“Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para
que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.”
10 DE MARZO
CUARTO DOMINGO DE CUARESMA
“LAETARE”
Primera Lectura: Crónicas 36,14-16-19-23
La ira del Señor desterró a su pueblo; su misericordia lo
liberó.
Salmo 136
Tu recuerdo, Señor, es mi alegría.
Segunda Lectura: Efesios 2,4-10
Muertos por los pecados, ustedes han sido salvados por la
gracia.
EVANGELIO DEL DÍA
Juan 3,14-21
“En aquel tiempo, dijo
Jesús a Nicodemo: “Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así
tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga
vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no
perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque
Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se
salve por él. El que cree en él no será juzgado, el que no cree ya está
juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio
consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la
tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra
perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por
sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se
vea que sus obras están hechas según Dios”.
Versión para América Latina, extraída de la Biblia del
Pueblo de Dios.
“Dijo Jesús:
De la misma manera que
Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el
Hijo del hombre sea levantado en alto,
para que todos los que
creen en él tengan Vida eterna.
Sí, Dios amó tanto al
mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera,
sino que tenga Vida eterna.
Porque Dios no envió a su
Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.»
El que cree en él, no es
condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre
del Hijo único de Dios.
En esto consiste el juicio:
la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque
sus obras eran malas.
Todo el que obra mal odia
la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas.
En cambio, el que obra
conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que
sus obras han sido hechas en Dios”.
REFLEXIÓN
Nosotros creemos que Dios es
Amor. Éste es nuestro principio y fundamento, nuestro sol y seguridad, nuestro
sentido y nuestra meta.
Nicodemo tenía sed, y fue a
beber de la fuente de Cristo, y encontró un misterioso manantial, como lo
encontró la samaritana. Nicodemo quería ver, y fue a la estrella de Jesucristo,
y encontró una luz que cegaba y transformaba, sobredosis de luz. Nicodemo iba
buscando nuevos caminos de verdad, y se encontró con el Camino y la Verdad.
Nicodemo iba con la ley en la
mano, deseando un mejor conocimiento y aplicación de la misma, y encontró un
fuego en el que las leyes se quemaban, pero se grababan en su corazón.
Nicodemo escucha palabras
divinas: Tanto amó Dios al mundo… Para que no perezca ninguno… sino que tengan
vida eterna… El que realiza la verdad se acerca a la luz…
¡Tanto amó! Dios es Amor, pero
sobrepasando nuestros conceptos y nuestras medidas. Si vemos los signos de este
amor, producen en nosotros un sentimiento de admiración pero, ¿cómo es
posible?, ¿cómo puede ser tanto? Es algo que nos desborda: ¡tanto, tanto!
Dios es Amor. El amor no es un
atributo de Dios, es una definición, es su naturaleza. Dios consiste en amar.
Dios no puede hacer otra cosa que amar, no puede hacer nada, por muy
omnipotente que sea, que vaya contra el amor, porque se destruiría a sí mismo.
“¡Dios es amor!”
¿La verdad? Todos la buscamos.
Pues he aquí, la verdad es el amor. El que vive en el amor encuentra la luz.
¿La vida? Todos la deseamos. Pues he aquí, la vida es el amor. El que no ama
está muerto.
El bien más grande: el Amor.
La verdad es que nos sería necesario destacar en el amor, ya que ésta es la
gran característica de Dios. Esta realidad es la que engendra vida: “Por el
gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por nuestros pecados, nos
ha hecho vivir con Cristo…”Es muy cierto, el egoísmo y el orgullo provocan la
muerte espiritual y la destrucción de nuestras vidas y relaciones.
En cambio, la generosidad de
Dios nos ha salvado. Él nos ha concedido el don de la fe y la salvación ha
llegado a nuestras vidas, sencillamente por su gracia, no por ningún mérito
nuestro.
Dios no envió a su Hijo para
condenar al mundo, sino para salvarlo. Basta con aceptar esta salvación, esta
propuesta de felicidad desde la fe. Dios no quiere que nadie se pierda, no
quiere la tristeza ni el sinsentido en la vida. Por eso hoy debemos recordar
que ya estamos salvados gracias a Cristo crucificado y Resucitado. La salvación
ya ha llegado al mundo, pero nuestro esfuerzo está en abrir nuestro corazón y
dejar que Cristo habite permanentemente en nosotros, y así vivir en la luz y la
verdad. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
¡Hasta qué punto somos sus amigos! Es el mejor argumento de la gratuidad y la
generosidad de Dios.
ENTRA
EN TU INTERIOR
DIOS
AMA AL MUNDO
No es una frase más. Palabras
que se pudieran eliminar del Evangelio, sin que nada importante cambiara. Es la
afirmación que recoge el núcleo esencial de la fe cristiana. «Tanto amó Dios al
mundo que entregó a su Hijo único». Este amor de Dios es el origen y el
fundamento de nuestra esperanza.
«Dios ama al mundo». Lo ama
tal como es. Inacabado e incierto. Lleno de conflictos y contradicciones. Capaz
de lo mejor y de lo peor. Este mundo no recorre su camino solo, perdido y
desamparado. Dios lo envuelve con su amor por los cuatro costados. Esto tiene
consecuencias de la máxima importancia.
Primero, Jesús es, antes que
nada, el «regalo» que Dios ha hecho al mundo, no sólo a los cristianos. Los
investigadores pueden discutir sin fin sobre muchos aspectos de su figura
histórica. Los teólogos pueden seguir desarrollando sus teorías más ingeniosas.
Sólo quien se acerca a Jesucristo como el gran regalo de Dios, puede ir
descubriendo en todos sus gestos, con emoción y gozo, la cercanía de Dios a
todo ser humano
Segundo. La razón de ser de la
Iglesia, lo único que justifica su presencia en el mundo es recordar el amor de
Dios. Lo ha subrayado muchas veces el Vaticano II: la Iglesia «es enviada por
Cristo a manifestar y comunicar el amor de Dios a todos los hombres». Nada hay
más importante. Lo primero es comunicar ese amor de Dios a todo ser humano.
Tercero. Según el evangelista,
Dios hace al mundo ese gran regalo que es Jesús, «no para juzgar al mundo, sino
para que el mundo se salve por él». Es muy peligroso hacer de la denuncia y la
condena del mundo moderno todo un programa pastoral. Sólo con el corazón lleno
de amor a todos, nos podemos llamar unos a otros a la conversión. Si las
personas se sienten condenadas por Dios, no les estamos transmitiendo el
mensaje de Jesús sino otra cosa: tal vez, nuestro resentimiento y enojo.
Cuarto. En estos momentos en
que todo parece confuso, incierto y desalentador, nada nos impide a cada uno
introducir un poco de amor en el mundo. Es lo que hizo Jesús. No hay que
esperar a nada. ¿Por qué no va a haber en estos momentos hombres y mujeres buenos,
que Introducen entre nosotros amor, amistad, compasión, sensibilidad, justicia
y ayuda a los que sufren…? Estos construyen la Iglesia de Jesús, la Iglesia del
amor.
José Antonio Pagola
ORA
EN TU INTERIOR
Señor, Padre Santo, te doy
gracias, porque tanto amaste al mundo, que le entregaste a tu único Hijo. Esta
es la prueba más brillante de la inmensidad de tu amor, de tu generosidad
infinita. Cristo, tu Hijo, es la gloriosa manifestación de tu misterio. Cristo
es el Amor divino encarnado y regalado.
Nos entregaste a tu Hijo en el doble sentido
de donación y de inmolación. Nos diste a tu Hijo, tu único Hijo, nos lo
regalaste. Y nos lo diste no para un tiempo determinado o una misión concreta,
nos lo diste para siempre y para todo. Gracias, Señor.
ORACIÓN
Señor Dios, luz que alumbra a
todo hombre que viene a este mundo, ilumina nuestros corazones con el
resplandor de tu gracia, para que podamos siempre pensar lo que es digno y
grato a tus ojos y amarte con sincero corazón.
Expliquemos el Evangelio a los niños.
Imágenes de Patxi Velasco FANO
Imagen para colorear
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