miércoles, 11 de julio de 2018

15 DE JULIO: XV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (B)



“En aquel tiempo, llamó Jesús a los doce y los fue enviando de dos en dos, 

dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos.”

15 DE JULIO

XV DOMINGO ORDINARIO (CICLO B)

1ª Lectura: Amós 7,12-15

Ve y profetiza a mi pueblo.

Salmo 84: “Muéstranos, Señor tu misericordia y danos tu salvación”.

2ª Lectura: Efesios 1,3-14

Nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo.

PALABRA DEL DÍA

Marcos 6,7-13

“En aquel tiempo, llamó Jesús a los doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y añadió: -Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa. Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban”.

Versión para América Latina, extraída de la Biblia del Pueblo de Dios.

“Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros.
Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero;
que fueran calzados con sandalias, y que no tuvieran dos túnicas.
Les dijo: "Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir.
Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos".
Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión;
expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.”

REFLEXIÓN

      El evangelio de hoy tiene relación con Marcos 3,14. Jesús instituye en primer lugar el grupo de los Doce con un determinado fin (estar con Él, enviarlos a predicar y expulsar demonios) y en un segundo momento se produce el envío propiamente dicho. Su misión va a tener éxito, puesto que el final del texto refiere que, en efecto, los discípulos enseñan, sanan y liberan. Ahora bien, ¿por qué este éxito? Vamos a dirigir nuestra mirada hacia las instrucciones. Jesús les dice que tomen únicamente un bastón y sandalias, e insiste en lo que no van a necesitar. Esto no puede sino sorprender, ya que, cuando se prepara un viaje, lo primero en lo que se piensa es en lo que hay que coger. Es una manera de decir que lo verdaderamente necesario ya lo tienen: haber sido elegidos y enviados por Jesús, y haber recibido (y gratis) su misma autoridad y poder sobre el mal y el sufrimiento. El resto de las cosas son secundarias.

      Mirad, la tentación de cualquier creyente no es tanto el ateísmo o la indiferencia ante lo religioso, como la de hacerse un dios a su medida, a la medida de sus gustos y comodidades. La tentación de cualquier religión no es desaparecer sino caer atrapada en las redes del poder, en los criterios de normalidad cultural, del pensamiento imperante, el ser manejada.

    Dios despierta, por medio de su Espíritu, vocaciones, carismas y servicios. Eso que, habitualmente, llamamos pasión por algo. La vocación de profeta, como todas, podía ser una salida profesional retribuida, o podía ser una vida dura que, por la oposición de algunos, exigía vivir con esfuerzo.

      Si el profeta era fiel a Dios, una parte reaccionaba con ira. Si decía lo que halagaba los oídos, se notaba demasiado su cobardía, era despreciado. ¿Quién querrá asumir una tarea así?

      Amós, en medio de la sencillez de su vida: “…soy pastor y cultivador de higos”, siente y escucha la llamada de Dios. Como Jeremías, como otros, no se había planteado esa posibilidad, pero recibe la invitación y responde que sí. Desde entonces su vida es otra. Apasionante y comprometida. Intensa: “El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo Israel”.

       Tener vocación es escuchar en lo más profundo de tu interior, donde la propia personalidad se entiende como distinta, la invitación pronunciada con un: ¡Ve! Una expresión entre seductora y exigente. Algo que se intuye como prometedor y desafiante reto, atractivo e inquietante, pero sin lo que ya no se entiende la propia vida. Los que hemos experimentado esta llamada, y con tremendo miedo, hemos dicho como Samuel: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”. Lo sabemos, como muchos de vosotros.

      Porque, es sentir que algo merece la pena, no porque hay una recompensa económica detrás, no porque sea fácil su ejecución, sino porque la propuesta es interesante, engancha, es una propuesta que ya ejerce la misma presión que un caramelo en un niño. Hermana, hermano, nuestra comunidad, en cada Eucaristía que celebramos nos transmite esa misma invitación: ¡Id!

        Pero, mira, no vas de vacaciones, no prepares nada, sólo déjate preparar por Dios, ve libre, sin ataduras, confiando en la hospitalidad y en el corazón grande y solidario de las gentes que te encuentres en tu camino. Deja todos los “por si acaso”. Eres peregrino, y el peregrino mete en su mochila lo imprescindible, lo demás va a dificultar su camino.

     Son muchas las cosas que pueden atarnos, muchos los señuelos que nos pondrán en el camino, pero la llamada que Jesús nos dirige tiene las mismas connotaciones que las dirigidas a Amós, Pablo, Pedro y tantos, a lo largo de la historia. Nos quiere libres, así Pablo se lo manifiesta a los cristianos de Galacia: “Para que seáis libres, os liberó Cristo, vosotros estáis llamados a la libertad…”

ENTRA Y ORA EN TU INTERIOR

PARA UN EXAMEN COLECTIVO

Jesús no envía a sus discípulos de cualquier manera. Para colaborar en su proyecto del reino de Dios y prolongar su misión es necesario cuidar un estilo de vida. Si no es así, podrán hacer muchas cosas, pero no introducirán en el mundo su espíritu. Marcos nos recuerda algunas recomendaciones de Jesús. Destacamos algunas.

En primer lugar, ¿quiénes son ellos para actuar en nombre de Jesús? ¿cuál es su autoridad? Según Marcos, al enviarlos, Jesús «les da autoridad sobre los espíritus inmundos». No les da poder sobre las personas que irán encontrando en su camino. Tampoco él ha utilizado su poder para gobernar sino para curar.

Como siempre, Jesús está pensando en un mundo más sano, liberado de las fuerzas malignas que esclavizan y deshumanizan al ser humano. Sus discípulos introducirán entre las gentes su fuerza sanadora. Se abrirán paso en la sociedad, no utilizando un poder sobre las personas, sino humanizando la vida, aliviando el sufrimiento de las gentes, haciendo crecer la libertad y la fraternidad.

Llevarán sólo «bastón» y «sandalias». Jesús los imagina como caminantes. Nunca instalados. Siempre de camino. No atados a nada ni a nadie. Sólo con lo imprescindible. Con esa agilidad que tenía Jesús para hacerse presente allí donde alguien lo necesitaba. El báculo de Jesús no es para mandar, sino para caminar.

No llevarán «ni pan, ni alforja, ni dinero». No han de vivir obsesionados por su propia seguridad. Llevan consigo algo más importante: el Espíritu de Jesús, su Palabra y su Autoridad para humanizar la vida de las gentes. Curiosamente, Jesús no está pensando en lo que han de llevar para ser eficaces, sino en lo que no han de llevar. No sea que un día se olviden de los pobres y vivan encerrados en su propio bienestar.

Tampoco llevarán «túnica de repuesto». Vestirán con la sencillez de los pobres. No llevarán vestiduras sagradas como los sacerdotes del Templo. Tampoco vestirán como el Bautista en la soledad del desierto. Serán profetas en medio de la gente. Su vida será signo de la cercanía de Dios a todos, sobre todo, a los más necesitados.

¿Nos atreveremos algún día a hacer en el seno de la Iglesia un examen colectivo para dejarnos iluminar por Jesús y ver cómo nos hemos ido alejando sin darnos casi cuenta de su espíritu?

José Antonio Pagola

ORA EN TU INTERIOR

           La tentación, de utilizar a Dios como escudo para nuestros inconvenientes, es grande. Eso nos lleva a deformar su imagen de Padre y hacerla parecer a lo que deseamos. Pero en el Dios cristiano hay una palabra clave, confianza, confiar en un Dios que es Padre, que es Hijo, que es Espíritu, que es Comunidad y Familia que son dos de los grandes dones que nos regala.

            Hermana, hermano, es muy fácil ser religioso al estilo de lo que cada uno quiere. Es muy fácil construirse ídolos, falsos dioses que nos encantan porque responden a nuestros gustos, cómodo y facilón. La fe religiosa siempre necesita preguntarse sobre sí misma, ser sincera, crítica, honesta, adulta y madura. Eso requiere un proceso y la ayuda de la comunidad en la que siempre hay profetas.

ORACIÓN FINAL

            ¡Qué mejor oración, que este himno cristológico de Pablo a la comunidad de Éfeso!.

            Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante Él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Expliquemos el Evangelio a los niños.

Imagen de Paxi Velasco FANO




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