“…el que no está contra
nosotros está a favor nuestro”
26 DE SEPTIEMBRE
DOMINGO XXVI DEL TIEMPO
ORDINARIO (B)
1ª Lectura: Números
11,25-29
¿Estás celoso de mí?
¡Ojalá todo el pueblo fuera profeta!
Salmo 18: “Los mandatos
del Señor son rectos y alegran el corazón”
2ª Lectura: Santiago
5,1-6
Vuestra riqueza está
corrompida.
PALABRA DEL DÍA
Marcos 9,38-43.45.47-48
“En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: -Maestro, hemos
visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir,
porque no es de los nuestros. Jesús respondió: -No se lo impidáis, porque uno
que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está
contra nosotros está a favor nuestro. Y, además, el que os dé a beber un vaso
de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa.
El que escandalice a uno de estos pequeños que creen, más le valdría que le
encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te
hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos
manos al infierno, al fuego que no se apaga. Y, si tu pie te hace caer,
córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies
al infierno. Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en
el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde el gusano
no muere y el fuego no se apaga”.
Versión para América
Latina, extraída de la biblia del Pueblo de Dios.
“Juan le dijo a Jesús: "Maestro, hemos visto a
uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es
de los nuestros".
Pero Jesús les dijo: "No se lo impidan, porque
nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí.
Y el que no está contra nosotros, está con nosotros.
Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les
dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo.
Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos
pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una
piedra de moler y lo arrojaran al mar.
Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala,
porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos a la
Gehena, al fuego inextinguible.
Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo,
porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies
a la Gehena.
Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo,
porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado
con tus dos ojos a la Gehena,
donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.”
REFLEXIÓN
Jesús, en el evangelio de san Marcos, aprovecha alguna de las
cuestiones que se le plantean no sólo para resolverlas puntualmente y salir del
paso, sino también para aleccionar a sus discípulos, y también a nosotros, sobre
cómo tienen que ser sus comportamientos y sus relaciones para con los demás.
Hoy la pregunta de Juan a Jesús es sobre qué hay que hacer
con aquellos que hacen obras buenas, obras con la fuerza y el nombre de Jesús
–como nosotros- pero que, de hecho, no son “de los nuestros”. Estas situaciones
son las que siempre han despertado en nosotros recelos, envidias y celos. Y más
aún en los grupos o colectivos, donde a menudo se generan las rivalidades, el
espíritu gregario o los sectarismos. Los celos y las envidias están muy
presentes en nuestras relaciones, tanto a nivel personal como familiar, tanto a
nivel de grupo como a nivel comunitario, tanto a nivel social como político,
tanto a nivel eclesial como interreligioso. Todos tenemos la tendencia a encerrarnos
y a ser bastante exclusivistas.
En nuestra sociedad actual se ha ido imponiendo cada vez más
el espíritu de la tolerancia como un valor ante los demás, los diferentes, y
sobre todo ante los que “no son de los nuestros”, como dice hoy el evangelio.
Es cierto que ya es una muy buena respuesta. Pero la tolerancia, hace
referencia más propiamente a lo que se tiene que soportar, aguantar o
consentir, que a lo que –como nos dice hoy Jesús- se tiene que aceptar y asumir
como una realidad que es positiva y enriquecedora en sí misma. Como un hecho
que, lejos de restar energías, viene a sumar esfuerzos. La frase de Jesús,
cuando dice que “el que no está contra nosotros está a favor nuestro” es
suficientemente definitoria.
Por tanto, la solución
de Jesús va mucho más allá de una pura tolerancia, entendida como una
resignación ante aquellas realidades que no se pueden controlar. Jesús nos
anima a tomar postura y a comprometernos. En estas cosas no valen las medias
tintas de aquel que no se posiciona nunca, sino que hay que tomar partido,
tenemos que estar a favor o en contra del bien. Una vez más debemos recordar
que creer es comprometerse y, por tanto, es tomar una determinación de
cooperación a favor de todo aquello que sea bueno, venga de donde venga. De hecho
hoy, Jesús, propone dos cosas muy distintas al lado de una pasiva tolerancia.
En primer lugar, Jesús propone la aceptación de toda realidad
que sea buena y de toda persona que haga el bien bajo la fórmula de la acogida:
“El que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que
no se quedará sin recompensa”.
En segundo lugar, Jesús nos propone que nos sintamos pequeños
e indefensos. Es decir, que seamos humildes ante los demás. Si nos sentimos
pequeños seguro que defenderemos a los indefensos. En cambio, si pensamos que
nosotros somos los grandes, entonces creeremos que sólo nosotros tenemos el
monopolio de hacer el bien y, por tanto, acabaremos regulando todo el mercado,
pues ésta era la tentación del discípulo Juan y muchas veces también es nuestra
tentación.
Y Jesús no sólo nos propone que seamos pequeños, sino que no
escandalicemos a los pequeños: “El que escandalice a uno de estos pequeños que
creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo
echasen al mar”.
ENTRA EN TU INTERIOR
La escena es sorprendente. Los discípulos se acercan a Jesús
con un problema. Esta vez, el portador del grupo no es Pedro, sino Juan, uno de
los dos hermanos que andan buscando los primeros puestos. Ahora pretende que el
grupo de discípulos tenga la exclusiva de Jesús y el monopolio de su acción
liberadora (Mc 9, 38-43. 45. 47-48).
Vienen preocupados. Un exorcista, no integrado en el grupo,
está echando demonios en nombre de Jesús. Los discípulos no se alegran de que
la gente quede curada y pueda iniciar una vida más humana. Solo piensan en el
prestigio de su propio grupo. Por eso, han tratado de cortar de raíz su
actuación. Esta es su única razón: «no es de los nuestros».
Los discípulos dan por supuesto que, para actuar en nombre de
Jesús y con su fuerza curadora, es necesario ser miembro de su grupo. Nadie
puede apelar a Jesús y trabajar por un mundo más humano, sin formar parte de la
Iglesia. ¿Es realmente así? ¿Qué piensa Jesús?
Sus primeras palabras son rotundas: «No se lo impidáis». El
Nombre de Jesús y su fuerza humanizadora son más importantes que el pequeño
grupo de sus discípulos. Es bueno que la salvación que trae Jesús se extienda
más allá de la Iglesia establecida y ayude a las gentes a vivir de manera más
humana. Nadie ha de verla como una competencia desleal.
Jesús rompe toda tentación sectaria en sus seguidores. No ha
constituido su grupo para controlar su salvación mesiánica. No es rabino de una
escuela cerrada sino Profeta de una salvación abierta a todos. Su Iglesia ha de
apoyar su Nombre allí donde es invocado para hacer el bien.
No quiere Jesús que entre sus seguidores se hable de los que
son nuestros y de los que no lo son, los de dentro y los de fuera, los que
pueden actuar en su nombre y los que no pueden hacerlo. Su modo de ver las
cosas es diferente: «El que no está contra nosotros está a favor nuestro».
En la sociedad moderna hay muchos hombres y mujeres que
trabajan por un mundo más justo y humano sin pertenecer a la Iglesia. Algunos
ni son creyentes, pero están abriendo caminos al reino de Dios y su justicia.
Son de los nuestros. Hemos de alegrarnos en vez de mirarlos con resentimiento.
Los hemos de apoyar en vez de descalificar.
Es un error vivir en la Iglesia viendo en todas partes hostilidad
y maldad, creyendo ingenuamente que solo nosotros somos portadores del Espíritu
de Jesús. El no nos aprobaría. Nos invitaría a colaborar con alegría con todos
los que viven de manera evangélica y se preocupan de los más pobres y
necesitados.
José Antonio Pagola
ORA EN TU INTERIOR
Las palabras más duras del evangelio que hemos proclamado hoy
se dirigen contra el enemigo que llevamos dentro de nosotros mismos, y no
contra el enemigo que buscamos para salvaguardar nuestros intereses y dominio.
Jesús nos invita a desprendernos de todo aquello que está contra nosotros entre
nuestras propias ideas y actitudes, una vez que hemos asumido que vale más
confiar en Dios y en su proyecto universal que en las certezas e intereses
propios.
El Reino de Dios, precedido por sus signos frente al
sufrimiento y al mal del mundo (echa demonios), instaura una nueva forma de
relacionarse, que ya no pasa por el ejercicio soberbio de poder sino por la
sencillez de la fe en las personas y en uno mismo: la amistad, en definitiva.
Los extraños y distintos pueden ser entonces amigos; y uno mismo, muchas veces
también desconocido para sí, ha de ser espacio de reconciliación y fidelidad
personal.
ORACIÓN
Señor, tu bendita obsesión es la expansión del Reino de Dios
para que los hombres se salven. Por eso, cualquier ayuda que lo haga posible,
es bienvenida. Por eso, el que favorezca a los que evangelizan tendrá su
premio. Por eso, el que escandaliza a un pequeño, que tan bien acoge tu
mensaje, lo tiene difícil. Por eso, todo lo que me impida serte fiel, fuera de
mí. Aunque me cueste sangre. Lo primer es antes.
"El que escandalice a uno de estos pequeños que creen,
más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen
al mar".
Expliquemos el
Evangelio a los niños.
Imágenes de Patxi
Velasco FANO
Imagen para colorear.
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