domingo, 22 de noviembre de 2020

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO. CICLO B

 


“Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa.”

29 DE NOVIEMBRE

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO

COMENZAMOS EL AÑO LITÚRGICO B

PRIMERA LECTURA: Isaías 63,16-17; 64,1-8

El contexto de esta oración intensa y confiada es de un gran sufrimiento. A la esclavitud del destierro se añade la vergüenza y la impureza del pecado: “Todos éramos impuros…” Pero la oración es sincera: “Tú, Señor, eres nuestro Padre”.

Hoy, en este primer domingo de Adviento hacemos nuestra esta petición: “¡Ojalá rasgases el cielo y bajases!”.

SALMO: 79 “¡Oh Dios, que brille tu rostro y nos salve!”.

En el salmo 79 se eleva el clamor de Israel; el pueblo se arrepiente de su mala conducta. ¡Que vuelva Dios y le sostenga en adelante! Esta es la oración que hoy eleva el cristiano cuando requiere la presencia de Cristo en su vida.

“Que tu mano proteja a tu escogido, al hombre que tú fortaleciste. No nos alejaremos de ti: danos vida, para que invoquemos tu nombre”

SEGUNDA LECTURA: 1 Corintios 1,3-9

Aquí hay todo un contraste con el texto anterior, un ambiente de bendición y acción de gracias, porque ya el cielo se rasgó y “Dios, nuestro Padre” nos dio a Jesucristo. Ya no se habla de ira, castigos, impurezas y extravíos. “Ya habéis sido enriquecidos en todo”, en Jesucristo; “no carecéis de ningún don”, por Jesucristo; llegáis a “participar en la vida de su Hijo”, en Jesucristo, y seguís esperando nuevas gracias y nuevas manifestaciones, en Jesucristo.

EVANGELIO

Marcos 13,33-37

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!”.

Versión para América Latina, extraída de la Biblia del Pueblo de Dios

“Tengan cuidado y estén prevenidos, porque no saben cuándo llegará el momento.

Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa al cuidado de sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero que permanezca en vela.

Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana.

No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos.

Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!".

REFLEXIÓN

Velad. Así estaréis siempre preparados. El que duerme pierde muchas oportunidades. El que vive adormilado de nada se entera.

Velad. Las cosas más importantes suceden sin previo aviso. Los encuentros más provechos a veces son imprevistos y las visitas más gratificantes suelen ser inesperadas. Es la magia de la sorpresa, de la intuición, de la gratuidad. Y Cristo siempre es gracia y sorpresa. Nos visita en cualquier momento. Nos visita a la hora prima o undécima, en la primera vigilia o en la tercera  o al canto del gallo. Nos quiere visitar siempre.

De ahí la vigilancia. Pero no una vigilancia cualquiera, se nos ha entregado una tarea, se nos ha dado unos talentos, unos carismas, unos dones. Podemos hacer dos cosas, pensar que el dueño de la casa no vendrá nunca y que por tanto no tengo que rendir cuentas, o pensar que puede llegar en cualquier momento.

Nos solemos preparar para todo. No hay un acontecimiento que no preparemos, y no es que eso esté mal, al contrario, pero me pregunto, si son los más importantes, si son los más prioritarios.

Cuando alguien al que quiero me avisa de que viene a casa, ya sea un hijo que estudia fuera, el esposo o la esposa que tuvieron que salir de viaje y no vemos la hora de que lleguen, ese amigo de mi infancia, que después de tanto tiempo he vuelto a saber de él. Estamos ansiosos, estamos oteando siempre ese horizonte urbano para ver si  están cerca. Pues mira, sí, alguien viene, pero desafortunadamente, no sabemos ni el día ni la hora, pero sí sabemos lo que siente por nosotros, un amor de predilección, un amor hasta el punto de la entrega total y generosa. ¿Estás vigilante, esperando esta visita, esta venida?



ENTRA EN TU INTERIOR

UNA IGLESIA DESPIERTA

Las primeras generaciones cristianas vivieron obsesionadas por la pronta venida de Jesús. El resucitado no podía tardar. Vivían tan atraídos por él que querían encontrarse de nuevo cuanto antes. Los problemas empezaron cuando vieron que el tiempo pasaba y la venida del Señor se demoraba.

Pronto se dieron cuenta de que esta tardanza encerraba un peligro mortal. Se podía apagar el primer ardor. Con el tiempo, aquellas pequeñas comunidades podían caer poco a poco en la indiferencia y el olvido. Les preocupaba una cosa: «Que, al llegar, Cristo no nos encuentre dormidos».

La vigilancia se convirtió en la palabra clave. Los evangelios la repiten constantemente: «vigilad», «estad alerta», «vivid despiertos». Según Marcos, la orden de Jesús no es sólo para los discípulos que le están escuchando. «Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: Velad». No es una llamada más. La orden es para todos sus seguidores de todos los tiempos.

Han pasado veinte siglos de cristianismo. ¿Qué ha sido de esta orden de Jesús? ¿Cómo vivimos los cristianos de hoy? ¿Seguimos despiertos? ¿Se mantiene viva nuestra fe o se ha ido apagando en la indiferencia y la mediocridad.

¿No vemos que la Iglesia necesita un corazón nuevo? ¿No sentimos la necesidad de sacudirnos la apatía y el autoengaño? ¿No vamos a despertar lo mejor que hay en la Iglesia? ¿No vamos a reavivar esa fe humilde y limpia de tantos creyentes sencillos?

¿No hemos de recuperar el rostro vivo de Jesús, que atrae, llama, interpela y despierta? ¿Cómo podemos seguir hablando, escribiendo y discutiendo tanto de Cristo, sin que su persona nos enamore y trasforme un poco más? ¿No nos damos cuenta de que una Iglesia «dormida» a la que Jesucristo no seduce ni toca el corazón, es una Iglesia sin futuro, que se irá apagando y envejeciendo por falta de vida?

¿No sentimos la necesidad de despertar e intensificar nuestra relación con él? ¿Quién como él puede despertar nuestro cristianismo de la inmovilidad, de la inercia, del peso del pasado, de la falta de creatividad? ¿Quién podrá contagiarnos su alegría? ¿Quién nos dará su fuerza creadora y su vitalidad?

 José Antonio Pagola

 

ORA EN TU INTERIOR

Señor, si supiera rezar, sabría que soy hijo tuyo. Si supiera rezar, entendería que mi oración es más tuya que mía. Si supiera rezar, sabría que tú eres el que me levantas si caigo, el que me curas si enfermo, me enriqueces si empobrezco, me acompañas en los caminos de la vida. “Pastor de Israel escucha, tú que te sientas sobre querubines, resplandece. Despierta tu poder y ven a salvarnos”

ORACIÓN FINAL

Dios Todopoderoso, aviva en mí al comenzar el Adviento, el deseo de salir a tu encuentro, que vaya acompañado de obras buenas, para que colocado un día a tu derecha, merezca, por tu gracia, poseer el reino eterno.

Expliquemos el Evangelio a los niños.

Imágenes de Patxi Velasco (FANO)

Imagen para colorear.




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