“Curó a muchos que se encontraban mal con
diversas enfermedades y expulsó muchos demonios…”
4 DE FEBRERO
V DOMINGO
DEL TIEMPO ORDINARIO (B)
Primera
Lectura: Job 7,1-4.6-7
Se me han
asignado noches de dolor.
Salmo 146
Alabemos
al Señor, nuestro Dios.
Segunda
Lectura: 1 Corintios 9,16-19.22-23
¡Ay de
mí, si no anuncio el Evangelio!
EVANGELIO
DEL DÍA
Marcos
1,19-39
“En seguida, al salir de la sinagoga, fue a casa de Simón y
Andrés, en compañía de Santiago y Juan.
La suegra de Simón yacía en la cama con fiebre. En seguida le
hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó; se le quitó
la fiebre y se puso a servirles.
Caída la tarde, cuando se puso el sol, le fueron llevando a
todos los que se encontraban mal y a los endemoniados. La ciudad entera estaba
congregada a la puerta. Curó a muchos que se encontraban mal con diversas
enfermedades y expulsó muchos demonios; y a los demonios no les permitía decir
que sabían quién era.
De mañana, muy oscuro, se levantó y salió; se marchó a
despoblado y allí se puso a orar.
Echó tras él Simón, y los que estaban con él. Lo encontraron
y le dijeron:
- ¡Todo el mundo te busca!
Él les respondió:
- Vámonos a otra parte, a las poblaciones cercanas, a
predicar también allí, pues para eso he salido.
Fue predicando por las sinagogas de ellos, por toda Galilea,
y expulsando los demonios.”
Versión
para América Latina extraída de la Biblia del Pueblo de Dios.
“Jesús salió de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa
de Simón y Andrés.
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron
de inmediato.
Él se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces
ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos.
Al atardecer, después de ponerse el sol, le llevaron a todos
los enfermos y endemoniados,
y la ciudad entera se reunió delante de la puerta.
Jesús curó a muchos enfermos, que sufrían de diversos males,
y expulsó a muchos demonios; pero a estos no los dejaba hablar, porque sabían
quién era él.
Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió
y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando.
Simón salió a buscarlo con sus compañeros,
y cuando lo encontraron, le dijeron: "Todos te andan
buscando".
El les respondió: "Vayamos a otra parte, a predicar
también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido".
Y fue predicando en las sinagogas de toda la Galilea y
expulsando demonios.”
REFLEXIÓN
El paso de la sinagoga a la casa, y después a la calle, nos dice que
Jesús lleva la salvación a todos los lugares en donde se desarrolla la vida y a
todas las personas que tienen necesidad de liberación.
Con toda naturalidad se nos habla de la suegra de Pedro, aunque nunca se
hable de la esposa. En aquella sociedad era impensable el estado de soltero.
“La cogió de la mano y la levantó. Para decir que la levantó, Marcos
emplea, el mismo verbo, con el que designa la resurrección. Está claro el
sentido que le quiere dar.
“Se le pasó la fiebre y se puso a servirles”. Jesús cura para que la
mujer pueda servir. En el mundo griego, el servicio (diakonía) se consideraba
una deshumanización. En las primeras comunidades cristianas, era el signo de
seguimiento de Jesús.
El verbo que se utiliza en griego es dihkonei = servía. Los cristianos
eligieron precisamente la palabra “diakonía” para expresar el nuevo fundamento
de las relaciones humanas en la comunidad. El mismo Jesús dirá que no ha venido
a ser servido, sino a servir.
“Al anochecer...” Nos está indicando que los que se admiraban de las
palabras y obras de Jesús, no habían superado la dependencia de la Ley, que era
la causa de la opresión. Al ponerse el sol terminaba el sábado, y la obligación
de descanso. Por lo tanto, ya podían ellos llevar a los enfermos y Jesús curar,
sin faltar al primer precepto de la Ley.
“Cura a muchos y expulsa muchos demonios”. Todos buscan a Jesús para ser
curados. Aquí debemos hacer una profunda reflexión. En todos los evangelios se
comienza con un éxito espectacular de la predicación de Jesús. Más tarde se
verá que no les interesa nada más que ese beneficio material de ser atendidos
en sus necesidades.
“Se marcha a descampado y allí se puso a orar”. Es muy significativo que
en muchos lugares de los cuatro evangelios se diga que Jesús se retiró a orar.
"Se levantó de madrugada, se fue a un descampado y allí se puso a
orar". "Pasó la noche en oración". "Por la mañana estaba
allí sólo".
Es la clave de la vida de Jesús. Descubrir lo que era su Abba para él,
fue la clave de su espiritualidad.
El domingo pasado decía el evangelio que hablaba con autoridad, no como
los letrados. La clave está en este descubrimiento continuado de la presencia
de Dios en él. A pesar de la absorbente actividad, encontraba tiempo para estar
a solas consigo mismo. Los evangelios nos dicen que también iba al templo, pero
el verdadero encuentro con Dios lo realizaba a solas y en medio de la
naturaleza.
“¡Todo el mundo te busca!” En el
relato encontramos tres exageraciones intencionadas: todo el mundo te busca; la
población entera; todos los enfermos y poseídos.
Los discípulos están en la misma dinámica que la gente. No quieren que su
Maestro pierda la ocasión de afianzar su prestigio y su poder. Pero Jesús sabía
muy bien lo que tenía que hacer: “Vámonos a otra parte”. Ha venido para
predicar, no para presumir y arrollar con un éxito espectacular.
El evangelio es buena noticia, pero no siempre la buena noticia coincide
con lo que la gente espera. Deja entrever que la búsqueda es sólo interés
egoísta.
ENTRA EN
TU INTERIOR
RETIRARSE
A ORAR
En medio de su intensa actividad de profeta itinerante, Jesús cuidó
siempre su comunicación con Dios en el silencio y la soledad. Los evangelios
han conservado el recuerdo de una costumbre suya que causó honda impresión:
Jesús solía retirarse de noche a orar.
El episodio que narra Marcos nos ayuda a conocer lo que significaba la
oración para Jesús. La víspera había sido una jornada dura. Jesús «había curado
a muchos enfermos». El éxito había sido muy grande. Cafarnaúm estaba
conmocionada: «La población entera se agolpaba» en torno a Jesús. Todo el mundo
hablaba de él.
Esa misma noche, «de madrugada», entre las tres y las seis de la mañana,
Jesús se levanta y, sin avisar a sus discípulos, se retira al descampado. «Allí
se puso a orar». Necesita estar a solas con su Padre. No quiere dejarse aturdir
por el éxito. Sólo busca la voluntad del Padre: conocer bien el camino que ha
de recorrer.
Sorprendidos por su ausencia, Simón y sus compañeros corren a buscarlo.
No dudan en interrumpir su diálogo con Dios. Sólo quieren retenerlo: «Todo el
mundo te busca». Pero Jesús no se deja programar desde fuera. Sólo piensa en el
proyecto de su Padre. Nada ni nadie lo apartará de su camino.
No tiene ningún interés en quedarse a disfrutar de su éxito en Cafarnaúm.
No cederá ante el entusiasmo popular. Hay aldeas que todavía no han escuchado
la Buena Noticia de Dios: «Vamos… para predicar también allí».
Uno de los rasgos más positivos en el cristianismo contemporáneo es ver
cómo se va despertando la necesidad de cuidar más la comunicación con Dios, el
silencio y la meditación. Los cristianos más lúcidos y responsables quieren
arrastrar a la Iglesia de hoy a vivir de manera más contemplativa.
Es urgente. Los cristianos, por lo general, ya no sabemos estar a solas
con el Padre. Los teólogos, predicadores y catequistas hablamos mucho de Dios,
pero hablamos poco con él. La costumbre de Jesús se olvidó hace mucho tiempo.
En las parroquias se hacen reuniones de trabajo, pero no sabemos retirarnos
para descansar en la presencia de Dios y llenarnos de su paz.
Cada vez somos menos para hacer más cosas. Nuestro riesgo es caer en el
activismo, el desgaste y el vacío interior. Sin embargo, nuestro problema no es
tener muchos problemas, sino tener la fuerza espiritual necesaria para
enfrentarnos a ellos.
José Antonio Pagola
ORA EN TU
INTERIOR
La solución al problema vital del hombre no puede venir de fuera, la
tenemos que encontrar dentro. Sólo un conocimiento de lo hondo del ser nos
descubrirá lo que somos. El hombre tiene que aceptar sus limitaciones. Pero
tiene que descubrir que esas limitaciones no le impiden alcanzar su plenitud.
Conocerme a mí mismo es conocer a Dios como base y fundamento de mi propio ser.
Ser fiel a sí mismo es la única manera de ser fiel a Dios.
ORACIÓN
Señor Dios, que quisiste hacernos partícipes de un mismo
pan y un mismo cáliz, concédenos vivir del tal manera, que, hechos uno en
Cristo, demos fruto con alegría para la salvación del mundo.
Expliquemos
el Evangelio a los niños.
Imágenes
de Paxi Velasco FANO
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