“Yo soy el camino, la
verdad y la vida; nadie se acerca al Padre sino por mí”
10 DE MAYO
V DOMINGO DE PASCUA
1ª Lectura: Hechos de
los Apóstoles 6,1-7
Eligieron a siete
hombres llenos del Espíritu Santo.
Salmo 32
El Señor cuida de
aquellos que lo temen. Aleluya.
2ª Lectura: 1ª Pedro
2,4-9
Ustedes son estirpe
elegida, sacerdocio real.
EVANGELIO DEL DÍA
Juan 14,1-12
“No estéis intranquilos; mantened vuestra adhesión a
Dios manteniéndola a mí. En el hogar de mi Padre hay vivienda para muchos; si
no, os lo habría dicho. Voy a prepararos sitio. Cuando vaya y os lo prepare,
vendré de nuevo y os acogeré conmigo; así, donde estoy yo estaréis también
vosotros. Y para ir adonde yo voy, ya sabéis el camino.
Tomás le dijo:
- Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el
camino?
Respondió Jesús:
- Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie se
acerca al Padre sino por mí. Si llegáis a conocerme del todo, conoceréis
también a mi Padre; aunque ya ahora lo conocéis y lo estáis viendo presente.
Felipe le dijo:
- Señor, haz que veamos al Padre, y nos basta.
Jesús le contestó:
- Tanto tiempo como llevo con vosotros y ¿no has
llegado a conocerme, Felipe? Quien me ve a mí está viendo al Padre; ¿cómo dices
tú: «Haz que veamos al Padre»? ¿No crees que yo estoy identificado con el Padre
y el Padre conmigo?
Las exigencias que yo propongo no las propongo como
cosa mía: es el Padre, quien, viviendo en mí, realiza sus obras.
Creedme: yo estoy identificado con el Padre y el Padre
conmigo; y si no, creedlo por las obras mismas.
Sí, os lo aseguro: Quien me presta adhesión, hará
obras como las mías y aún mayores; porque yo me voy con el Padre, y cualquier
cosa que pidáis en unión conmigo, la haré; así la gloria del Padre se
manifestará en el Hijo. Lo que pidáis unidos a mí, yo lo haré.”
Versión para América
Latina, extraída de la Biblia del Pueblo de Dios.
“Jesús dijo a sus discípulos:
"No se inquieten. Crean en Dios y crean también
en mí.
En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no
fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar.
Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar,
volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén
también ustedes.
Ya conocen el camino del lugar adonde voy".
Tomás le dijo: "Señor, no sabemos adónde vas.
¿Cómo vamos a conocer el camino?".
Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la Verdad
y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí."
Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre.
Ya desde ahora lo conocen y lo han visto".
Felipe le dijo: "Señor, muéstranos al Padre y eso
nos basta".
Jesús le respondió: "Felipe, hace tanto tiempo
que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto
al Padre. ¿Cómo dices: 'Muéstranos al Padre'?
¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está
en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que
hace las obras.
Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí.
Créanlo, al menos, por las obras.
Les aseguro que el que cree en mí hará también las
obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre."
REFLEXIÓN
La respuesta que da Jesús a Tomás es sumamente sugestiva.
Juan Pablo II la comentaba espléndidamente a los jóvenes en la JMJ de Santiago
de Compostela: “Digamos sólo una palabra sobre el camino. Cristo nos habla
primero de la meta. Es nada más y nada menos que la tierra prometida, la ciudad
perfecta, la verdad y la vida, la casa del Padre, o mejor, los brazos y el
corazón del Padre. Allí hay sitio para todos, para todos.
No podemos soñar destino más hermoso. Pero ¿quién nos
enseñará el camino para llegar hasta allá?
Los caminos que se ofrecen al hombre para conseguir la meta
de su plenitud son incontables. Los políticos, los científicos, los filósofos,
los teólogos de todos los tiempos, de todas las culturas, de todas las
religiones, se esfuerzan por convencer de la bondad de sus caminos. ¿Quién no
recuerda, por ejemplo, los hermosos caminos que enseñó Buda, el iluminado, para
superar el dolor y conseguir la felicidad? Pero Jesús va más allá. No dice:
éste es el camino, sino Yo soy el camino… Nadie va al Padre sino por mí”.
Descartamos, por lo tanto, otros caminos tortuosos que
conducen a la muerte. No al camino del poder, que esclaviza. No al camino de la
violencia, que destruye. No al camino del saber, que nos engríe. No al camino
de los hombres, que no conducen a ninguna parte. El camino no está en la
política ni en la economía ni en las armas ni en la ciencia ni en la diversión
ni en los medios de comunicación. El camino está en un hombre, el Hijo del
hombre. “No hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres, por el que
nosotros debamos salvarnos” (Hch. 4,12).
Cristo camino, es decir, la no violencia, la humildad, el
perdón, el compartir, el servir, el amor. Y todo esto encarnado en Jesús, el
Hijo de Dios, que se hizo Hijo del hombre, encarnación de lo divino, puerta de
acceso al Padre.
Cristo, camino, visible también en el pobre, en el enfermo,
en el pequeño, en todo el que sufre. Cristo encarnado en todo hombre. Por eso
podemos muy bien concluir que el camino para llegar a Dios pasa por el hombre.
El camino está más cerca de ti y de mí, está en el hermano, y está incluso
dentro de ti mismo. El camino es Cristo; el camino es el hombre; el camino es
el pobre. Acércate al pobre y caminarás derecho hacia Dios.
ENTRA EN TU INTERIOR
NO OS QUEDÉIS SIN JESÚS
Al final de la última cena Jesús comienza a despedirse de los
suyos: ya no estará mucho tiempo con ellos. Los discípulos quedan
desconcertados y sobrecogidos. Aunque no les habla claramente, todos intuyen
que pronto la muerte les arrebatará de su lado. ¿Qué será de ellos sin él?
Jesús los ve hundidos. Es el momento de reafirmarlos en la fe
enseñándoles a creer en Dios de manera diferente: «Que no tiemble vuestro
corazón. Creed en Dios y creed también en mí». Han de seguir confiando en Dios,
pero en adelante han de creer también en él, pues es el mejor camino para creer
en Dios. Jesús les descubre luego un horizonte nuevo. Su muerte no ha de hacer
naufragar su fe. En realidad, los deja para encaminarse hacia el misterio del
Padre. Pero no los olvidará. Seguirá pensando en ellos. Les preparará un lugar
en la casa del Padre y un día volverá para llevárselos consigo. ¡Por fin
estarán de nuevo juntos para siempre!
A los discípulos se les hace difícil creer algo tan
grandioso. En su corazón se despiertan toda clase de dudas e interrogantes.
También a nosotros nos sucede algo parecido: ¿No es todo esto un bello sueño?
¿No es una ilusión engañosa? ¿Quién nos puede garantizar semejante destino?
Tomás, con su sentido realista de siempre, sólo le hace una pregunta: ¿Cómo
podemos saber el camino que conduce al misterio de Dios?
La respuesta de Jesús es un desafío inesperado: «Yo soy el
camino, la verdad y la vida». No se conoce en la historia de las religiones una
afirmación tan audaz. Jesús se ofrece como el camino que podemos recorrer para
entrar en el misterio de un Dios Padre. El nos puede descubrir el secreto
último de la existencia. El nos puede comunicar la vida plena que anhela el
corazón humano.
Son hoy muchos los hombres y mujeres que se han quedado sin
caminos hacia Dios. No son ateos. Nunca han rechazado de su vida a Dios de
manera consciente. Ni ellos mismos saben si creen o no. Sencillamente, han
dejado la Iglesia porque no han encontrado en ella un camino atractivo para
buscar con gozo el misterio último de la vida que los creyentes llamamos
"Dios".
Al abandonar la Iglesia, algunos han abandonado al mismo
tiempo a Jesús. Desde estas modestas líneas, yo os quiero decir algo que
bastantes intuís. Jesús es más grande que la Iglesia. No confundáis a Cristo
con los cristianos. No confundáis su Evangelio con nuestros sermones. Aunque lo
dejéis todo, no os quedéis sin Jesús. En él encontraréis el camino, la verdad y
la vida que nosotros no os hemos sabido mostrar. Jesús os puede sorprender.
José Antonio Pagola
ORA EN TU INTERIOR
“Quién me ha visto a mí, ha visto al Padre”. El Hijo de Dios,
con su encarnación, muerte y resurrección, nos libró de la esclavitud del
pecado para darnos la libertad de los hijos de Dios, y nos dio a conocer el
rostro de Dios, que es amor.
Para los cristianos, para cada uno de nosotros, el camino al
Padre es dejarse guiar por Jesús, por su palabra de Verdad, y acoger el don de
la vida.
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, lleva a su plenitud en nosotros
el sacramento pascual, para que, a quienes dignaste renovar por el santo
bautismo, les hagas posible, con el auxilio de tu protección, abundar en frutos
buenos, y alcanzar los gozos de la vida eterna.
Expliquemos el
Evangelio a los niños,
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