lunes, 12 de febrero de 2024

14 Y 18 DE FEBRERO: MIÉRCOLES DE CENIZA Y PRIMER DOMINGO DE CUARESMA (B)

 


“Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial.”

14 DE FEBRERO

MIÉRCOLES DE CENIZA

1ª Lectura: Joel 2,12-18

Salmo 50: Misericordia, Señor: hemos pecado.

2ª Lectura: 2 Corintios 5,20-6,2

PALABRA DEL DÍA

Mateo 6,1-6.16-18

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará. Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará. Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan: Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre que ve en lo escondido, te recompensará”.

Versión para América Latina extraída de la Biblia del Pueblo de Dios

“Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo.

Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.

Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha,

para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.

Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.

Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro,

para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”.

REFLEXIÓN

COMENZAMOS LA CUARESMA

Con el Miércoles de Ceniza empezamos, un año más, la celebración de la Cuaresma. Toda la Iglesia está invitada a ponerse en camino hacia la Pascua con un corazón nuevo, con un corazón renovado. Los textos litúrgicos serán nuestra guía, nuestra compañía, en este tiempo santo. Tenemos que dejarlos hablar, para poder recoger su mensaje salvífico. Tenemos que estar abiertos a este “tiempo favorable”. Si de verdad nos implicamos en esta propuesta de conversión, en esta aventura de gracia, si de verdad nos reconciliamos con Dios, será un camino de liberación y de vida renovada.

LOS GRITOS DE LA CUARESMA

Los textos bíblicos que la liturgia nos ofrece en este primer día de la Cuaresma, nos invitan a la conversión, a centrarnos en lo esencial, a preguntarnos por qué, tan a menudo, cosas sin importancia, pasan a ser importantes en nuestra vida hasta el punto de distraernos de las relaciones con Dios, con los hermanos, y de descentrarnos a nosotros mismos.

El profeta Joel llama al pueblo a la conversión interior y sincera, a huir de la ritualidad puramente externa, con frases como éstas: “Convertíos a mí de todo corazón…”  “Rasgad los corazones, no las vestiduras”.

En el salmo, en sintonía con las lecturas, cantamos: “…por tu inmensa compasión borra mi culpa. Lava del todo mi delito, limpia mi pecado…, crea en mí un corazón puro…, renuévame por dentro con espíritu firme, no me arrojes lejos de tu rostro…”, “no me quites tu Santo Espíritu”, “devuélveme la alegría de tu salvación…”

Pablo describe la salvación como gracia, como don gratuito que hemos de acoger, y nos invita: “os pedimos que os reconciliéis con Dios”.

TRES PUNTOS IMPORTANTES A TENER EN CUENTA

Piedad auténtica: limosna, oración, ayuno. Esto nos remarca el texto evangélico de hoy, en la sección central del Sermón de la Montaña de San Mateo. Aquí Jesús exhorta a una espiritualidad auténtica.

Cuaresma, tiempo de gracia y de reconciliación. El protagonismo de este tiempo no lo tienen nuestras obras, por muy buenas que sean, sino la gracia de Dios. En el centro de la reconciliación de Dios con el hombre y del hombre con Dios está la obra de Cristo: “Al que no había pecado Dios lo hizo expiación por nuestros pecados, para que nosotros, unidos a él, recibamos la justificación de Dios”. Cada uno de nosotros ha de sentirse acogido por Dios, tal como lo expresa Pablo en este texto, cuando cita a Isaías 49,8: “en tiempo favorable te escuché, en día de salvación viene en tu ayuda”. La conclusión que saca el apóstol conviene que tenga eco a lo largo de toda nuestra vida: “Ahora es tiempo favorable, ahora es el día de la salvación”.

Al final, dominando todo el horizonte, la Pascua. En ningún momento de estos cuarenta días, debemos olvidar la meta a la que nos conduce: la Pascua. Las oraciones litúrgicas de estos días, van a incidir en ello: “Que, fieles a las prácticas cuaresmales, puedan llegar, con el corazón limpio, a la celebración del misterio pascual de tu Hijo…”, “…concédenos, por medio de las prácticas cuaresmales, el perdón de los pecados; así podremos alcanzar, a imagen de tu Hijo resucitado, la vida nueva de tu reino…”.

Esto es lo que hemos dicho a nuestro Padre Dios este Miércoles de Ceniza, ahora es una nueva oportunidad, tal como nos ha recordado Pablo. Cuando se trata de avanzar en la conversión del corazón partimos del protagonismo del Padre que nos ha regalado su gracia. Es la gracia, derramada en nuestro corazones con el Espíritu que se nos ha dado, la que nos capacita para amar tal como Jesús amó, para actuar con misericordia, para dar ternura, para orar con confianza, para ser sencillos, para perdonar a quien nos ha ofendido, para reconocer la propia pequeñez, para ayudar con más desprendimiento, para ser más compasivos con nuestros hermanos más necesitados, los más pobres, los enfermos, los ancianos, los niños… y tantas y tantas maravillas, que la gracia de Dios nos permite realizar.

Por tanto una llamada al arrepentimiento, a convertirnos al Dios del amor y el perdón, que  ha hecho su obra en Jesucristo. Es un tiempo favorable para la reconciliación, como nos ha recordado Pablo en la segunda lectura.

La Iglesia nos propone los tres gestos tradicionales: la oración, el ayuno y la limosna. Son  los signos de la conversión en los tres ámbitos de nuestra vida.

LA ORACIÓN: Momento tranquilo de nuestra comunión con Dios, para escuchar su Palabra y para depositar nuestra confianza en Él, en un mundo que ignora la oración y se olvida de Dios.

EL AYUNO: Esfuerzo de austeridad personal en la comida, en los gastos, en la ostentación exterior, en un clima social tan inclinado a valorar la riqueza y el poder.

LA LIMOSNA: Signo de la generosidad hacia los demás, especialmente a los más necesitados.

Sin olvidar el acento evangélico: lo que importa es el corazón abierto y sincero: “Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos…”, hemos escuchado en el evangelio.

Toda la Cuaresma será la contemplación del camino de Jesús y el impulso para todos nosotros por hacerlo con él, como aprendizaje de la vida verdadera.

 La ceniza de este miércoles es ya ceniza de resurrección. Dios es capaz de sacar vida de la muerte y resurrección de las cenizas, como brota la espiga del grano que muere en la tierra.

Este tiempo de Cuaresma es una nueva oportunidad para aprovechar al máximo la gracia de Dios, y trabajar para que por fin, la Pascua de la justicia, del amor y de la paz,   llegue a todos. Para que por fin todas las armas se conviertan en rosas, todas las alambradas de espinas, en setos verdes y floridos, todas las cruces en luces de la aurora, todos los muros que dividen, en arcoíris, que hombres, mujeres y  niños puedan vivir sin sobresaltos.

Comencemos, hermanas y hermanos y vivámosla intensamente, vivámosla como rejuvenecimiento interior, que podamos renacer en espigas de primavera en la mañana santa de la Pascua.

ENTRA EN TU INTERIOR

La gracia de Dios nos permite enternecer nuestros corazones y escuchar la Palabra de Dios. Precisamos, sin embargo, de una actitud humilde a fin de acoger los dones de Dios, tener aquella confianza en los hijos que esperan las caricias de sus padres. Nosotros también esperamos que nos llegue la ternura de Dios, sus caricias manifestadas en los sacramentos, en su Palabra, en las personas, en los hechos cotidianos, en los que sufren.

Sé, Señor, que ahora es el momento de colaborar contigo para hacer posible mi cambio. La Cuaresma quiere recordarme que tengo que hacer algo, aunque sea poco.

ORA EN TU INTERIOR

Dar limosna, o lo que es lo mismo, cambiar mi ideal de tener por el de compartir. Y esto será posible, Señor, si como me dice San Pablo, comienzo a considerar a los demás, sobre todo a los más pobres y necesitados, como superiores a mí.

Quiero, Señor, poner amor en todas las exigencias cuaresmales, aunque sean difíciles, pero sé que si pongo amor, seguramente se transformarán en momentos de gozo.

ORACIÓN FINAL (Salmo 50)

 Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa, lava del todo mi delito, limpia mi pecado. Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces. En la sentencia tendrás razón, en el juicio resultarás inocente. Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre. Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría. Rocíame con agua: quedaré limpio; lávame: quedaré más blanco que la nieve. Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. Hazme oír el gozo y la alegría, que se alegren los huesos quebrantados. Aparta de mi pecado tu vista, borra en mí toda culpa.

Expliquemos el Evangelio a los niños.

Imágenes de Patxi Velasco FANO



Imagen para colorear


*****************


“El Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días…”

18 DE FEBRERO

PRIMER DOMINGO DE CUARESMA

Primera Lectura: Génesis 9,8-15

Pondré mi arco iris en el cielo, como señal de mi alianza con la tierra.

Salmo: 24

Descúbrenos, Señor, tus caminos.

Segunda Lectura: 1 Pedro 3,18-21

El agua del diluvio es un símbolo del bautismo que los salva.

EVANGELIO DEL DÍA

Marcos 1,11-15

“En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: “se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio”.

Versión para américa Latina, extraída de la Biblia del Pueblo de Dios

“En seguida el Espíritu lo llevó al desierto, donde estuvo cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían“

Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: "El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia".

REFLEXIÓN

El hecho de que Marcos sea tan breve, siendo el primero que escribió, nos puede estar diciendo que en Mateo y Lucas, se trata de una elaboración progresiva, y no de un olvido de los detalles. También pudiera ser que Mateo y Lucas encontraran ya el relato ampliado en la fuente Q, anterior a Marcos.

En todo caso, esas diferencias nos estarían demostrando el carácter simbólico del relato, más allá de las limitaciones de tiempo y lugar. Marcos está planteando en tres líneas toda la trayectoria humana de Jesús.

El objetivo del relato es muy distinto en Mateo y Lucas, y en Marcos. Este último no pretende ponernos en guardia sobre las clases de tentaciones que podemos experimentar. En Marcos no hay tres tentaciones, porque plantea toda su vida como una constante lucha contra el mal.

La clase de tentaciones que sufre y el resultado de la lucha será el tema de todo el evangelio, por eso no tiene sentido adelantar acontecimientos. En el evangelio de Marcos, no vuelve a aparecer Satanás. Su lugar lo van a ocupar instituciones y personas de carne y hueso, que a través de toda la obra intentarán apartar a Jesús de su misión liberadora.

Es interesante saber que en el versículo anterior nos habló de la bajada del espíritu sobre Jesús en el bautismo. Es muy significativo que el espíritu se ponga a trabajar, de inmediato. Toda la actuación de Jesús se realiza bajo la fuerza del espíritu. Este espíritu, no es todavía el “Espíritu Santo” según la idea que nosotros tenemos; se trata de la fuerza de Dios que le capacita para actuar.

El espíritu le empujó. El verbo griego empleado significa empujar, echar fuera. No se trata de una amable invitación, sino de una acción que supone una cierta violencia. El espíritu no abandona a Jesús, pero le arrastra a otro lugar: el desierto.

Al recibir el espíritu en el bautismo, Jesús no queda inmunizado y apartado de la lucha contra el maligno. Como todo hijo de vecino (hijo de hombre), Jesús tiene que debatirse en la vida para alcanzar su plenitud.

Al desierto. No hace falta resaltar la importancia que tiene la figura del desierto en la espiritualidad del Antiguo Testamento. El desierto es el lugar teológico de la lucha, de la prueba; y, superada la prueba, del encuentro con Dios. Es imposible recordar todo el simbolismo del desierto para el pueblo judío. La clave de su historia religiosa se encuentra en el desierto.

Jesús sufre las mismas tentaciones que Israel, pero las supera. No se trata del desierto físico, sino del símbolo de la lucha. Es muy significativo que todos los evangelios nos hagan ver cómo Jesús encontrará a Satanás en su mismo pueblo.

Se quedó en el desierto cuarenta días. El número cuarenta es otra clave simbólica para entender el relato: 40 días duró el diluvio, 40 años pasó el pueblo judío en el desierto. 40 días estuvo Moisés en el Sinaí. 40 días para que se conviertan los ninivitas. 40 días camina Elías por el desierto. No se trata de señalar un tiempo cronológico, sino de evocar una serie de acontecimientos salvíficos en la historia del pueblo judío, que quedarán superados por la experiencia de Jesús.

Tentado por Satanás. El verbo utilizado por Marcos no significa en primer lugar tentar, sino probar. Para nosotros la tentación es un mal en sí misma, pero el sentido del verbo griego indica más bien una prueba que hay que superar. No puede haber aprobado si no hay examen.

En Mateo y Lucas, las tentaciones tienen lugar al final de los cuarenta días de ayuno. En Marcos no aparece el ayuno por ninguna parte, y la tentación abarca todo el tiempo que duró el retiro en el desierto. Marcos no nos habla de penitencia, sino de lucha. En Marcos todo sucede a la vez y durante los cuarenta días: tentación, presencia de las fieras y servicio de los ángeles. Tampoco se da por terminado el tiempo de la tentación; sigue toda su vida.

Estaba entre las fieras. La traducción oficial de “alimañas”, condiciona la interpretación. El texto griego y el latino dice: animales salvajes concretos, conocidos por todos.

Puede entenderse como que Jesús está en la vida en medio de todas las fuerzas que condicionan al hombre, unas buenas (Espíritu, ángeles), otras malas (Satanás, fieras). Pero también podría aludir a los tiempos idílicos del paraíso, donde la armonía entre seres humanos y la naturaleza entera, era total. Recordemos que el tiempo mesiánico se había anunciado como una etapa de armonía entre hombres, naturaleza y fieras.

Y los ángeles le servían. Podría significar las fuerzas del bien, o la expresión de que Dios estaba de su parte. En el Nuevo Testamento, “diaconía” es un término técnico que expresa la actitud vital de servicio, de los seguidores de Jesús. Se dice de algunas mujeres que “servían” a Jesús.



ENTRA EN TU INTERIOR

EMPUJADOS AL DESIERTO

Marcos presenta la escena de Jesús en el desierto como un resumen de su vida. Señalo algunas claves. Según el evangelista, «el Espíritu empuja a Jesús al desierto». No es una iniciativa suya. Es el Espíritu de Dios el que lo desplaza hasta colocarlo en el desierto: la vida de Jesús no va a ser un camino de éxito fácil; más bien le esperan pruebas, inseguridad y amenazas.

Pero el «desierto» es, al mismo tiempo, el mejor lugar para escuchar, en silencio y soledad, la voz de Dios. El lugar al que hay que volver en tiempos de crisis para abrirle caminos al Señor en el corazón del pueblo. Así se pensaba en la época de Jesús.

En el desierto, Jesús «es tentado por Satanás». Nada se dice del contenido de las tentaciones. Sólo que provienen de «Satanás», el Adversario que busca la ruina del ser humano destruyendo el plan de Dios. Ya no volverá a aparecer en todo el evangelio de Marcos. Jesús lo ve actuando en todos aquellos que lo quieren desviar de su misión, incluido Pedro.

El breve relato termina con dos imágenes en fuerte contraste: Jesús «vive entre fieras», pero «los ángeles le sirven». Las «fieras», los seres más violentos de la creación, evocan los peligros que amenazarán siempre a Jesús y su proyecto. Los «ángeles», los seres más buenos de la creación, evocan la cercanía de Dios que bendice, cuida y defiende a Jesús y su misión.

El cristianismo está viviendo momentos difíciles. Siguiendo los estudios sociológicos, nosotros hablamos de crisis, secularización, rechazo por parte del mundo moderno… Pero tal vez, desde una lectura de fe, hemos de decir algo más: ¿No será Dios quien nos está empujando a este «desierto»? ¿No necesitábamos algo de esto para liberarnos de tanta vanagloria, poder mundano, vanidad y falsos éxitos acumulados inconscientemente durante tantos siglos? Nunca habríamos elegido nosotros estos caminos.

Esta experiencia de desierto, que irá creciendo en los próximos años, es un tiempo inesperado de gracia y purificación que hemos de agradecer a Dios. El seguirá cuidando su proyecto. Sólo se nos pide rechazar con lucidez las tentaciones que nos pueden desviar una vez más de la conversión a Jesucristo.

 José Antonio Pagola

ORA EN TU INTERIOR

Jesús nos da un toque de atención para que miremos la realidad con los ojos de Dios y sepamos descubrir dónde está el Reino. Mirada positiva y esperanzada, llena de fe, esperanza y amor.

Dónde está Dios, dónde está el Reino de Dios:

• En tu corazón, en tu interior. Estamos bautizados, somos templo de Dios, tenemos el Espíritu Santo.

• En los Sacramentos: en la Eucaristía, la Reconciliación, en estos momentos cuando Dios se nos muestra con más claridad.

• En la Palabra de Dios.

• En la Iglesia, una sola Iglesia que es santa, y al mismo tiempo necesitada de conversión. En nuestra comunidad, en nuestra Hermandad, en nuestra parroquia.

• En la oración que hacemos solos en la intimidad, y cuando nos encontramos en grupo.

• En aquellas situaciones que dan testimonio de nuestra fe.

• En los momentos de servicio generoso y gratuito. Cuando ayudamos a un pobre, cuando visitamos y acompañamos a un enfermo o a un preso, cuando escuchamos a alguien, cuando enseñamos y aconsejamos, cuando, en definitiva, vivimos las obras de misericordia.

• Siempre que amamos de verdad. Amar significa tocar, una frente ya ajada de años, una mano, que sufre una enfermedad terminal.

 

• En las personas, especialmente en aquellas menos amadas y valoradas, en aquellas que les falta lo necesario  para vivir con dignidad, y en aquellas que teniéndolo todo no tienen nada en su interior.

Y la lista puede continuar. Dios es Dios y no lo podemos contentar ni limitar. Busquémoslo, miremos la vida e intentemos ver dónde se encuentra Dios para unirnos a Él.

ORACIÓN

Alimentados, Señor, de este pan celestial que nutre la fe, hace crecer la esperanza y fortalece la caridad, te suplicamos la gracia de aprender a sentir hambre de aquel que es el pan vivo y verdadero, y a vivir de toda palabra que procede de su boca.

Expliquemos el Evangelio a los niños.

Imágenes de Patxi Velasco FANO

“El Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días…”

18 DE FEBRERO

PRIMER DOMINGO DE CUARESMA

Primera Lectura: Génesis 9,8-15

Pondré mi arco iris en el cielo, como señal de mi alianza con la tierra.

Salmo: 24

Descúbrenos, Señor, tus caminos.

Segunda Lectura: 1 Pedro 3,18-21

El agua del diluvio es un símbolo del bautismo que los salva.

EVANGELIO DEL DÍA

Marcos 1,11-15

“En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: “se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio”.

Versión para américa Latina, extraída de la Biblia del Pueblo de Dios

“En seguida el Espíritu lo llevó al desierto, donde estuvo cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían“

Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: "El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia".

REFLEXIÓN

El hecho de que Marcos sea tan breve, siendo el primero que escribió, nos puede estar diciendo que en Mateo y Lucas, se trata de una elaboración progresiva, y no de un olvido de los detalles. También pudiera ser que Mateo y Lucas encontraran ya el relato ampliado en la fuente Q, anterior a Marcos.

En todo caso, esas diferencias nos estarían demostrando el carácter simbólico del relato, más allá de las limitaciones de tiempo y lugar. Marcos está planteando en tres líneas toda la trayectoria humana de Jesús.

El objetivo del relato es muy distinto en Mateo y Lucas, y en Marcos. Este último no pretende ponernos en guardia sobre las clases de tentaciones que podemos experimentar. En Marcos no hay tres tentaciones, porque plantea toda su vida como una constante lucha contra el mal.

La clase de tentaciones que sufre y el resultado de la lucha será el tema de todo el evangelio, por eso no tiene sentido adelantar acontecimientos. En el evangelio de Marcos, no vuelve a aparecer Satanás. Su lugar lo van a ocupar instituciones y personas de carne y hueso, que a través de toda la obra intentarán apartar a Jesús de su misión liberadora.

Es interesante saber que en el versículo anterior nos habló de la bajada del espíritu sobre Jesús en el bautismo. Es muy significativo que el espíritu se ponga a trabajar, de inmediato. Toda la actuación de Jesús se realiza bajo la fuerza del espíritu. Este espíritu, no es todavía el “Espíritu Santo” según la idea que nosotros tenemos; se trata de la fuerza de Dios que le capacita para actuar.

El espíritu le empujó. El verbo griego empleado significa empujar, echar fuera. No se trata de una amable invitación, sino de una acción que supone una cierta violencia. El espíritu no abandona a Jesús, pero le arrastra a otro lugar: el desierto.

Al recibir el espíritu en el bautismo, Jesús no queda inmunizado y apartado de la lucha contra el maligno. Como todo hijo de vecino (hijo de hombre), Jesús tiene que debatirse en la vida para alcanzar su plenitud.

Al desierto. No hace falta resaltar la importancia que tiene la figura del desierto en la espiritualidad del Antiguo Testamento. El desierto es el lugar teológico de la lucha, de la prueba; y, superada la prueba, del encuentro con Dios. Es imposible recordar todo el simbolismo del desierto para el pueblo judío. La clave de su historia religiosa se encuentra en el desierto.

Jesús sufre las mismas tentaciones que Israel, pero las supera. No se trata del desierto físico, sino del símbolo de la lucha. Es muy significativo que todos los evangelios nos hagan ver cómo Jesús encontrará a Satanás en su mismo pueblo.

Se quedó en el desierto cuarenta días. El número cuarenta es otra clave simbólica para entender el relato: 40 días duró el diluvio, 40 años pasó el pueblo judío en el desierto. 40 días estuvo Moisés en el Sinaí. 40 días para que se conviertan los ninivitas. 40 días camina Elías por el desierto. No se trata de señalar un tiempo cronológico, sino de evocar una serie de acontecimientos salvíficos en la historia del pueblo judío, que quedarán superados por la experiencia de Jesús.

Tentado por Satanás. El verbo utilizado por Marcos no significa en primer lugar tentar, sino probar. Para nosotros la tentación es un mal en sí misma, pero el sentido del verbo griego indica más bien una prueba que hay que superar. No puede haber aprobado si no hay examen.

En Mateo y Lucas, las tentaciones tienen lugar al final de los cuarenta días de ayuno. En Marcos no aparece el ayuno por ninguna parte, y la tentación abarca todo el tiempo que duró el retiro en el desierto. Marcos no nos habla de penitencia, sino de lucha. En Marcos todo sucede a la vez y durante los cuarenta días: tentación, presencia de las fieras y servicio de los ángeles. Tampoco se da por terminado el tiempo de la tentación; sigue toda su vida.

Estaba entre las fieras. La traducción oficial de “alimañas”, condiciona la interpretación. El texto griego y el latino dice: animales salvajes concretos, conocidos por todos.

Puede entenderse como que Jesús está en la vida en medio de todas las fuerzas que condicionan al hombre, unas buenas (Espíritu, ángeles), otras malas (Satanás, fieras). Pero también podría aludir a los tiempos idílicos del paraíso, donde la armonía entre seres humanos y la naturaleza entera, era total. Recordemos que el tiempo mesiánico se había anunciado como una etapa de armonía entre hombres, naturaleza y fieras.

Y los ángeles le servían. Podría significar las fuerzas del bien, o la expresión de que Dios estaba de su parte. En el Nuevo Testamento, “diaconía” es un término técnico que expresa la actitud vital de servicio, de los seguidores de Jesús. Se dice de algunas mujeres que “servían” a Jesús.

ENTRA EN TU INTERIOR

EMPUJADOS AL DESIERTO

Marcos presenta la escena de Jesús en el desierto como un resumen de su vida. Señalo algunas claves. Según el evangelista, «el Espíritu empuja a Jesús al desierto». No es una iniciativa suya. Es el Espíritu de Dios el que lo desplaza hasta colocarlo en el desierto: la vida de Jesús no va a ser un camino de éxito fácil; más bien le esperan pruebas, inseguridad y amenazas.

Pero el «desierto» es, al mismo tiempo, el mejor lugar para escuchar, en silencio y soledad, la voz de Dios. El lugar al que hay que volver en tiempos de crisis para abrirle caminos al Señor en el corazón del pueblo. Así se pensaba en la época de Jesús.

En el desierto, Jesús «es tentado por Satanás». Nada se dice del contenido de las tentaciones. Sólo que provienen de «Satanás», el Adversario que busca la ruina del ser humano destruyendo el plan de Dios. Ya no volverá a aparecer en todo el evangelio de Marcos. Jesús lo ve actuando en todos aquellos que lo quieren desviar de su misión, incluido Pedro.

El breve relato termina con dos imágenes en fuerte contraste: Jesús «vive entre fieras», pero «los ángeles le sirven». Las «fieras», los seres más violentos de la creación, evocan los peligros que amenazarán siempre a Jesús y su proyecto. Los «ángeles», los seres más buenos de la creación, evocan la cercanía de Dios que bendice, cuida y defiende a Jesús y su misión.

El cristianismo está viviendo momentos difíciles. Siguiendo los estudios sociológicos, nosotros hablamos de crisis, secularización, rechazo por parte del mundo moderno… Pero tal vez, desde una lectura de fe, hemos de decir algo más: ¿No será Dios quien nos está empujando a este «desierto»? ¿No necesitábamos algo de esto para liberarnos de tanta vanagloria, poder mundano, vanidad y falsos éxitos acumulados inconscientemente durante tantos siglos? Nunca habríamos elegido nosotros estos caminos.

Esta experiencia de desierto, que irá creciendo en los próximos años, es un tiempo inesperado de gracia y purificación que hemos de agradecer a Dios. El seguirá cuidando su proyecto. Sólo se nos pide rechazar con lucidez las tentaciones que nos pueden desviar una vez más de la conversión a Jesucristo.

 José Antonio Pagola

ORA EN TU INTERIOR

Jesús nos da un toque de atención para que miremos la realidad con los ojos de Dios y sepamos descubrir dónde está el Reino. Mirada positiva y esperanzada, llena de fe, esperanza y amor.

Dónde está Dios, dónde está el Reino de Dios:

• En tu corazón, en tu interior. Estamos bautizados, somos templo de Dios, tenemos el Espíritu Santo.

• En los Sacramentos: en la Eucaristía, la Reconciliación, en estos momentos cuando Dios se nos muestra con más claridad.

• En la Palabra de Dios.

• En la Iglesia, una sola Iglesia que es santa, y al mismo tiempo necesitada de conversión. En nuestra comunidad, en nuestra Hermandad, en nuestra parroquia.

• En la oración que hacemos solos en la intimidad, y cuando nos encontramos en grupo.

• En aquellas situaciones que dan testimonio de nuestra fe.

• En los momentos de servicio generoso y gratuito. Cuando ayudamos a un pobre, cuando visitamos y acompañamos a un enfermo o a un preso, cuando escuchamos a alguien, cuando enseñamos y aconsejamos, cuando, en definitiva, vivimos las obras de misericordia.

• Siempre que amamos de verdad. Amar significa tocar, una frente ya ajada de años, una mano, que sufre una enfermedad terminal.

 

• En las personas, especialmente en aquellas menos amadas y valoradas, en aquellas que les falta lo necesario  para vivir con dignidad, y en aquellas que teniéndolo todo no tienen nada en su interior.

Y la lista puede continuar. Dios es Dios y no lo podemos contentar ni limitar. Busquémoslo, miremos la vida e intentemos ver dónde se encuentra Dios para unirnos a Él.

ORACIÓN

Alimentados, Señor, de este pan celestial que nutre la fe, hace crecer la esperanza y fortalece la caridad, te suplicamos la gracia de aprender a sentir hambre de aquel que es el pan vivo y verdadero, y a vivir de toda palabra que procede de su boca.

Expliquemos el Evangelio a los niños.

Imágenes de Patxi Velasco FANO


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