domingo, 21 de enero de 2024

28 DE ENERO: IV DOMINGO ORDINARIO (B)

 


- ¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo.

Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.

28 DE ENERO

IV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (B)

Primera Lectura: Deuteronomio 18,15-20

Les daré un profeta y pondré mis palabras en su boca.

Salmo 94

Señor, que no seamos sordos a tu voz.

Segunda Lectura: 1 Corintios 7,32-35

La mujer soltera se preocupa de las cosas del Señor

EVANGELIO DEL DÍA

Marcos 1,21-28

"En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad.

Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar:

- ¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de ¨Dios.

Jesús lo increpó:

-Cállate y sal de él.

El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos:

- ¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo.

Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.

Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea".

Versión para América Latina, extraída de la Biblia del Pueblo de Dios.

“Entraron en Cafarnaún, y cuando llegó el sábado, Jesús fue a la sinagoga y comenzó a enseñar.

Todos estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.

Y había en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro, que comenzó a gritar:

"¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios".

Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre".

El espíritu impuro lo sacudió violentamente y, dando un gran alarido, salió de ese hombre.

Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros: "¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y estos le obedecen!".

Y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea.”

REFLEXIÓN

Recuerdo el tiempo, en el que la mayor parte de las gentes llevábamos los mismos horarios de trabajo, de colegio, de tiempo libre; a cualquier hora podíamos encontrarnos en la calle o en los lugares preparados para ello, como parques y plazas. Este tiempo es complicado, es complicado incluso encontrar un día y una hora para poder juntarnos y hacer una reunión, o quedar para celebrar un cumpleaños o para realizar una convivencia. Cada cual llevamos nuestro ritmo y nuestras rutinas, y somos pobres, muy pobres, al no poder disponer de tiempo para la familia y los amigos.

¿Qué está pasando? ¿A quién le interesa que esto funcione así? ¿Alguien sale beneficiado de este ritmo de vida? ¿Somos conscientes de lo que perdemos y de lo que ganamos viviendo de esta manera? ¿Y de lo que pierden o ganan los que están a nuestro alrededor?

Son importantes los encuentros, y a Jesús le gustan los encuentros. Nos encontramos hoy en la sinagoga de Cafarnaúm. Y hoy ocurrirá algo grande. La emoción será extraordinaria.

En la sinagoga Jesús enseña y actúa. En seguida los que escuchan quedan sorprendidos por la manera de enseñar. Llega más y mejor a las personas y lo que dice es convincente. El mensaje de Jesús es nuevo, fresco, llega al corazón. La monotonía y el aburrimiento no existen para él. Habla, se hace escuchar, convence y emociona. su pedagogía no es la de los maestros de la Ley. Además, habla con autoridad. ¡Qué maestro!

Todos están atentos. Las palabras de Jesús llegan al corazón de los oyentes. ¡Son palabras auténticas! No son palabras vacías. Son coherentes con su vida; su mensaje va acompañado por su testimonio y por los hechos. La autoridad de Jesús hace crecer la ilusión en el corazón de aquellos que le escuchan. No quiere dominar, no los carga con leyes. viene a dar vida. Anima a las personas. Los quiere librar de lastres inútiles.

La autoridad de Jesús es provocativa. El mal y el espíritu del mal no pueden resistir la palabra salvadora del Maestro. Y la reacción negativa no se hace esperar. El espíritu del mal no puede contenerse ante una claridad tan luminosa. La tiniebla rechaza la luz. Por eso el poseído estalla con violencia: "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros?". Aquí vemos el poder de Jesús. Él ha venido a destruir el mal y a liberar a las personas. ¡Qué emoción había en la sinagoga! Pero Jesús no tiembla. Su autoridad destructora del mal se hace más manifiesta y enérgica: "Cállate y sal de él". Son unos momentos de fuerte tensión. La comunidad aguanta la respiración. Profunda emoción y silencio absoluto. ¿Qué sucederá? La fuerza de Jesús y su autoridad liberan a aquel pobre hombre atrapado por el espíritu del mal. Y, en medio de aquella situación tan tensa el mal de aquel hombre sale con violencia y gritando.

De nuevo el pueblo proclama que Jesús enseña con autoridad una doctrina nueva. ¡Esto es fascinante! Los espíritus malos no pueden resistir su autoridad y su magisterio. Él transforma a las personas y las libera.

Dejémonos penetrar por la Palabra de Dios y por la alegría de creer en Jesús. Esta fuerza de Jesús en nuestra vida ha de ser capaz de transformarnos para poder comunicar de palabra y con hechos nuestra profunda convicción cristiana.

Seguro que en todas las casas de Cafarnaúm los hechos de aquel sábado son objeto de comentario. Y todos se explican los detalles. Al ser sábado no pueden salir de casa e ir al encuentro de Jesús, ya que la distancia que se puede caminar es limitada en día festivo hasta la puesta del sol. El evangelio de hoy ni agota la jornada de Jesús. Seguirá el próximo domingo con el almuerzo en casa de Pedro y la curación de su suegra y después, al anochecer, todos saldrán de casa e irán al encuentro de Jesús. Así lo comentaremos dentro de una semana.



ENTRA EN TU INTERIOR

UN ENSEÑAR NUEVO

El episodio es sorprendente y sobrecogedor. Todo ocurre en la «sinagoga», el lugar donde se enseña oficialmente la Ley, tal como es interpretada por los maestros autorizados. Sucede en «sábado», el día en que los judíos observantes se reúnen para escuchar el comentario de sus dirigentes. Es en este marco donde Jesús comienza por vez primera a «enseñar».

Nada se dice del contenido de sus palabras. No es eso lo que aquí interesa, sino el impacto que produce su intervención. Jesús provoca asombro y admiración. La gente capta en él algo especial que no encuentra en sus maestros religiosos: Jesús «no enseña como los escribas, sino con autoridad».

Los letrados enseñan en nombre de la institución. Se atienen a las tradiciones. Citan una y otra vez a maestros ilustres del pasado. Su autoridad proviene de su función de interpretar oficialmente la Ley. La autoridad de Jesús es diferente. No viene de la institución. No se basa en la tradición. Tiene otra fuente. Está lleno del Espíritu vivificador de Dios.

Lo van a poder comprobar enseguida. De forma inesperada, un poseído interrumpe a gritos su enseñanza. No la puede soportar. Está aterrorizado: «¿Has venido a acabar con nosotros?» Aquel hombre se sentía bien al escuchar la enseñanza de los escribas. ¿Por qué se siente ahora amenazado?

Jesús no viene a destruir a nadie. Precisamente su «autoridad» está en dar vida a las personas. Su enseñanza humaniza y libera de esclavitudes. Sus palabras invitan a confiar en Dios. Su mensaje es la mejor noticia que puede escuchar aquel hombre atormentado interiormente. Cuando Jesús lo cura, la gente exclama: «este enseñar con autoridad es nuevo».

Los sondeos indican que la palabra de la Iglesia está perdiendo autoridad y credibilidad. No basta hablar de manera autoritaria para anunciar la Buena Noticia de Dios. No es suficiente transmitir correctamente la tradición para abrir los corazones a la alegría de la fe. Lo que necesitamos urgentemente es un «enseñar nuevo».

No somos «escribas», sino discípulos de Jesús. Hemos de comunicar su mensaje, no nuestras tradiciones. Hemos de enseñar curando la vida, no adoctrinando las mentes. Hemos de anunciar su Espíritu, no nuestras teologías.

José Antonio Pagola

ORA EN TU INTERIOR

En la celebración eucarística, seguro que nos sentiremos también impresionados y conmovidos por la palabra y la acción de Jesús. Él, también hoy, como siempre, nos preside y se hace presente en la eucaristía. Deseémoslo con ardor y abrámosle nuestro corazón y, entusiasmados, sigamos la fiesta con la profesión de nuestra fe, diciéndole que queremos amarlo y seguirlo siempre.

ORACIÓN

Te rogamos, Señor, que, alimentados con el don de nuestra redención, este auxilio de salvación eterna afiance siempre nuestra fe en la verdad.

Expliquemos el Evangelio a los niños.

Imágenes de Patxi Velasco (FANO)


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