”Recibid el Espíritu
Santo: a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quiénes se
los retengáis, les quedan retenidos”.
23 DE MAYO
PASCUA DE PENTECOSTÉS
TERMINA EL TIEMPO
PASCUAL
MISA DEL DÍA
1ª Lectura: Hechos
2,1-11
Todos quedaron llenos
del Espíritu Santo.
Salmo: 103
Envía, Señor, tu
Espíritu a renovar la tierra. Aleluya.
2ª Lectura: 1 Corintios
12,3-1
Hemos sido bautizados
en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo.
EVANGELIO DEL DÍA
Juan 20,19-23
“Al anochecer de aquel día, el día primero de la
semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo
a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: “Paz a
vosotros”. Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los
discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: “Paz a
vosotros. Como el Padre me ha enviado, así os envío yo”. Y, dicho esto, exhaló
su aliento sobre ellos y les dijo: ”Recibid el Espíritu Santo: a quienes les
perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quiénes se los retengáis, les
quedan retenidos”.
Versión para América
Latina, extraída de la Biblia del Pueblo de Dios.
“Al anochecer del día de la resurrección, estando
cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a
los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con
ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos
vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté
con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”. Después de
decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo. A los que
les perdonen los pecados, les quedarán perdonados, y a los que no se los
perdonen, les quedarán sin perdonar”.
REFLEXIÓN
El Espíritu Santo es como el Soplo de Dios. En hebreo Ruah
significa a la vez espíritu y soplo o viento; también en griego: Pneuma. Parece
que el soplo, el aliento, el viento es algo más espiritual, porque no se ve,
pero se siente su vitalidad y su fuerza. Hay realidades que están más allá o
más adentro de nuestra perspectiva. El mismo Jesús compara el Espíritu a lo que
sucede con el viento: “El viento sopla donde quiere y oyes su voz, pero no
sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu, le
dice Jesús a Nicodemo. No vemos el Espíritu, pero oímos su voz. No sabemos
definir bien el Espíritu, pero experimentamos su dinamismo creador,
vivificante. Nos resulta imposible explicar, siquiera analógicamente, el origen
y la misma identidad del Espíritu, pero sentimos su presencia y palpamos la
multiplicidad de sus actuaciones y sus efectos. Por eso las mejores
definiciones del Espíritu son descriptivas o simbólicas.
Pero este Aliento actúa desde dentro, oxigenando nuestras
neuronas, vitalizando nuestras células, como la savia de todo el organismo. No
es una fuerza externa que nos obligue y nos conduzca. Es un dinamismo íntimo
que nos hace ser y crecer.
El aliento que Jesús transmite a los suyos es el mismo
Espíritu en persona: Recibid el Espíritu Santo. No reciben solamente una
iluminación, una consolación, una fuerza, un don, reciben todo el Espíritu
Santo, la fuente de todas las gracias y el tesoro que encierra todos los dones.
No reciben una parte del Espíritu, sino todo el Espíritu.
La misión del Espíritu es llenarnos de la Vida de Jesús,
asemejarnos a Cristo en todo. Él nos habla de Cristo. Él va pintando en
nosotros la imagen de Cristo. Él nos recrea con la misma “genética” de Cristo.
Donde hay Espíritu no hay miedo. Cuando llega el Espíritu se abren
las puertas cerradas, se habla claro y bonito, se dicen las verdades delante de
todos los públicos. Eso sí, con respeto y con misericordia, sin amenazas ni
insultos.
Donde hay Espíritu hay libertad. El Espíritu está reñido con
la esclavitud, sea interior –todo lo que te ata-, sea exterior, por
condicionamientos de cualquier tipo. El que tiene el Espíritu respeta, pero no
se doblega ante nada ni ante nadie; no adora a los poderosos o a los líderes o
a los sabios o al dinero o al ambiente cultural y social… Sólo adora a Dios.
Donde hay Espíritu hay fortaleza y paciencia. Se asume la
persecución, la cárcel, los azotes. El Espíritu conforta y consuela en la
lucha, en la enfermedad, en la humillación. El Espíritu es el que unge a los
mártires y a cuantos sufren por la fe y por el amor.
Donde hay Espíritu hay generosidad. El Espíritu es Don y
capacidad de donar. El Espíritu no es posesivo, sino comunicativo. Nada
retiene, libre como el aire. Comparte cuanto es y cuanto tiene. Y siempre desde
la gratuidad, no es interesado, es gracia.
Donde hay Espíritu hay amor. Claro, el Espíritu se define
como el Amor de Dios personalizado. Amor de Dios derramado en nuestros
corazones. En el fondo, cuando hablamos de energía, de fortaleza, de libertad,
de generosidad, estamos hablando de resplandores de una misma realidad, que es
el amor. Desde el amor nos hacemos libres, valientes, pacientes, generosos,
entregados. Desde el Espíritu podemos amar como nos amó Jesucristo.
ENTRA EN TU INTERIOR
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU
Ven Espíritu Santo.
Despierta nuestra fe débil, pequeña y vacilante. Enséñanos a
vivir confiando en el amor insondable de Dios nuestro Padre a todos sus hijos e
hijas, estén dentro o fuera de tu Iglesia. Si se apaga esta fe en nuestros
corazones, pronto morirá también en nuestras comunidades e iglesias.
Ven Espíritu Santo.
Haz que Jesús ocupe el centro de tu Iglesia. Que nada ni
nadie lo suplante ni oscurezca. No vivas entre nosotros sin atraernos hacia su
Evangelio y sin convertirnos a su seguimiento. Que no huyamos de su Palabra, ni
nos desviemos de su mandato del amor. Que no se pierda en el mundo su memoria.
Ven Espíritu Santo.
Abre nuestros oídos para escuchar tus llamadas, las que nos
llegan hoy, desde los interrogantes, sufrimientos, conflictos y contradicciones
de los hombres y mujeres de nuestros días. Haznos vivir abiertos a tu poder
para engendrar la fe nueva que necesita esta sociedad nueva. Que, en tu
Iglesia, vivamos más atentos a lo que nace que a lo que muere, con el corazón
sostenido por la esperanza y no minado por la nostalgia.
Ven Espíritu Santo.
Purifica el corazón de tu Iglesia. Pon verdad entre nosotros.
Enséñanos a reconocer nuestros pecados y limitaciones. Recuérdanos que somos
como todos: frágiles, mediocres y pecadores. Libéranos de nuestra arrogancia y
falsa seguridad. Haz que aprendamos a caminar entre los hombres con más verdad
y humildad.
Ven Espíritu Santo.
Enséñanos a mirar de manera nueva la vida, el mundo y, sobre
todo, a las personas. Que aprendamos a mirar como Jesús miraba a los que
sufren, los que lloran, los que caen, los que viven solos y olvidados. Si
cambia nuestra mirada, cambiará también el corazón y el rostro de tu Iglesia.
Los discípulos de Jesús irradiaremos mejor su cercanía, su comprensión y
solidaridad hacia los más necesitados. Nos pareceremos más a nuestro Maestro y
Señor.
Ven Espíritu Santo.
Haz de nosotros una Iglesia de puertas abiertas, corazón
compasivo y esperanza contagiosa. Que nada ni nadie nos distraiga o desvíe del
proyecto de Jesús: hacer un mundo más justo y digno, más amable y dichoso,
abriendo caminos al reino de Dios.
José Antonio Pagola
ORA EN TU INTERIOR CON LOS SIETE DONES DEL
ESPÍRITU.
Sabemos muy
bien que todo lo que somos ha sido un don de Dios y, por eso, nos queremos dirigir
a él con las manos totalmente vacías para acoger sus dones, los dones del
Espíritu Santo.
DON DE LA SABIDURÍA: Sabemos que Dios nos ha dado una
nueva identidad, nos ha marcado con su Espíritu; por eso pedimos la fuerza
necesaria para ser capaces de vivir sin temor la libertad que supone el hecho
de ser bautizados.
También queremos ofrecer nuestra capacidad de ir a fondo para
descubrir la profundidad de este misterio, para conocer, madurar y saborear,
cada vez más, nuestra fe.
DON DE ENTENDIMIENTO: Entendemos que Dios nos acoge
siempre, para lo que pase; y por eso pedimos que en la comunidad nos acojamos
también con la misma incondicionalidad.
Queremos ofrecer nuestra espontaneidad y apertura para
afrontar cualquier situación.
DON DE CONSEJO: No tenemos demasiadas cosas, pero sí
un camino que recorrer, por eso pedimos no ir solos en este camino.
frecemos la voluntad de aprovechar cada etapa de nuestro
crecimiento y maduración en la fe, conscientes de que, en cada momento, Dios
nos sale al encuentro.
DON DE FORTALEZA: También queremos llegar muy arriba; y
por eso pedimos el apoyo y la ayuda de Dios y de los hermanos, fuertemente
unidos y parando los golpes que nos pueda traer la vida.
DON DE PIEDAD: También queremos pedir que la
comunidad nos ayude a vivir una espiritualidad firme y sólida, a fin de
escuchar la voz de Dios y poder responder a ella.
Ofrecemos nuestra necesidad de interiorización, oración y
recogimiento, para experimentar silencios llenos en lugar de palabras vacías.
DON DE CIENCIA: Queremos pedir también un esfuerzo
conjunto para intentar adaptarnos a los signos de los tiempos, para dar
respuesta a las necesidades de hoy, fundamentalmente en las verdades de
siempre.
DON DE FIDELIDAD A DIOS: La mano de Dios la encontramos en
los testimonios de la comunidad por esto pedimos que los cristianos seamos
siempre un ejemplo a seguir para todos. Ofrecemos nuestro compromiso y nuestra
fidelidad a Dios intentando siempre, dar una respuesta de fe.
Expliquemos el
Evangelio a los niños.
Imágenes de Patxi
Velasco FANO
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