domingo, 25 de junio de 2023

2 DE JULIO: XIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO.

 


“…el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí.”

2 DE JULIO

XIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

1ª Lectura: segundo libro de los Reyes 4,8-11.14-16

Este hombre es un hombre de Dios.

Salmo 88

Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.

2ª Lectura: Romanos 6,3-4,8-11

El bautismo nos sepultó con Cristo para que llevemos una vida nueva.

EVANGELIO DEL DÍA

Mateo 10,37-42

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará.

El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo tendrá paga de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro”.

Versión para América Latina, extraída de la Biblia del Pueblo de Dios.

“El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.

El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.

El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.

El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a aquel que me envió.

El que recibe a un profeta por ser profeta, tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, tendrá la recompensa de un justo.

Les aseguro que cualquiera que dé de beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa".

REFLEXIÓN

Nos concreta el Evangelio la participación en la recompensa, que se establece entre los enviados y los que le ofrecen hospitalidad. La profunda intimidad entre Jesús y su Padre hace que la recepción del primero sea acogida a Dios mismo. Y esta ley se transfiere a los discípulos de Jesús, de modo que éste es recibido en la persona de aquéllos.

Mateo insiste sobre la opción por Jesús en el horizonte de rechazo, que encontrarán a cada paso los mensajeros y advierte sobre la necesidad de colocar los valores del Reino por encima de cualquier otro. Jesús señala que el seguimiento debe colocarse por encima de otra fidelidad, incluso de la que brota de los lazos naturales de parentesco. Su mensaje pone en cuestión el orden establecido. De ahí que la paz de Jesús deba definirse muchas veces en contra de las relaciones familiares al producir un profundo cuestionamiento de las relaciones humanas.

Porque la sociedad, en la que se proclama el mensaje, está impregnada de violencia, el mensaje como deslealtad al ordenamiento existente y como subversión a lo que ese ordenamiento llama valores.

De ahí la necesidad de una decisión que puede acarrear la división en la propia familia. De esta forma se indica que la principal lealtad del discípulo de Jesús tiene que comprobarse en su relación con el mismo Jesús, ya que su lealtad al mensaje de Jesús debe estar por encima de toda otra lealtad, incluida la familiar.

En el v.39 contrapone Mateo el perder y el encontrar la vida en una aparente contradicción. El intento de encontrar, hacer suya, reservar para sí la propia vida, producirá la pérdida de la misma.

Desentenderse de las exigencias del mensaje buscando la comodidad o encubriendo los conflictos conduce a la ruina personal. Por el contrario, quien es capaz de arriesgar la vida por Jesús encontrará su realización plena.

El mensaje del Evangelio coloca al discípulo en conflicto irreducible con aquellos, que han construido las relaciones sociales sobre el fundamento del poder, del prestigio y de las riquezas. Este conflicto puede presentarse igualmente en el entorno familiar y en la propia intimidad personal. La fidelidad a Jesús exigirá constantemente una proclamación, que desenmascare el egoísmo, raíz de las injusticia.



ENTRA EN TU INTERIOR

DISPUESTOS A SUFRIR

El que no toma su cruz.

Jesús no quería ver sufrir a nadie. El sufrimiento es malo. Jesús nunca lo buscó ni para sí mismo ni para los demás. Al contrario, toda su vida consistió en luchar contra el sufrimiento y el mal que tanto daño hacen a las personas.

Las fuentes lo presentan siempre combatiendo el sufrimiento que se esconde en la enfermedad, las injusticias, la soledad, la desesperanza o la culpabilidad. Así fue Jesús: un hombre dedicado a eliminar el sufrimiento, suprimir injusticias y contagiar fuerza para vivir.

Pero buscar el bien y la felicidad para todos trae muchos problemas. Jesús lo sabía por experiencia. No se puede estar con los que sufren y buscar el bien de los últimos, sin provocar el rechazo y la hostilidad de aquellos a los que no interesa cambio alguno. Es imposible estar con los crucificados y no verse un día «crucificado».

Jesús no lo ocultó nunca a sus seguidores. Empleó en varias ocasiones una metáfora inquietante que Mateo ha resumido así: «El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí». No podía haber elegido un lenguaje más gráfico. Todos conocían la imagen terrible del condenado que, desnudo e indefenso, era obligado a llevar sobre sus espaldas el madero horizontal de la cruz hasta el lugar de la ejecución donde esperaba el madero vertical fijado en tierra.

«Llevar la cruz» era parte del ritual de la crucifixión. Su objetivo era que el condenado apareciera ante la sociedad como culpable, un hombre indigno de seguir viviendo entre los suyos. Todos descansarían viéndolo muerto.

Los discípulos trataban de entenderle. Jesús les venía a decir más o menos lo siguiente: «Si me seguís, tenéis que estar dispuestos a ser rechazados. Os pasará lo mismo que a mí. A los ojos de muchos, pareceréis culpables. Os condenarán. Buscarán que no molestéis. Tendréis que llevar vuestra cruz. Entonces os pareceréis más a mí. Seréis dignos seguidores míos. Compartiréis la suerte de los crucificados. Con ellos entraréis un día en el reino de Dios». Llevar la cruz no es buscar «cruces», sino aceptar la «crucifixión» que nos llegará si seguimos los pasos de Jesús. Así de claro.

José Antonio Pagola

ORA EN TU INTERIOR

El amor puramente teórico no tiene ninguna consistencia.

Un vaso de agua puede ser la manifestación del amor más auténtico.

No tiene importancia ninguna lo que hagas.

Lo que vale de veras es la actitud de entrega en lo que hagas.

No debo darme a los demás por Dios, ni siquiera por los demás, ni por mí mismo.

Mientras lo que hago tenga un motivo, no he alcanzado la esencia del mensaje de Jesús.

Mientras no hayas comprendido el mensaje, tendrás que seguir haciendo "el bien" por programación.

Cuando te identifiques con la fuente, el agua manará de ti espontáneamente.

ORACIÓN

Señor Dios, que mediante la gracia de la adopción filial quisiste que fuéramos hijos de la luz, concédenos que no nos dejemos envolver en las tinieblas del error, sino que permanezcamos siempre vigilantes en el esplendor de la verdad.

Expliquemos el Evangelio a los niños.

Imágenes de Patxi Velasco (FANO)


 

Imagen para colorear.




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