“Velad, pues no sabéis
cuándo vendrá el dueño de la casa.”
29 DE NOVIEMBRE
PRIMER DOMINGO DE
ADVIENTO
COMENZAMOS EL AÑO
LITÚRGICO B
PRIMERA LECTURA: Isaías
63,16-17; 64,1-8
El contexto de esta
oración intensa y confiada es de un gran sufrimiento. A la esclavitud del
destierro se añade la vergüenza y la impureza del pecado: “Todos éramos
impuros…” Pero la oración es sincera: “Tú, Señor, eres nuestro Padre”.
Hoy, en este primer
domingo de Adviento hacemos nuestra esta petición: “¡Ojalá rasgases el cielo y
bajases!”.
SALMO: 79 “¡Oh Dios,
que brille tu rostro y nos salve!”.
En el salmo 79 se eleva
el clamor de Israel; el pueblo se arrepiente de su mala conducta. ¡Que vuelva
Dios y le sostenga en adelante! Esta es la oración que hoy eleva el cristiano
cuando requiere la presencia de Cristo en su vida.
“Que tu mano proteja a
tu escogido, al hombre que tú fortaleciste. No nos alejaremos de ti: danos
vida, para que invoquemos tu nombre”
SEGUNDA LECTURA: 1
Corintios 1,3-9
Aquí hay todo un
contraste con el texto anterior, un ambiente de bendición y acción de gracias,
porque ya el cielo se rasgó y “Dios, nuestro Padre” nos dio a Jesucristo. Ya no
se habla de ira, castigos, impurezas y extravíos. “Ya habéis sido enriquecidos
en todo”, en Jesucristo; “no carecéis de ningún don”, por Jesucristo; llegáis a
“participar en la vida de su Hijo”, en Jesucristo, y seguís esperando nuevas
gracias y nuevas manifestaciones, en Jesucristo.
EVANGELIO
Marcos 13,33-37
“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Mirad,
vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue
de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando
al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de
la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer;
no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a
vosotros lo digo a todos: ¡Velad!”.
Versión para América
Latina, extraída de la Biblia del Pueblo de Dios
“Tengan cuidado y estén prevenidos, porque no saben cuándo
llegará el momento.
Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa
al cuidado de sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al
portero que permanezca en vela.
Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo
llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o
por la mañana.
No sea que llegue de improviso y los encuentre
dormidos.
Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén
prevenidos!".
REFLEXIÓN
Velad. Así estaréis siempre preparados. El que duerme pierde
muchas oportunidades. El que vive adormilado de nada se entera.
Velad. Las cosas más importantes suceden sin previo aviso.
Los encuentros más provechos a veces son imprevistos y las visitas más
gratificantes suelen ser inesperadas. Es la magia de la sorpresa, de la
intuición, de la gratuidad. Y Cristo siempre es gracia y sorpresa. Nos visita
en cualquier momento. Nos visita a la hora prima o undécima, en la primera
vigilia o en la tercera o al canto del
gallo. Nos quiere visitar siempre.
De ahí la vigilancia. Pero no una vigilancia cualquiera, se
nos ha entregado una tarea, se nos ha dado unos talentos, unos carismas, unos
dones. Podemos hacer dos cosas, pensar que el dueño de la casa no vendrá nunca
y que por tanto no tengo que rendir cuentas, o pensar que puede llegar en
cualquier momento.
Nos solemos preparar para todo. No hay un acontecimiento que
no preparemos, y no es que eso esté mal, al contrario, pero me pregunto, si son
los más importantes, si son los más prioritarios.
Cuando alguien al que quiero me avisa de que viene a casa, ya
sea un hijo que estudia fuera, el esposo o la esposa que tuvieron que salir de
viaje y no vemos la hora de que lleguen, ese amigo de mi infancia, que después
de tanto tiempo he vuelto a saber de él. Estamos ansiosos, estamos oteando
siempre ese horizonte urbano para ver si
están cerca. Pues mira, sí, alguien viene, pero desafortunadamente, no
sabemos ni el día ni la hora, pero sí sabemos lo que siente por nosotros, un
amor de predilección, un amor hasta el punto de la entrega total y generosa.
¿Estás vigilante, esperando esta visita, esta venida?
ENTRA EN TU INTERIOR
UNA IGLESIA DESPIERTA
Las primeras generaciones cristianas vivieron obsesionadas
por la pronta venida de Jesús. El resucitado no podía tardar. Vivían tan
atraídos por él que querían encontrarse de nuevo cuanto antes. Los problemas
empezaron cuando vieron que el tiempo pasaba y la venida del Señor se demoraba.
Pronto se dieron cuenta de que esta tardanza encerraba un
peligro mortal. Se podía apagar el primer ardor. Con el tiempo, aquellas
pequeñas comunidades podían caer poco a poco en la indiferencia y el olvido.
Les preocupaba una cosa: «Que, al llegar, Cristo no nos encuentre dormidos».
La vigilancia se convirtió en la palabra clave. Los
evangelios la repiten constantemente: «vigilad», «estad alerta», «vivid
despiertos». Según Marcos, la orden de Jesús no es sólo para los discípulos que
le están escuchando. «Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: Velad». No es
una llamada más. La orden es para todos sus seguidores de todos los tiempos.
Han pasado veinte siglos de cristianismo. ¿Qué ha sido de
esta orden de Jesús? ¿Cómo vivimos los cristianos de hoy? ¿Seguimos despiertos?
¿Se mantiene viva nuestra fe o se ha ido apagando en la indiferencia y la
mediocridad.
¿No vemos que la Iglesia necesita un corazón nuevo? ¿No
sentimos la necesidad de sacudirnos la apatía y el autoengaño? ¿No vamos a
despertar lo mejor que hay en la Iglesia? ¿No vamos a reavivar esa fe humilde y
limpia de tantos creyentes sencillos?
¿No hemos de recuperar el rostro vivo de Jesús, que atrae,
llama, interpela y despierta? ¿Cómo podemos seguir hablando, escribiendo y
discutiendo tanto de Cristo, sin que su persona nos enamore y trasforme un poco
más? ¿No nos damos cuenta de que una Iglesia «dormida» a la que Jesucristo no
seduce ni toca el corazón, es una Iglesia sin futuro, que se irá apagando y
envejeciendo por falta de vida?
¿No sentimos la necesidad de despertar e intensificar nuestra
relación con él? ¿Quién como él puede despertar nuestro cristianismo de la
inmovilidad, de la inercia, del peso del pasado, de la falta de creatividad?
¿Quién podrá contagiarnos su alegría? ¿Quién nos dará su fuerza creadora y su
vitalidad?
José Antonio Pagola
ORA EN TU INTERIOR
Señor, si supiera rezar, sabría que soy hijo tuyo. Si supiera
rezar, entendería que mi oración es más tuya que mía. Si supiera rezar, sabría
que tú eres el que me levantas si caigo, el que me curas si enfermo, me
enriqueces si empobrezco, me acompañas en los caminos de la vida. “Pastor de
Israel escucha, tú que te sientas sobre querubines, resplandece. Despierta tu
poder y ven a salvarnos”
ORACIÓN FINAL
Dios Todopoderoso, aviva en mí al comenzar el Adviento, el
deseo de salir a tu encuentro, que vaya acompañado de obras buenas, para que
colocado un día a tu derecha, merezca, por tu gracia, poseer el reino eterno.
Expliquemos el
Evangelio a los niños.
Imágenes de Patxi
Velasco (FANO)
Imagen para colorear.
No hay comentarios:
Publicar un comentario