- ¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo.
Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.
28 DE ENERO
IV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (B)
Primera Lectura: Deuteronomio 18,15-20
Les daré un profeta y pondré mis palabras en su boca.
Salmo 94
Señor, que no seamos sordos a tu voz.
Segunda Lectura: 1 Corintios 7,32-35
La mujer soltera se preocupa de las cosas del Señor
EVANGELIO DEL DÍA
Marcos 1,21-28
"En aquel tiempo,
Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue
a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no
enseñaba como los escribas, sino con autoridad.
Estaba precisamente en la
sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar:
- ¿Qué quieres de nosotros,
Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de
¨Dios.
Jesús lo increpó:
-Cállate y sal de él.
El espíritu inmundo lo
retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron
estupefactos:
- ¿Qué es esto? Este
enseñar con autoridad es nuevo.
Hasta a los espíritus
inmundos les manda y le obedecen.
Su fama se extendió en
seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea".
Versión para América Latina, extraída de la Biblia del
Pueblo de Dios.
“Entraron en Cafarnaún, y
cuando llegó el sábado, Jesús fue a la sinagoga y comenzó a enseñar.
Todos estaban asombrados de
su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los
escribas.
Y había en la sinagoga un
hombre poseído de un espíritu impuro, que comenzó a gritar:
"¿Qué quieres de
nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién
eres: el Santo de Dios".
Pero Jesús lo increpó,
diciendo: "Cállate y sal de este hombre".
El espíritu impuro lo
sacudió violentamente y, dando un gran alarido, salió de ese hombre.
Todos quedaron asombrados y
se preguntaban unos a otros: "¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva,
llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y estos le
obedecen!".
Y su fama se extendió
rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea.”
REFLEXIÓN
Recuerdo el tiempo, en el que
la mayor parte de las gentes llevábamos los mismos horarios de trabajo, de
colegio, de tiempo libre; a cualquier hora podíamos encontrarnos en la calle o
en los lugares preparados para ello, como parques y plazas. Este tiempo es
complicado, es complicado incluso encontrar un día y una hora para poder
juntarnos y hacer una reunión, o quedar para celebrar un cumpleaños o para
realizar una convivencia. Cada cual llevamos nuestro ritmo y nuestras rutinas,
y somos pobres, muy pobres, al no poder disponer de tiempo para la familia y
los amigos.
¿Qué está pasando? ¿A quién le
interesa que esto funcione así? ¿Alguien sale beneficiado de este ritmo de
vida? ¿Somos conscientes de lo que perdemos y de lo que ganamos viviendo de
esta manera? ¿Y de lo que pierden o ganan los que están a nuestro alrededor?
Son importantes los
encuentros, y a Jesús le gustan los encuentros. Nos encontramos hoy en la
sinagoga de Cafarnaúm. Y hoy ocurrirá algo grande. La emoción será
extraordinaria.
En la sinagoga Jesús enseña y
actúa. En seguida los que escuchan quedan sorprendidos por la manera de
enseñar. Llega más y mejor a las personas y lo que dice es convincente. El
mensaje de Jesús es nuevo, fresco, llega al corazón. La monotonía y el aburrimiento
no existen para él. Habla, se hace escuchar, convence y emociona. su pedagogía
no es la de los maestros de la Ley. Además, habla con autoridad. ¡Qué maestro!
Todos están atentos. Las
palabras de Jesús llegan al corazón de los oyentes. ¡Son palabras auténticas!
No son palabras vacías. Son coherentes con su vida; su mensaje va acompañado
por su testimonio y por los hechos. La autoridad de Jesús hace crecer la ilusión
en el corazón de aquellos que le escuchan. No quiere dominar, no los carga con
leyes. viene a dar vida. Anima a las personas. Los quiere librar de lastres
inútiles.
La autoridad de Jesús es
provocativa. El mal y el espíritu del mal no pueden resistir la palabra
salvadora del Maestro. Y la reacción negativa no se hace esperar. El espíritu
del mal no puede contenerse ante una claridad tan luminosa. La tiniebla rechaza
la luz. Por eso el poseído estalla con violencia: "¿Qué quieres de
nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros?". Aquí vemos
el poder de Jesús. Él ha venido a destruir el mal y a liberar a las personas.
¡Qué emoción había en la sinagoga! Pero Jesús no tiembla. Su autoridad
destructora del mal se hace más manifiesta y enérgica: "Cállate y sal de
él". Son unos momentos de fuerte tensión. La comunidad aguanta la
respiración. Profunda emoción y silencio absoluto. ¿Qué sucederá? La fuerza de
Jesús y su autoridad liberan a aquel pobre hombre atrapado por el espíritu del
mal. Y, en medio de aquella situación tan tensa el mal de aquel hombre sale con
violencia y gritando.
De nuevo el pueblo proclama
que Jesús enseña con autoridad una doctrina nueva. ¡Esto es fascinante! Los
espíritus malos no pueden resistir su autoridad y su magisterio. Él transforma
a las personas y las libera.
Dejémonos penetrar por la
Palabra de Dios y por la alegría de creer en Jesús. Esta fuerza de Jesús en
nuestra vida ha de ser capaz de transformarnos para poder comunicar de palabra
y con hechos nuestra profunda convicción cristiana.
Seguro que en todas las casas
de Cafarnaúm los hechos de aquel sábado son objeto de comentario. Y todos se
explican los detalles. Al ser sábado no pueden salir de casa e ir al encuentro
de Jesús, ya que la distancia que se puede caminar es limitada en día festivo
hasta la puesta del sol. El evangelio de hoy ni agota la jornada de Jesús.
Seguirá el próximo domingo con el almuerzo en casa de Pedro y la curación de su
suegra y después, al anochecer, todos saldrán de casa e irán al encuentro de
Jesús. Así lo comentaremos dentro de una semana.
ENTRA
EN TU INTERIOR
UN
ENSEÑAR NUEVO
El episodio es sorprendente y
sobrecogedor. Todo ocurre en la «sinagoga», el lugar donde se enseña
oficialmente la Ley, tal como es interpretada por los maestros autorizados.
Sucede en «sábado», el día en que los judíos observantes se reúnen para escuchar
el comentario de sus dirigentes. Es en este marco donde Jesús comienza por vez
primera a «enseñar».
Nada se dice del contenido de
sus palabras. No es eso lo que aquí interesa, sino el impacto que produce su
intervención. Jesús provoca asombro y admiración. La gente capta en él algo
especial que no encuentra en sus maestros religiosos: Jesús «no enseña como los
escribas, sino con autoridad».
Los letrados enseñan en nombre
de la institución. Se atienen a las tradiciones. Citan una y otra vez a
maestros ilustres del pasado. Su autoridad proviene de su función de
interpretar oficialmente la Ley. La autoridad de Jesús es diferente. No viene
de la institución. No se basa en la tradición. Tiene otra fuente. Está lleno
del Espíritu vivificador de Dios.
Lo van a poder comprobar
enseguida. De forma inesperada, un poseído interrumpe a gritos su enseñanza. No
la puede soportar. Está aterrorizado: «¿Has venido a acabar con nosotros?»
Aquel hombre se sentía bien al escuchar la enseñanza de los escribas. ¿Por qué
se siente ahora amenazado?
Jesús no viene a destruir a
nadie. Precisamente su «autoridad» está en dar vida a las personas. Su
enseñanza humaniza y libera de esclavitudes. Sus palabras invitan a confiar en
Dios. Su mensaje es la mejor noticia que puede escuchar aquel hombre atormentado
interiormente. Cuando Jesús lo cura, la gente exclama: «este enseñar con
autoridad es nuevo».
Los sondeos indican que la
palabra de la Iglesia está perdiendo autoridad y credibilidad. No basta hablar
de manera autoritaria para anunciar la Buena Noticia de Dios. No es suficiente
transmitir correctamente la tradición para abrir los corazones a la alegría de
la fe. Lo que necesitamos urgentemente es un «enseñar nuevo».
No somos «escribas», sino
discípulos de Jesús. Hemos de comunicar su mensaje, no nuestras tradiciones.
Hemos de enseñar curando la vida, no adoctrinando las mentes. Hemos de anunciar
su Espíritu, no nuestras teologías.
José Antonio Pagola
ORA
EN TU INTERIOR
En la celebración eucarística,
seguro que nos sentiremos también impresionados y conmovidos por la palabra y
la acción de Jesús. Él, también hoy, como siempre, nos preside y se hace
presente en la eucaristía. Deseémoslo con ardor y abrámosle nuestro corazón y,
entusiasmados, sigamos la fiesta con la profesión de nuestra fe, diciéndole que
queremos amarlo y seguirlo siempre.
ORACIÓN
Te rogamos, Señor, que,
alimentados con el don de nuestra redención, este auxilio de salvación eterna
afiance siempre nuestra fe en la verdad.
Expliquemos el Evangelio a los niños.
Imágenes de Patxi Velasco (FANO)
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