“Yo soy el buen Pastor.
El buen Pastor da la vida por las ovejas..."
25 DE ABRIL
CUARTO DOMINGO DE
PASCUA
JORNADA MUNDIAL DE
ORACIÓN POR LAS VOCACIONES
JORNADA Y COLECTA DE
VOCACIONES NATIVAS
1ª Lectura: Hechos
4,8-12
Ningún otro puede
salvar.
Salmo 117
La piedra que
desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
2ª Lectura: 1 Juan
3,1-2
Veremos a Dios tal cual
es.
EVANGELIO DEL DÍA
Juan 10,11-18
“En aquel tiempo, dijo Jesús: “Yo soy el buen Pastor.
El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni
dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo
hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las
ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen,
igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las
ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son
de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz,
y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo
entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la
entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla:
este mandato he recibido de mi Padre”.
Versión para América
Latina, extraída de la Biblia del Pueblo de Dios
“Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por
las ovejas.
El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que
no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el
lobo las arrebata y las dispersa.
Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas.
Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis
ovejas me conocen a mí
-como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre- y
doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral
y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo
Rebaño y un solo Pastor.
El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla.
Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo
el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi
Padre".
REFLEXIÓN
La vida necesita ser pastoreada. Se encuentra con muchos
peligros, recibe muchas heridas y escoge caminos equivocados. Necesita un
pastor que la defienda y oriente, que la cure y la cultive. Para eso ha venido
Cristo, amigo y Señor de la vida.
Vino para defenderla. Jesús es la vida y la defiende. Trae
medicinas para curar sus heridas. La vida se defiende con el amor. Sus
medicinas tienen componentes de amor. Por eso el que no ama está muerto. El que
se alimenta de amor vive no muere.
Vino para aumentarla. Vino para que tengamos más vida. Nos
aporta un plus de vida. Pero la vida aumenta cuando se entrega –el que la
guarda, la pierde-, la vida crece en la medida en que la damos.
Vino para eternizarla. Que la vida no muera. Él trajo una
medicina de inmortalidad. Para eso había que vencer la muerte. Y para vencer la
muerte había que morir. Por eso entregó su vida Jesús, para quitar a la muerte
su veneno y convertirla en aliada de la vida. Entregó su vida para que
viviéramos en plenitud y para siempre, haciéndonos partícipes de su vida
divina.
Estas medicinas de amor y de vida se concentran en la
Eucaristía. Jesús nos invita a comer el pan de la vida. El que come su pan
vivirá para siempre. La Eucaristía resulta ser defensa y alimento. Pero la
Eucaristía es también entrega hasta la muerte. Y es precisamente esa muerte por
amor la que nos salva de la muerte.
El evangelio de este cuarto domingo de Pascua insiste en que
Jesús, buen pastor, da la vida por las ovejas, que la entrega libremente. Si
queremos imitar a Cristo, tener las actitudes de Cristo pastor, tenemos que ser
capaces de amar hasta la muerte. No pensemos en una nueva crucifixión, sino en
no vivir para nosotros, en gastar nuestra vida por los demás, en que amemos a
las ovejas más que a nosotros mismos. Como Jesús, que se daba todo. ”Recorría
todas las ciudades y los pueblos, enseñaba en sus sinagogas, proclamando la
Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia. Y al ver a la
muchedumbre, sintió compasión de ellas, porque estaban extraviadas y abatidas,
como ovejas que no tienen pastor” (Mt 9,35-36). He aquí un buen resumen de la
actividad pastoral de Jesús.
ENTRA EN TU INTERIOR
ACERCARNOS Y CONOCERNOS
Cuando entre los primeros cristianos comenzaron los
conflictos y disensiones entre grupos y líderes diferentes, alguien sintió la
necesidad de recordar que, en la comunidad de Jesús, sólo él es el Pastor
bueno. No un pastor más, sino el auténtico, el verdadero, el modelo a seguir
por todos.
Esta bella imagen de Jesús, Pastor bueno, es una llamada a la
conversión, dirigida a quienes pueden reivindicar el título de «pastores» en la
comunidad cristiana. El pastor que se parece a Jesús, sólo piensa en sus
ovejas, no «huye» ante los problemas, no las «abandona». Al contrario, está
junto a ellas, las defiende, se desvive por ellas, «expone su vida» buscando su
bien.
Al mismo tiempo, esta imagen es una llamada a la comunión
fraterna entre todos. El Buen Pastor «conoce» a sus ovejas y las ovejas le
«conocen» a él. Sólo desde esta cercanía estrecha, desde este conocimiento
mutuo y esta comunión de corazón, el Buen Pastor comparte su vida con las
ovejas. Hacia esta comunión y mutuo conocimiento hemos de caminar también hoy
en la Iglesia.
En estos momentos no fáciles para la fe, necesitamos como
nunca aunar fuerzas, buscar juntos criterios evangélicos y líneas maestras de
actuación para saber en qué dirección hemos de caminar de manera creativa hacia
el futuro.
Sin embargo, no es esto lo que está sucediendo. Se hacen
algunas llamadas convencionales a vivir en comunión, pero no estamos dando
pasos para crear un clima de escucha mutua y diálogo. Al contrario, crecen las
descalificaciones y disensiones entre obispos y teólogos; entre teólogos de
diferentes tendencias; entre movimientos y comunidades de diverso signo; entre
grupos y «blogs» de todo género…
Pero, tal vez, lo más triste es ver cómo sigue creciendo el
distanciamiento entre la jerarquía y el pueblo cristiano. Se diría que viven dos
mundos diferentes. En muchos lugares los «pastores» y las «ovejas» apenas se
conocen. A muchos obispos no les resulta fácil sintonizar con las necesidades
reales de los creyentes, para ofrecerles la orientación y el aliento que
necesitan. A muchos fieles les resulta difícil sentir afecto e interés hacia
unos pastores a los que ven alejados de sus problemas.
Sólo creyentes, llenos del Espíritu del Buen Pastor, pueden
ayudarnos a crear el clima de acercamiento, mutua escucha, respeto recíproco y
diálogo humilde que tanto necesitamos.
José
Antonio Pagola
ORA EN TU INTERIOR
Mirad qué amor. A través de estos rasgos que nos ofrece el
evangelio de Jesús podemos descubrir la profundidad y grandeza de su amor. Es
un amor responsable y delicado, que conoce a las ovejas por su nombre, se
preocupa de ellas y las cuida según sus necesidades. Es un amor valiente y
poderoso, que defiende a las ovejas de los lobos, aun poniendo en riesgo su
vida. Es un amor abierto y universal, no un grupo selecto de ovejas, sino que
desea hacer de su redil casa de comunión para todos. Es un amor amistoso y
fiel, que busca la empatía, la intimidad, que sabe comprender y perdonar. Es un
amor generoso y entregado, hasta darlo todo, hasta darse del todo, hasta
hacerse alimento para su rebaño. Y es un amor misterioso, que libra de la
muerte.
El rebaño de Cristo no se reduce a un pueblo, por muy
escogido que sea. Todos los pueblos son escogidos y amados de Dios. El
verdadero pueblo escogido, llamado a formar parte del rebaño amado, son los que
se abren a la fe, sean de la nación que sean.
Las ovejas preferidas son las que se encuentran más vejadas y
abatidas, las más pobres y más necesitadas, las más débiles y pequeñas, las que
más sufren, todo ese mundo doliente. ¡Son tantas las ovejas que se encuentran
solas, que no tienen pastor, que están a merced de los lobos!.
Puedes hacer una lista de las ovejas más necesitadas, quizá
puedas ponerles hasta rostro a muchas de ellas:
Los niños: Son tantos los niños sin familia ni protección…
Los ancianos: Cada vez más numerosos en el mundo rico, pero
menos valorados y más solos…
Los enfermos: El mundo del dolor, en el cuerpo o en el alma.
No tiene medida. ¡Cuánto miedo, cuanta agonía, cuanta cruz!…
Los jóvenes: Desorientados, descarriados muchos,
desatendidos…
Los inmigrantes: Un éxodo dramático, se les cierran las
puertas y se le alzan las vallas…
Podríamos hablar de muchas más ovejas que no son de este
redil y que hay que atraer, ¡buena reflexión para este domingo!
ORACIÓN FINAL
Pero también, Señor, hacen falta más pastores, más pastores
conforme a tu corazón. Tú te vales de muchas maneras para llamar. Puede ser una
palabra, una mirada, una seducción: puede ser una luz o un sentimiento
interior, algo que no se pasa, algo que te empuja; puede ser un ejemplo, una
experiencia de vida. Basta con que sepa verla, sentirla.
Señor, sé que sigues llamando, sé que me llamas porque me
quieres y me valoras, tu Reino, tu Iglesia es grande, hay muchos servicios que
realizar. Señor, si me llamas, haz que no dude. Si me llamas, pon en mi boca y
en mi corazón una palabra de agradecimiento, no una queja, o una carga, sino un
don. Amén.
Expliquemos el
Evangelio a los niños.
Imágenes de Patxi
Velasco FANO
Imagen para colorear.
No hay comentarios:
Publicar un comentario