Jesús, precedido de todos sus
ángeles, a la puerta de un nuevo día.
ENTRA EN TU INTERIOR
CONVICCIONES CRISTIANAS
Poco a poco iban muriendo los discípulos que habían conocido
a Jesús. Los que quedaban, creían en él sin haberlo visto. Celebraban su
presencia invisible en las eucaristías, pero ¿cuándo verían su rostro lleno de
vida? ¿Cuándo se cumpliría su deseo de encontrarse con él para siempre?
Seguían recordando con amor y con fe las palabras de Jesús.
Eran su alimento en aquellos tiempos difíciles de persecución. Pero, ¿cuándo
podrían comprobar la verdad que encerraban? ¿No se irían olvidando poco a poco?
Pasaban los años y no llegaba el Día Final tan esperado, ¿qué podían pensar?
El discurso apocalíptico que encontramos en Marcos quiere
ofrecer algunas convicciones que han de alimentar su esperanza. No lo hemos de
entender en sentido literal, sino tratando de descubrir la fe contenida en esas
imágenes y símbolos que hoy nos resultan tan extraños.
Primera convicción.
La historia apasionante de la Humanidad llegará un día a su fin. El
«sol» que señala la sucesión de los años se apagará. La «luna» que marca el
ritmo de los meses ya no brillará. No habrá días y noches, no habrá tiempo.
Además, «las estrellas caerán del cielo», la distancia entre el cielo y la
tierra se borrará, ya no habrá espacio. Esta vida no es para siempre. Un día
llegará la Vida definitiva, sin espacio ni tiempo. Viviremos en el Misterio de
Dios.
Segunda convicción. Jesús volverá y sus seguidores podrán ver
por fin su rostro deseado: «verán venir al Hijo del Hombre». El sol, la luna y
los astros se apagarán, pero el mundo no se quedará sin luz. Será Jesús quien
lo iluminará para siempre poniendo verdad, justicia y paz en la historia humana
tan esclava hoy de abusos, injusticias y mentiras.
Tercera convicción. Jesús traerá consigo la salvación de
Dios. Llega con el poder grande y salvador del Padre. No se presenta con
aspecto amenazador. El evangelista evita hablar aquí de juicios y condenas.
Jesús viene a «reunir a sus elegidos», los que esperan con fe su salvación.
Cuarta convicción.
Las palabras de Jesús «no pasarán». No perderán su fuerza salvadora. Han
de de seguir alimentando la esperanza de sus seguidores y el aliento de los
pobres. No caminamos hacia la nada y el vacío. Nos espera el abrazo con Dios.
José Antonio Pagola
ORA EN TU INTERIOR
Por tu amor y tu bautismo,
soy hijo tuyo, Señor,
y puedo llamarte “Padre”.
Por tu amor y mi bautismo,
soy miembro vivo, Señor,
de la Iglesia de tu Hijo,
y puedo llamarle hermano.
Por tu amor y tu bautismo,
comparto Espíritu y dones,
con todos los bautizados.
Para adelantar tu reino
y anunciar el evangelio
a todos los hombres, a todos los pueblos.
Por tu amor y mi bautismo,
¡gracias te canto, Señor!
Expliquemos el
Evangelio a los niños.
Imágenes de Patxi
Velasco FANO
Imagen para colorear
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