domingo, 20 de agosto de 2023

27 DE AGOSTO: XXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO A.

 


“Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia…”

27 DE AGOSTO

XXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

1ª Lectura: Isaías 22,19-23

Colgaré de su hombro la llave del palacio de David.

Salmo 137

Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.

2ª Lectura: Romanos 11,33-36

Él es origen, guía y meta del universo.

PALABRA DEL DÍA

Mateo 16,13-20

“En aquel tiempo llegó Jesús a la región de Cesarea de Felipe y preguntaba a sus discípulos: -¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre? Ellos contestaron: -Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas. Él les preguntó: -Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Simón Pedro tomó la palabra y dijo: -Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Jesús le respondió: -¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del Reino de los Cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado  en el cielo.” Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías”.

Versión para América Latina, extraída de la Biblia del Pueblo de Dios.

“Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?".

Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas".

"Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?".

Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".

Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.

Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella.

Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".

Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías”.

REFLEXIÓN

Cuando Isaías, en la primera lectura, muestra cómo un mayordomo recibe sobre su hombro la insignia simbólica del poder, que son las llaves, anticipa, de manera profética, el gesto que hará Jesús con Pedro al dar identidad a su vocación específica en la Iglesia; pero las llaves del Reino del cielo no son símbolo de poder, sino de servicio.

San Pablo, en la segunda lectura, nos ha ofrecido un himno triunfal a la sabiduría insondable de Dios, y nosotros, admirando y glorificando el pensamiento del Señor, que nos lleva a veces por caminos impenetrables, somos invitados por el evangelio a responder personalmente a la pregunta de Jesús: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

Responder a la primera pregunta que hace Jesús a sus discípulos: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre? Equivale a elaborar un montón de libros de sociología o de teología. Entre las innumerables respuestas que podríamos obtener, encontraríamos, además de una gran parcela de indiferencia, expresiones como un hombre que se hace querer, un moralista prudente, un profeta revolucionario, un libertador, el Hijo de Dios, el salvador, o aquel que se definió como Camino, Verdad y vida.

Pero es en la pregunta experiencial y vivencial dónde cabe plantearse de verdad quién es, qué significa, qué representa y qué caminos provoca hoy en cada uno de nosotros la manera de pensar y de vivir de Jesús de Nazaret.

Y aquí las respuestas no pueden ser teóricas, ni de libro. No sirven las palabras vacías, ni tampoco las definiciones no vividas. Las respuestas tendrán que ser expresión de lo que salga de nuestro interior, de nuestra vivencia, trabajada a lo largo de nuestra vida cristiana.

Por tanto, la imagen actual, viva, atractiva y activa, o decadente, poco seductora e indiferente que pueda tener la gente sobre la persona y los hechos de Jesús de Nazaret depende en gran parte de cómo lo vivimos y lo presentamos nosotros en la práctica.

Son cada vez más, los hombres y las mujeres que comprometen su vida, anunciando a un Jesús cercano, amigo de los hombres, que da la vida por todos, que ha venido para justos e injustos y hace salir su sol sobre buenos y malos. Un Jesús personal, que nos llama por nuestro nombre y nos invita a seguirlo ligeros de equipaje, disponibles y sin mirar atrás en la tarea de roturar, sembrar y cuidar la viña del reino.

A este Jesús, salvador personal, generoso y paciente, es al que tenemos que anunciar, a ese Jesús que no ha venido a condenar, ni a juzgar, sino a salvar y a dar la vida en rescate por todos.

Anunciar a un Jesús distinto, es no haber entendido lo que significa para nosotros y no haber sabido responder con sinceridad e interioridad, su pregunta: ¿Quién soy yo para vosotros?



ENTRA EN TU INTERIOR

QUÉ DECIMOS NOSOTROS

También hoy nos dirige Jesús a los cristianos la misma pregunta que hizo un día a sus discípulos: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. No nos pregunta solo para que nos pronunciemos sobre su identidad misteriosa, sino también para que revisemos nuestra relación con él. ¿Qué le podemos responder desde nuestras comunidades?

¿Conocemos cada vez mejor a Jesús, o lo tenemos “encerrado en nuestros viejos esquemas aburridos” de siempre? ¿Somos comunidades vivas, interesadas en poner a Jesús en el centro de nuestra vida y de nuestras actividades, o vivimos estancados en la rutina y la mediocridad?

¿Amamos a Jesús con pasión o se ha convertido para nosotros en un personaje gastado al que seguimos invocando mientras en nuestro corazón va creciendo la indiferencia y el olvido? Quienes se acercan a nuestras comunidades, ¿pueden sentir la fuerza y el atractivo que tiene para nosotros?

¿No sentimos discípulos y discípulas de Jesús? ¿Estamos aprendiendo a vivir con su estilo de vida en medio de la sociedad actual, o nos dejamos arrastrar por cualquier reclamo más apetecible para nuestros intereses? ¿Nos da igual vivir de cualquier manera, o hemos hecho de nuestra comunidad una escuela para aprender a vivir como Jesús?

¿Estamos aprendiendo a mirar la vida como la miraba Jesús? ¿Miramos desde nuestras comunidades a los necesitados y excluidos con compasión y responsabilidad, o nos encerramos en nuestras celebraciones, indiferentes al sufrimiento de los más desvalidos y olvidados: los que fueron siempre los predilectos de Jesús?

¿Seguimos a Jesús colaborando con él en el proyecto humanizador del Padre, o seguimos pensando que lo más importante del cristianismo es preocuparnos exclusivamente de nuestra salvación? ¿Estamos convencidos de que el modo de seguir a Jesús es vivir cada día haciendo la vida más humana y más dichosa para todos?

 

¿Vivimos el domingo cristiano celebrando la resurrección de Jesús, u organizamos nuestro fin de semana vacío de todo sentido cristiano? ¿Hemos aprendido a encontrar a Jesús en el silencio del corazón, o sentimos que nuestra fe se va apagando ahogada por el ruido y el vacío que hay dentro de nosotros?

¿Creemos en Jesús resucitado que camina con nosotros lleno de vida? ¿Vivimos acogiendo en nuestras comunidades la paz que nos dejó en herencia a sus seguidores? ¿Creemos que Jesús nos ama con un amor que nunca acabará? ¿Creemos en su fuerza renovadora? ¿Sabemos ser testigos del misterio de esperanza que llevamos dentro de nosotros?"

José Antonio Pagola

ORA EN TU INTERIOR

La pregunta que Jesús hace a sus discípulos es, de alguna manera, la pregunta que siempre hizo la Iglesia mirando a su alrededor: ¿Qué se piensa en el mundo sobre Cristo? ¿Cómo lo ven los demás pueblos? ¿Qué se opina de él en un país cristiano por tradición?

Una vez que le dice a Jesús lo que la gente pensaba de él, viene la pregunta directa y la que a Jesús le interesa realmente: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”.

Es la gran pregunta que tarde o temprano ha de escuchar la misma Iglesia y cada cristiano. Porque puede suceder que sigamos a Jesús sin saber a quién seguimos, o que llevemos su nombre sin saber qué significa ese nombre y ese hombre.

En efecto, con sinceridad, ¿quién es Jesús para nosotros? ¿Qué esperamos de él? ¿Qué nos impulsa a escuchar su palabra, bautizar a nuestros hijos o celebrar fiestas en su honor?

Y se levanta Pedro, la expresión de una fe aún incipiente e inmadura, quien responde más con el corazón que con los labios: Tú eres “el Mesías de Dios”.

El Mesías que responde al designio de Dios está señalado por dos características: el dolor y el rechazo. No sólo sufrirá mucho, sino que sentirá en carne propia el rechazo de los suyos y la oposición de esa misma gente que se dice religiosa y que ocupa altos cargos en la nación.

ORACIÓN

En el evangelio de hoy escuchamos aquella escena en la que Jesús pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?”. Y los discípulos le responden: “Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas”. Entonces Jesús les dice: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? A lo que Pedro, con convicción, responde: “Tú eres el Mesías el Hijo de Dios vivo”. Hoy Jesús vuelve a preguntarnos: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Y cada uno de nosotros tiene que encontrar su respuesta: ¿Quién es Jesús para mí? Ojalá que seamos capaces de responder como Pedro reconociendo que Jesús es el Señor, el Hijo de Dios, aquel que da sentido a nuestra vida, aquel en quien podemos encontrar las raíces más profundas de nuestro ser. Que la profesión de fe de Pedro, y también de Pablo, sea hoy ejemplo y ánimo para que cada uno de nosotros hagamos también nuestra propia y personal profesión.

Señor, de Ti podríamos decir y escribir muchas cosas, pero hoy sólo queremos pedirte que nos ayudes día a día a saber y a vivir de verdad quién eres y, sobre todo, a experimentar quién eres para cada uno de nosotros. Que, como Pedro, podamos creer profundamente que Tú eres el Mesías, el Hijo de dios vivo.

Expliquemos el Evangelio a los niños.

Imágenes de Patxi Velasco (FANO)



 


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