“…Vosotros, nada de
eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser
primero, sea esclavo de todos”.
17 DE OCTUBRE
DOMINGO XXIX DEL TIEMPO
ORDINARIO (B)
Primera Lectura: Isaías
53,10-11
Cuando entregue su vida
como expiación, verá su descendencia, prolongará sus años.
Salmo 32
Que tu misericordia,
Señor, venga sobre nosotros como lo esperamos de ti.
2ª Lectura: Hebreos
4,14-16
Acerquémonos con
seguridad al trono de la gracia.
PALABRA DEL DÍA
Marcos 10,35-45
“En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de
Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: -Maestro, queremos que hagas lo que te
vamos a pedir. Les preguntó: -¿Qué queréis que haga por vosotros? Contestaron:
-Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.
Jesús replicó: -No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo
he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?
Contestaron: -Lo somos. Jesús les dijo: -El cáliz que yo voy a beber lo
beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero
el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya
reservado. Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y
Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: -Sabéis que los que son reconocidos como
jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros,
nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera
ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para
que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos”.
Versión para América
Latina, extraída de la Biblia del Pueblo de Dios
“Santiago y
Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: "Maestro,
queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir".
El les
respondió: "¿Qué quieren que haga por ustedes?".
Ellos le
dijeron: "Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda,
cuando estés en tu gloria".
Jesús les dijo:
"No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el
bautismo que yo recibiré?".
"Podemos", le respondieron. Entonces
Jesús agregó: "Ustedes beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo
bautismo que yo.
En cuanto a
sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que
esos puestos son para quienes han sido destinados".
Los otros diez,
que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos.
Jesús los llamó
y les dijo: "Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes,
dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen
sentir su autoridad.
Entre ustedes
no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga
servidor de ustedes;
y el que quiera
ser el primero, que se haga servidor de todos.
Porque el mismo
Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en
rescate por una multitud".
REFLEXIÓN
Jesús deja muy claro que él quiere un cambio total de
estructuras y de relaciones. Por tanto, no se trata de figurar, ni de estar
bien situado, sino de servir. Jesús quiere eliminar de entre nosotros
totalmente las relaciones de fuerza o de superioridad y nos quiere hacer entrar
en la plenitud de unas relaciones de reciprocidad que son las relaciones de
servicio. Por esto nos invita a ser ambiciosos, sí, pero a ambicionar el último
lugar, el que no quiere nadie, el lugar para el que nunca hay peleas. ¡Esta es
la respuesta de Jesús! Y lo que nos ha resultado más difícil a lo largo de la
historia, y ahora y siempre, es conseguir sustituir las estructuras de
autoridad y de poder por valores de igualdad y de servicio. Tanto a nivel
personal, como a nivel de comunidad, como a nivel de Iglesia, no lo conseguimos
del todo. Nos cuesta crear estructuras de servicio, y más bien, en nuestras
organizaciones, hemos tendido a ir copiando con demasiada facilidad las demás
organizaciones políticas y sociales; y, por este motivo, demasiado a menudo,
hemos caído y caemos en formas de poder y de abuso que son un escándalo para el
mismo Jesús.
Los seguidores de Jesús no podemos organizarnos con modelos
de convivencia que no sean los del servicio, porque Dios nos quiere iguales y
hermanos los unos de los otros, eliminando todo resquicio de dominio o de
poder, de jefes o de súbditos. Como muy bien nos lo recuerda san Pablo, en la
Iglesia (¡y también en el mundo!) aunque los carismas sean diferentes todos los
miembros tienen que ser iguales.
Somos cristianos en la medida que nos damos a los demás. Dejamos de serlo en la medida que nos aprovechamos de los demás de cualquier forma.
Este principio básico del cristianismo, no ha llegado a
nosotros a través de ningún extraterrestre, no ha venido de ningún mundo
galáctico. Ha llegado hasta nosotros gracias a un ser humano en todo semejante
a nosotros. Lo descubrió, no gracias a ningún hilo directo con una Divinidad
exterior, sino en lo hondo de su ser, profundizando en el conocimiento de lo
que realmente era él.
Al comprender lo que Dios era en él, al percibirlo como don
total, Jesús hizo el más profundo descubrimiento de su vida. Entendió que la
grandeza del ser humano consiste en esa posibilidad que tiene de darse como
Dios se da. Jesús descubrió que ese era el fin supremo del hombre, darse,
entregarse totalmente, definitivamente. En ese don total, encuentra el hombre
su plena realización.
Cuando descubre que la base de su ser es el mismo Dios,
descubre la necesidad de superar el apego al falso yo. Liberado del “ego”, se
encuentra con la verdadera realidad que es. En ese momento, su ser se expande y
se identifica con el Ser absoluto. El ser humano se hace uno con Él. Esa es la
meta, no hay más. Ni Dios puede añadir nada a ese ser, porque es ya una misma
cosa en él.
Mientras no haga este descubrimiento, estaré en la dinámica
del joven rico, de los dos hermanos y de los demás apóstoles: buscaré más
riquezas, el puesto mejor y el dominio de los demás para que estén a mi
servicio. El objetivo de mi vida será la potenciación del “ego” que creo ser.
Aquí no valen programaciones. Si acepto darme a los demás por
programación, será a regañadientes y porque espero una recompensa, aunque sea
espiritual. Ya estoy buscando potenciar mi “ego”. No puede funcionar. Tampoco
se trata de sufrir, de humillarse, de rebajarse ante Dios o ante los demás,
esperando que después Dios me lo pague con creces con alguna clase de gloria
externa. La clave está en superar esta trampa y descubrir la máxima gloria en
el mismo don de sí mismo.
ENTRA EN TU INTERIOR
NADA DE ESO ENTRE VOSOTROS
Camino de Jerusalén, Jesús va advirtiendo a sus discípulos
del destino doloroso que le espera a él y a los que sigan sus pasos. La
inconsciencia de quienes lo acompañan es increíble. Todavía hoy se sigue
repitiendo.
Santiago y Juan, los hijos del Zebedeo, se separan del grupo
y se acercan ellos solos a Jesús. No necesitan de los demás. Quieren hacerse
con los puestos más privilegiados y ser los primeros en el proyecto de Jesús,
tal como ellos lo imaginan. Su petición no es una súplica sino una ridícula
ambición: «Queremos que hagas lo que te vamos a pedir». Quieren que Jesús los
ponga por encima de los demás.
La ambición los divide
y enfrenta. La búsqueda de honores y protagonismos interesados rompen siempre
la comunión de la comunidad cristiana. También hoy. ¿Qué puede haber más
contrario a Jesús y a su proyecto de servir a la liberación de las gentes?
El hecho es tan grave que Jesús «los reúne» para dejar claro
cuál es la actitud que ha de caracterizar siempre a sus seguidores. Conocen
sobradamente cómo actúan los romanos, «jefes de los pueblos» y «grandes » de la
tierra: tiranizan a las gentes, las someten y hacen sentir a todos el peso de
su poder. Pues bien, «vosotros nada de eso».
Entre sus seguidores, todo ha de ser diferente: «El que
quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea
esclavo de todos». La grandeza no se mide por el poder que se tiene, el rango
que se ocupa o los títulos que se ostentan. Quien ambiciona estas cosas, en la
Iglesia de Jesús, no se hace más grande sino más insignificante y ridículo. En
realidad, es un estorbo para promover el estilo de vida querido por el
Crucificado. Le falta un rasgo básico para ser seguidor de Jesús.
En la Iglesia todos hemos de ser servidores. Nos hemos de
colocar en la comunidad cristiana, no desde arriba, desde la superioridad, el
poder o el protagonismo interesado, sino desde abajo, desde la disponibilidad,
el servicio y la ayuda a los demás. Nuestro ejemplo es Jesús. No vivió nunca
«para ser servido, sino para servir». Éste es el mejor y más admirable resumen
de lo que fue él: SERVIR.
José Antonio Pagola
ORA EN TU INTERIOR
Por eso debe resultarnos extraño lo que les plantea Jesús a
los “Santiagos y Juanes” ante su petición; no se trata de ser primero o segundo
sino responder a la pregunta: “¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de
beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?
Los discípulos no entienden que el proyecto de Jesús no es
para alcanzar el poder de este mundo, de esta manera nuestra de organizar la
sociedad, sino que es elegir un camino en el que sea posible encontrarse con
todas las personas porque todas lo pueden entender y seguir, ya que cada cual
puede poner al servicio de los demás todo lo que es, todo lo que tiene y todo
lo que hace.
Jesús nos hace una clara referencia a los dos sacramentos
fundamentales en nuestra vida, el bautismo y la eucaristía, que son los que nos
deberían transformar en lo más profundo de nuestras personas y tendrían que
transformar también todas nuestras relaciones. Porque los que hemos sido
bautizados y tomamos parte de la Eucaristía, aquí, nos dejamos servir por el
mismo Jesús y no podemos después –con él por excusa- participar en ninguna
relación que sea de fuerza o de poder.
ORACIÓN
Donde haya un árbol que plantar
plántalo tú.
Donde haya un error que enmendar
enmiéndalo tú.
Donde haya un esfuerzo que todos esquivan
acéptalo tú.
Sé el que apartó del camino la piedra,
el odio de los corazones
y las dificultades del problema.
Hay la alegría de ser sano y justo,
pero hay, sobre todo, la inmensa alegría de servir.
Gloria Fuerte.
Expliquemos el
evangelio a los niños.
Imágenes de Patxi
Velasco FANO
Imagen para colorear.
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